Dar voz a las necesidades y las opiniones del medio rural: una conversación con Helene Papper

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Dar voz a las necesidades y las opiniones del medio rural: una conversación con Helene Papper

Tiempo estimado de lectura: 7 minutos
©FIDA/G.M.B. Akash

Está más claro que nunca: para hacer frente a las crisis mundiales, tenemos que involucrar a las comunidades que ponen en práctica las soluciones y, sobre todo, tenemos que escuchar sus voces e incluir sus conocimientos. Pero, ¿cómo conseguimos que se escuchen las voces de las zonas más remotas del mundo? ¿Cómo conseguimos el compromiso necesario para adoptar decisiones bien fundadas en todos los ámbitos, desde el sector privado hasta los inversores, pasando por los responsables políticos y los líderes mundiales?

El año pasado, el FIDA se ha asociado con Farm Radio International en el marco de una serie de programas radiofónicos con la intención de involucrar a las comunidades rurales en lo que respecta a las posibles soluciones de sus inquietudes concretas. Los resultados de la iniciativa se utilizaron en los debates mundiales en la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios.

En torno a 12 millones de personas, casi 8 millones en las zonas rurales, escucharon esos programas. Cerca de 7 000 mujeres, hombres y jóvenes agricultores de Burkina Faso, Ghana, la República Unida de Tanzanía y Uganda participaron en ellos a través de llamadas e interacciones, tanto por telefonía móvil como por la aplicación del programa, a fin de compartir sus opiniones sobre cómo crear sistemas alimentarios más saludables, sostenibles y equitativos.

Helene Papper, Directora de Comunicación Global e Incidencia Pública del FIDA, conoce bien el poder de la radio. Anteriormente trabajó en misiones de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz en Malí, el Sudán, Sudán del Sur y Haití, donde puso en marcha estaciones radiofónicas a nivel nacional para respaldar los procesos electorales y de establecimiento de la paz.

Le pedimos que nos diera más detalles sobre la importancia de esas conversaciones radiofónicas.

 

¿Por qué es importante escuchar la opinión de los habitantes de las zonas rurales remotas y, en especial, de las mujeres y los jóvenes?

Casi la mitad de la población mundial vive en las zonas rurales de los países en desarrollo. En conjunto, esos 3 400 millones de personas cuentan con la experiencia y los conocimientos necesarios para crear sistemas alimentarios sostenibles capaces de alimentar al mundo.

Si bien los habitantes del medio rural sufren en primera línea los efectos del cambio climático, carecen de los servicios, la infraestructura o, simplemente, la resiliencia económica para hacer frente a las perturbaciones.

Aun así, no se les suele tener en cuenta en el ámbito de la formulación de políticas. Para dar con soluciones que funcionen, en el debate debemos poner en valor los conocimientos que han adquirido con tanto esfuerzo, y basar las decisiones y medidas adoptadas en las necesidades e inquietudes de la población.

Las opiniones de las mujeres y los jóvenes se tienen aún menos en cuenta. A pesar de que las mujeres representan la mayor parte de la fuerza de trabajo agrícola, no participan en los procesos de adopción de decisiones.

El futuro de nuestros sistemas alimentarios depende de los jóvenes que residen en las zonas rurales y que conformarán la próxima generación de productores. Si los escuchamos, podremos entender la manera de brindarles un medio de vida decente y de lograr que los sistemas alimentarios sean sostenibles en el futuro.

Debemos escuchar las voces del campo para, posteriormente, actuar.

Según tu propia experiencia en la radio, ¿cómo se puede ayudar a las personas de las zonas rurales a transformar sus vidas a través de este medio de comunicación?

A veces se subestima la importancia de la radio, uno de los medios de comunicación más poderosos.  La radio permite llevar información de manera instantánea a los lugares más desprovistos del planeta, además de conectar a las comunidades rurales entre sí y con el resto del mundo.

La radio es, sobre todo, la voz de una persona de confianza. Esto lo percibí en Sudán del Sur, donde la población llamaba a la radio para avisar de tiroteos. Nosotros analizábamos esos avisos en busca de indicios de nuevos conflictos y nos desplazábamos al lugar a fin de evitar incidentes más graves.  No habríamos recibido esos avisos si la gente no confiara en la radio.

La radio sirve para informar a las personas, algo esencial durante la crisis de la COVID-19. Sin embargo, también es un medio bidireccional. Involucra en los debates a personas que, de otro modo, no serían escuchadas, como las mujeres que residen en zonas donde tienen prohibido hablar en público. En la radio, se protege su identidad y pueden hablar con libertad. Cuando se escucha a las personas, estas se sienten esperanzadas y representadas.

Este informe demuestra que los habitantes del medio rural tienen opiniones, necesidades y deseos a los que debemos prestar atención. Los encargados de formular políticas a veces caen en el cinismo cuando hablan de "escuchar a las personas"; sin embargo, si las cosas se hacen bien, y a gran escala, se consiguen datos contextuales y soluciones importantes que satisfacen las necesidades detectadas por los propios afectados.

