Diseñar proyectos desde cero: Perspectivas y lecciones de Etiopía

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Diseñar proyectos desde cero: Perspectivas y lecciones de Etiopía

Tiempo estimado de lectura: 6 minutos
©UNICEF/UN0635792/Pouget

En lo referido a retos en la producción y la venta de alimentos, nadie sabe más que los propios agricultores. Esta es la razón por la que, a la hora de invertir en el desarrollo rural, resulta esencial colaborar con ellos y sus organizaciones y, así, tener conocimiento de cuáles son los problemas y el contexto desde el principio.

En el FIDA adoptamos un enfoque ascendente impulsado por las comunidades para diseñar los proyectos. Esto crea un sentido de apropiación tanto en el seno de las comunidades rurales como en los Gobiernos y les permite trabajar conjuntamente en pos de una meta común: asegurarse de contar con las intervenciones y los instrumentos adecuados para que el proyecto logre sus objetivos.  

Etiopía nos ofrece un ejemplo reciente de ello que pone de manifiesto la colaboración entre el Gobierno y las comunidades en el diseño de inversiones para fomentar la resiliencia. El proceso de consulta no solamente aportó ideas fundamentales al proyecto, sino también valiosas lecciones sobre cómo estos métodos de trabajo pueden aplicarse de manera productiva en el futuro.

Tener en cuenta la diversidad de opiniones en el diseño de los proyectos

En los últimos años, Etiopía ha tenido que hacer frente a numerosas perturbaciones internas y externas. Si bien la mayoría de las restricciones impuestas como consecuencia de la COVID-19 se han levantado, siguen enfrentándose muchos desafíos. El conflicto en el norte del país, sumado a inundaciones y sequías frecuentes y la plaga de langostas del desierto, están teniendo repercusiones sin precedentes en los medios de vida de los productores etíopes. Los sistemas agrícolas se han visto gravemente afectados, el número de personas desplazadas ronda los cuatro millones y la inflación se ha disparado. En este contexto, las inversiones del FIDA destinadas a fortalecer las cadenas de valor alimentarias a escala nacional y a ayudar a las personas pobres de las zonas rurales del país a aumentar su resiliencia son más importantes que nunca.

En agosto de 2021, el FIDA y el Gobierno de Etiopía empezaron a diseñar una nueva inversión con miras a incrementar la productividad y la producción alimentarias climáticamente inteligentes a través de la gestión integrada de los recursos naturales, la implantación de sistemas de riego en pequeña escala y la vinculación de los pequeños productores con los mercados para que puedan obtener medios de vida.

Empezamos celebrando consultas en varias regiones de Etiopía (Oromía; la Región de Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur, Amhara y Sidama) para conocer de primera mano y comprender mejor los retos a los que se enfrentan los productores en este complejo entorno. Los equipos regionales del Programa de Desarrollo Participativo del Riego en Pequeña Escala - Fase II (PASIDP-II), respaldado por el FIDA y actualmente en curso, desempeñaron un papel fundamental en este proceso. Colaboraron estrechamente con las autoridades locales para llegar a los grupos locales por conducto de representantes de los woreda y los kebele (equivalentes a las dependencias administrativas distritales y municipales, respectivamente). Su labor fue decisivos para lograr la diversidad de representación entre las partes interesadas de cada región, quienes aportaron valiosos conocimientos y experiencia.

Ello permitió dar voz a los productores —tanto a los que se habían beneficiado de programas anteriores financiados por el FIDA como aquellos que no habían sido beneficiarios, incluidos mujeres y jóvenes— y a expertos gubernamentales, cuyos conocimientos locales a menudo se pasan por alto.

Como dijo Eshetu Worku, Especialista Superior en Protección Ambiental en el Ministerio de Agricultura, “la participación de destacados expertos y beneficiarios nos permitió conocer la realidad sobre el terreno y resultó muy útil para tener idea de las oportunidades que nos brindaría el proyecto que iba a ejecutarse”.

Qué hicimos y aprendimos

Esta experiencia supuso una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de celebrar consultas eficaces y para extraer enseñanzas aplicables a futuros procesos de diseño en el FIDA.

