Estos tiempos extraordinarios exigen inversiones extraordinarias en desarrollo rural a largo plazo y soberanía alimentaria, dice un líder de la ONU en la antesala de Davos

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Estos tiempos extraordinarios exigen inversiones extraordinarias en desarrollo rural a largo plazo y soberanía alimentaria, dice un líder de la ONU en la antesala de Davos

Roma, 16 de enero de 2023 – En vistas de la reunión anual de líderes mundiales en Davos esta semana, Álvaro Lario, Presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), advirtió sobre la necesidad urgente de invertir sin demora y a gran escala en el desarrollo rural a largo plazo para prevenir las crisis alimentarias recurrentes y acabar con el hambre y la pobreza.

“No podemos continuar saliendo de una crisis alimentaria para caer en otra. No deberíamos tener que seguir viendo países que sufren inseguridad alimentaria aguda una y otra vez. Las épocas extraordinarias exigen medidas extraordinarias. Tenemos que tomar medidas concretas inmediatamente con el fin de fortalecer nuestros deteriorados sistemas alimentarios, lo cual exige tanto un fuerte compromiso como inversiones audaces,” dijo Lario.

En Davos, Álvaro Lario hará un llamamiento para que los gobiernos, los inversionistas y las empresas privadas aumenten de manera radical las inversiones en agricultura y en el desarrollo rural a largo plazo a fin de garantizar la seguridad nutricional y la soberanía alimentaria, una cuestión que ha multiplicado su importancia para los países en desarrollo en los últimos tiempos. Antes de la pandemia de COVID-19, se estimaba que eran necesarios al menos 30 000 millones de dólares anuales en inversiones, costes que hoy todavía son más elevados.

“Únicamente las inversiones de largo plazo en las economías rurales pueden brindar soluciones duraderas al hambre, la malnutrición y la pobreza. Esto será lo que permita a los pequeños agricultores a aumentar la producción local, adaptarse mejor al cambio climático, poner en marcha cadenas alimentarias cortas y locales, establecer y sostener mercados y oportunidades comerciales locales, así como crear pequeñas empresas rurales. Es una apuesta sumamente lógica desde el punto de vista económico”, dijo el Presidente del FIDA.

Según investigaciones del Banco Mundial, el crecimiento económico del sector agrícola resulta ser de dos a cuatro veces más eficaz para reducir la pobreza que el crecimiento en otros sectores.

El mundo está enfrentando hoy una crisis alimentaria sin precedentes debido al aumento simultáneo de los precios de los alimentos, la energía y los fertilizantes a raíz de la guerra en Ucrania, sumado a una serie de perturbaciones climáticas. Los conflictos, el cambio climático y la desaceleración económica siguen siendo los principales factores detrás del hambre, a los que se suma una difícil recuperación tras la pandemia de la COVID-19.

El número de personas que sufren inseguridad alimentaria aguda ha aumentado drásticamente, de 135 millones en 2007 a 345 millones en 2022. En este momento, 49 millones de personas en 49 países viven al borde de la hambruna. Una de cada diez personas —alrededor de 828 millones— sufre actualmente de hambre, es decir, desnutrición crónica. Además, casi 3 100 millones de personas son incapaces de permitirse una dieta saludable. El consumo alimentario mundial sigue concentrándose cada vez más en tres cultivos principales (trigo, maíz y arroz). Se estima que 45 millones de niños padecen emaciación (malnutrición grave), 149 millones presentan retraso del crecimiento y del desarrollo debido a la carencia crónica de nutrientes esenciales en su dieta, y 39 millones padecen sobrepeso.

Pese a los compromisos mundiales para haber erradicado el hambre en 2030, el apoyo de los donantes a la agricultura lleva estancado en apenas un 4% del total de la asistencia oficial para el desarrollo al menos durante los últimos dos decenios. La alimentación y los medios de vida de alrededor de 3 000 millones de personas que viven en las zonas rurales de los países en desarrollo dependen en gran medida de la actividad agropecuaria en pequeña escala.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), es probable que en los próximos años aumente la frecuencia y la magnitud de los fenómenos meteorológicos extremos. Ha aumentado el riesgo de que los sistemas alimentarios mundiales sufran interrupciones que podrían ocasionar una escasez de la oferta y aumentos de los precios.

A medida que el mundo se vuelve cada vez más frágil, resulta cada vez más fundamental mejorar la soberanía y la seguridad alimentarias por medio del fortalecimiento de la resiliencia local, y velar por la producción local y el correcto funcionamiento de los mercados. Parte de la solución radica también en apoyar los sistemas agrícolas autóctonos e indígenas, la agroecología, así como reducir el desperdicio y la pérdida de alimentos, que equivale aproximadamente a un tercio de la producción alimentaria actual.

“No podemos esperar ni un minuto más para invertir en las zonas rurales. A medida que las consecuencias del cambio climático se intensifican, la ventana de oportunidad que tenemos para ayudar a las poblaciones rurales se estrecha cada día. La salud global y la estabilidad política mundial dependen de que esta población logre adaptarse y continuar produciendo el alimento que ellos mismos y sus comunidades necesitan para sobrevivir y prosperar”, señaló Lario.

Las investigaciones muestran que el rendimiento de los cultivos podría disminuir hasta una cuarta parte hacia finales de siglo, aquejado por la mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Asimismo, más del 35% del total mundial de tierras cultivables destinadas a la producción de trigo y arroz podrían verse perjudicadas por olas de calor dañinas de aquí a 2050.

Los pequeños agricultores, que producen un tercio del total mundial de alimentos, reciben menos de un 2% de la financiación mundial para el clima

Nota para los redactores:

En 2020, y antes de la pandemia de COVID-19, el informe Ceres2030 estimó que la ayuda oficial al desarrollo para agricultura (unos 12 000 millones de dólares anuales, aproximadamente) necesitaría incrementarse en 14 000 millones adicionales, y combinarse con un incremento de inversiones en los países de renta baja y mediana de otros 19 000 millones de dólares, con el fin de acabar con el hambre y ayudar a los pequeños agricultores a salir de la pobreza. Con la crisis de Ucrania, las consecuencias de la pandemia y el cambio climático, las necesidades de financiación han aumentado.

Inseguridad alimentaria aguda es el término que indica que la vida de una persona o sus medios de vida corren riesgo inmediato debido a su incapacidad de consumir alimentos adecuados

Hambre o desnutrición se da cuando una persona, durante un período prolongado, es incapaz o no puede consumir suficiente alimento que le permita mantener un estilo de vida normal y activo


Comunicado de prensa n.º: IFAD/02/2023

El FIDA invierte en la población rural y, al empoderar a estas personas, les ayuda a reducir la pobreza, aumentar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y fortalecer su resiliencia. Desde 1978, hemos destinado más de USD 23 200 millones para donaciones y préstamos a bajo interés para financiar proyectos que se estima que han beneficiado a 518 millones de personas. El FIDA es una institución financiera internacional y un organismo especializado de las Naciones Unidas con sede en Roma, donde se encuentra el mecanismo central de las Naciones Unidas para el sector de la alimentación y la agricultura.

En el banco de imágenes del FIDA, una amplia gama de fotografías de la labor del FIDA en las comunidades rurales está disponible para descarga.