En cuanto al informe “On-Air Dialogues: Listening to Rural People”, ¿qué te sorprendió más de las conclusiones?

Hubo una serie de constataciones que me parecieron destacables, aunque no necesariamente diría que resultaran sorprendentes.

En primer lugar, la inmensa mayoría de los encuestados creen que hay futuro en el sector agrícola para sus hijos. Solo uno de cada diez opinó que los jóvenes debían decantarse por otra ocupación. Sin embargo, más de un tercio dijo también que era necesario introducir una serie de cambios para que la próxima generación de agricultores pudiera prosperar. Esto contrasta con la opinión generalizada entre los encargados de formular las políticas de que las personas no ven futuro en el campo. El informe demuestra que los habitantes del medio rural quieren seguir dedicándose a la agricultura, pero los sistemas alimentarios deben cambiar para poder obtener unos ingresos que permitan ganarse la vida.

En segundo lugar, si bien el cambio climático afecta cada vez más a los productores en pequeña escala, pocos perciben la migración como algo deseable. En cambio, quieren aumentar su resiliencia.

En tercer lugar, la mayoría de los encuestados expresaron su inquietud por los efectos de los plaguicidas y los fertilizantes químicos en la salubridad e inocuidad de los alimentos. 

En cuarto lugar, los participantes dejaron claro que querían poder acceder a préstamos y servicios de crédito, a información sobre las mejores prácticas agrícolas y a mejores insumos. Esas peticiones concretas están intrínsecamente ligadas con el mandato del FIDA.

¿Cómo está respondiendo el FIDA a las necesidades e inquietudes de la población rural?

La labor del FIDA se sustenta en escuchar las opiniones de la población rural en cuanto a sus necesidades y anhelos para prosperar, así como en colaborar con los Gobiernos a fin de satisfacer esa demanda.

A través del Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala, canalizamos la financiación para el clima y el medio ambiente a favor de los pequeños productores y velamos porque estos participen de manera sustancial en los procesos de toma de decisiones.

También introducimos soluciones basadas en la naturaleza, que permiten prepararse frente al cambio climático y, al mismo tiempo, proteger la biodiversidad y la salud de las personas. En Laos, familiarizamos a los productores con el uso de microorganismos eficaces como sustitutos orgánicos y de bajo coste de los fertilizantes químicos.  

Asimismo, ayudamos a los jóvenes a encontrar empleos significativos y aprovechamos su entusiasmo y su buena disposición para introducir innovaciones. En Kenya, una serie de agroempresas dirigidas por jóvenes están aportando nuevas ideas a las empresas más antiguas, desde el desarrollo de nuevas combinaciones nutritivas de cereales hasta la introducción de máquinas expendedoras de leche seguras frente a la COVID-19.

Colaboramos con los Gobiernos y los productores para que los campesinos puedan acceder a mecanismos de préstamo y seguros a fin de lidiar con la crisis climática, además de contar con las aptitudes y los insumos necesarios para una agricultura sostenible. 

Estas solo son algunas de las formas en que el FIDA responde a las inquietudes expresadas en las conversaciones radiofónicas. El objetivo principal es seguir escuchando y confiando en que las poblaciones rurales saben qué necesitan.

¿Qué compromisos le gustaría al FIDA que contrajeran los dirigentes mundiales tras la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios?

Tras la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, el FIDA exhorta a los dirigentes mundiales a transformar los sistemas alimentarios para que sean más sostenibles y equitativos y a situar a los productores en pequeña escala en el centro de dicha transformación.

Esto requiere financiación y voluntad política para que las poblaciones rurales puedan acceder a los insumos, los mercados, los servicios financieros, la tecnología y la información necesarias para emprender negocios, adaptarse al cambio climático, proteger el medio ambiente y la biodiversidad y aumentar su resiliencia. Asimismo, implica desarrollar sistemas alimentarios más justos y equitativos, que faciliten medios de vida decentes.

La cumbre tuvo como objetivo acordar una serie de medidas específicas y cuantificables, que reciban la debida financiación. Es una oportunidad para crear las condiciones necesarias para que las poblaciones rurales prosperen.

Queremos que los dirigentes aprovechen el potencial de los bancos públicos de desarrollo, movilicen la financiación y mitiguen los riesgos de las inversiones privadas en el sector agrícola.

Exhortamos a los dirigentes a ayudar a las personas de las zonas rurales a adaptarse al cambio climático, y a aportar financiación verde e inversiones inclusivas a favor de los sistemas alimentarios.

Los sistemas alimentarios saludables y sostenibles son fundamentales para conseguir un mundo sin hambre ni pobreza, para la biodiversidad y para lograr un planeta saludable. Son esenciales para la resiliencia y la paz mundiales.

Las personas del medio rural ya nos han dicho qué debemos hacer, y seguiremos escuchándoles. Sin embargo, ahora es el momento de que los dirigentes mundiales escuchen y actúen.