Por conducto del equipo de diseño del proyecto integrado por miembros gubernamentales, impulsamos debates eficaces y eficientes al garantizar que los facilitadores contaran con los instrumentos y los métodos adecuados. El equipo, gracias a su vasta experiencia en el diseño de proyectos, recurrió a mecanismos estructurados (como la formulación de planes para el futuro, dinámicas para iniciar el diálogo y guías para debates por grupos temáticos) de incalculable valor para facilitar las conversaciones.

Sin embargo, para el resto de nuestros participantes, los facilitadores adoptaron un enfoque diferente. Los participantes procedían de entornos diversos y muchos no estaban familiarizados con el diseño del proyecto y su jerga. Los facilitadores contribuyeron a que se iniciaran debates al evitar contenido técnico, dividir a los participantes en grupos pequeños y utilizar idiomas locales como el amárico, el oromo, el sidamo y el gurage.

Asimismo, alentaron a los participantes a señalar ejemplos concretos de dificultades con las que topaban, enumerarlas por orden de prioridad y poner en común ideas para proponer soluciones, utilizando para ello un cuadro para establecer prioridades en el ámbito de las cadenas de valor, y su labor no se detuvo ahí: también involucraron a las personas que suelen estar menos representadas para garantizar que todas las opiniones se tuviesen en cuenta, en especial las de los productores y las mujeres. Una forma constructiva de hacerlo fue dar primero la palabra a las mujeres, sin interferencias de los expertos en la sala. Los equipos del programa PASIDP-II y el FIDA siguieron de cerca los debates en grupo para asegurarse de que se desarrollaban según lo previsto.

Con todo, hubo algunos inconvenientes. Aunque la representación y participación de jóvenes de ambos sexos había mejorado con respecto a intervenciones anteriores, no resultó óptima. A veces las consultas fueron tan intensas que no tuvimos ocasión de pedir a los participantes su opinión a lo largo del proceso. Esto nos habría ayudado a comprender mejor las dificultades que atravesaron a la hora de participar plenamente en los debates.

También podríamos haber fijado cuotas más estrictas para garantizar la representación, celebrado consultas en lugares más próximos a las comunidades y asegurarnos de que otros grupos vulnerables, como las personas con discapacidad y los Pueblos Indígenas, estuvieran mejor representados. Son aspectos que habrá que mejorar en futuras consultas.

Como observó Markos Mekonnen, asesor del Ministerio de Asuntos Sociales y de la Mujer de Etiopía y miembro del equipo de diseño del proyecto, “en el futuro, incluir a representantes del sector privado y a personas de grupos vulnerables, como las personas con discapacidad, nos ofrecerá un panorama completo de la realidad sobre el terreno”.

Por último, nuestro proceso de consulta se vio afectado en cierta medida por la difícil situación a la que se enfrenta Etiopía actualmente. El conflicto en curso provocó demoras en dicho proceso, y las sesiones de consulta en una región se aplazaron, por lo que adoptamos un enfoque por fases y empezamos nuestra labor en algunas regiones para pasar luego a otras.

No dejar a nadie atrás

El enfoque participativo del diseño de nuevos proyectos es sin duda más lento que el habitual. No vamos a mentir: lleva tiempo y requiere mucha paciencia para garantizar la inclusión.

A su vez, el diseño participativo atestigua el compromiso del FIDA de no dejar a nadie atrás.

Es difícil, aunque absolutamente esencial, redoblar los esfuerzos para que las opiniones de las personas más pobres y vulnerables se tengan en cuenta y lograr el pleno sentido de apropiación del proyecto.

De hecho, en Etiopía, el personal del FIDA, los oficiales gubernamentales y los participantes en las consultas lo consideraron un proceso enriquecedor y gratificante, y una vez que el proyecto se haya ejecutado, gozará del mismo grado de compromiso y sentido de apropiación tanto por parte de las comunidades como de los oficiales.

Obtenga más información sobre la labor del FIDA en Etiopía