En la zona rural de Montenegro, las mujeres se unen para compartir su éxito

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En la zona rural de Montenegro, las mujeres se unen para compartir su éxito

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“Antes trabajaba en una fábrica de queso, y fue bueno mientras duró”, dice Elvira Mulić, una productora de lácteos de 44 años de la localidad de Orahovac, en la región nororiental de Montenegro. “Pero ser propietaria de un negocio... eso sí que vale. Invertir en mejorar tus conocimientos y tu producción vale la pena”.

Es 15 de octubre, el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Elvira es una de las 13 mujeres que se han reunido en el municipio de Petnjica para una visita de estudio, bajo los auspicios del Proyecto para la Transformación y la Agrupación del Medio Rural (RCTP) financiado por el FIDA. Durante la visita, las mujeres han tenido la oportunidad de compartir sus experiencias y hablar de los desafíos que enfrentan como agricultoras; además, han podido asistir a clases sobre diversas técnicas de producción agrícola y técnicas empresariales y visitar una feria de productos y artesanías locales.

La región septentrional de Montenegro, de la que proceden Elvira y las demás, depende en gran medida de la agricultura, pero la productividad es baja y se ha visto cada vez más perjudicada por el cambio climático. A medida que la región va quedando a la zaga del cinturón meridional, que es más próspero, más y más jóvenes están emigrando para buscar empleo en otros lugares.

El Gobierno de Montenegro, en asociación con el FIDA, está llevando adelante el proyecto en la región para ayudar a los productores a aumentar su competitividad económica y su resiliencia ante los efectos del cambio climático. Mediante el proyecto se busca fomentar una producción de alta calidad que, además de preservar las condiciones prácticamente vírgenes del entorno natural, permita a los agricultores aumentar sus rendimientos.

A través de todas las iniciativas del proyecto, se busca empoderar a las mujeres de la región. En todas sus actividades, se integran enfoques de carácter transformador en materia de género, a fin de garantizar que las mujeres de las zonas rurales que participan en el proyecto puedan generar sus propios ingresos, reducir la carga de trabajo en sus hogares y tener voz y voto en las decisiones que se adoptan en sus familias y comunidades. Actualmente, unos 8 000 participantes del proyecto —un 38 % del total— son mujeres, lo que ha superado la meta inicial del 30 %.

Para Elvira, el proyecto llegó en un momento crucial. Gracias a él, en 2020, pudo construir su planta de producción de queso, abastecerse con materiales y ampliar su producción. “Ahora mi queso se consume en lugares fuera de nuestra región,” cuenta con orgullo.

De hecho, como la leche que producen sus cinco vacas ya no es suficiente para satisfacer la demanda, está planeando comprar leche a sus vecinos, lo que replicará los beneficios económicos y le permitirá ampliar aún más su negocio.

Si bien el esposo de Elvira y sus dos hijos también trabajan en el establecimiento, es ella quien inició el negocio familiar, y es ella quien toma las decisiones finales. “Compartimos el trabajo, pero en realidad, yo estoy un poco a cargo”, admite.

Mientras tanto, hace varios años que Sabaheta Novalić viene trabajando para mejorar la situación de los pequeños productores en su región de origen. En su caso, gracias al proyecto ha podido construir un estanque para su explotación agrícola, una necesidad cada vez más acuciante para los productores de la región, que se ha visto afectada por una creciente escasez de agua durante los meses de verano. Originaria de la localidad de Petnjica, esta productora de 51 años es ahora una persona de contacto sobre el terreno para el proyecto, y gracias a su amplia red local, puede vincular a los productores con el programa y brindar oportunidades de educación entre pares. Cree firmemente en la importancia de que los productores aúnen esfuerzos para resolver los problemas y alcanzar sus objetivos. También es una de las organizadoras de la feria agrícola.

“Con la llegada del proyecto a Petnjica, la gente ha comenzado a reunirse otra vez y hablar sobre sus necesidades y problemas comunes”, señala Sabaheta. “Cuando la gente ve que hay alguien para apoyarlos, se dan cuenta de que no están solos, y eso los motiva a continuar”.

Melida Adrović, otra participante, está de acuerdo. A diferencia de sus compañeras, esta mujer de 29 años regresó a Petnjica tras finalizar la universidad. Encontró empleo en el municipio y también cría terneros para la venta. Adquirió los primeros seis gracias a la ayuda del proyecto.

Melida cree que Petnjica ofrece un futuro brillante a los jóvenes; tan solo deben buscarlo y creer en él. Como productora más joven, está convencida de la importancia de invertir en los jóvenes de la localidad y empoderarlos, algo que menciona con frecuencia al hablar con otros participantes del proyecto.

Y al igual que Sabaheta, opina que trabajar y aprender juntos es esencial. Siente que las actividades dirigidas a las empresarias —como la visita de estudio en la que están participando, además de otras iniciativas, como las clases solo para mujeres— pueden ser útiles para fomentar la autoconfianza.

En una sociedad en que las mujeres siguen estando en situación de desventaja en diversos ámbitos, el Proyecto para la Transformación y la Agrupación del Medio Rural ha permitido a mujeres como Melida, Sabaheta y Elvira empoderarse desde el punto de vista económico y como integrantes de sus comunidades. Las tres están dispuestas a trabajar con otros, a aprender y enseñar, y a propiciar un clima económico próspero que beneficie a las mujeres y a los jóvenes. En palabras de Melida: “Debemos comunicarnos con franqueza, ayudarnos entre nosotros y compartir lo que sabemos para lograr que todos puedan mejorar”.

 

Obtenga más información sobre la labor del FIDA en Montenegro.