Fortalecer la resiliencia de los pequeños agricultores es fundamental para revertir el aumento del hambre y poner fin a la pobreza

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Fortalecer la resiliencia de los pequeños agricultores es fundamental para revertir el aumento del hambre y poner fin a la pobreza

Día Internacional de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza

Tiempo estimado de lectura: 3 minutos
©FIDA/Olivier Asselin

Hoy, en el Día Internacional de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza, he querido tomar perspectiva y reflexionar sobre los progresos que hemos logrado colectivamente y mediante la labor del FIDA, y también examinar los desafíos que enfrentamos para seguir reduciendo la pobreza.

La pobreza, como sabemos, tiene muchas dimensiones: no se trata solo de bajos ingresos y falta de recursos, sino de hambre y malnutrición, acceso limitado a la educación y a los servicios básicos, y exclusión social y vulnerabilidad.

En 2015, el año en que adoptamos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), alrededor de 736 millones de personas seguían viviendo con menos de USD 1,90 al día, muchas de las cuales carecían de alimentos, agua potable y saneamiento. Muchos países han reducido significativamente la pobreza monetaria desde entonces, pero el hecho de que eso no haya ido acompañado por una reducción de la pobreza multidimensional revela una historia compleja. Tras un prolongado descenso, el número de personas subalimentadas en el mundo viene aumentando desde 2015, y ha vuelto a los niveles de hace diez años. El número estimado de personas subalimentadas es actualmente de 821 millones, en comparación con los 777 millones de 2015. Lamentablemente, esto significa que no vamos camino de alcanzar ni la meta del ODS 1 de reducir por debajo del 3 % el número de personas en situación de pobreza extrema (muchos de los cuales están en zonas rurales) ni la meta del ODS 2 de poner fin al hambre. Ambas metas son fundamentales para la misión del FIDA.

El Asia Meridional y el África Subsahariana representan el 80 % de las personas que viven en la pobreza extrema. Además, la tasa de pobreza en las zonas rurales es del 17,2 %, más del triple que en las zonas urbanas. Con el transcurso del tiempo, estas zonas se enfrentan a nuevas amenazas provocadas por el cambio climático, los conflictos y la inseguridad alimentaria, lo que significa que será necesario trabajar aún más para ayudar a las personas a salir de la pobreza.

El fortalecimiento de la resiliencia y la capacidad de adaptación de los pequeños agricultores es fundamental para revertir el aumento del hambre y poner fin a la pobreza. Las inversiones y los conocimientos especializados del FIDA pueden contribuir, y de hecho contribuyen, a lograr una transformación rural inclusiva y sostenible. Sin embargo, las tendencias que estamos observando indican que la situación actual no es suficiente si queremos volver a encaminarnos hacia los ODS 1 y 2. Nosotros, aquí en el FIDA, debemos, en primer lugar, proseguir e intensificar nuestros esfuerzos, incluso con más recursos, para poner fin a la pobreza rural y el hambre en todos los países, a fin de garantizar que nadie se quede atrás. En segundo lugar, debemos complementar nuestros proyectos con otras acciones, como trabajar más con el sector privado y la financiación focalizada en forma de donaciones, y considerar mecanismos de ejecución alternativos en los países donde la pobreza rural y la inseguridad alimentaria son crónicas. En tercer lugar, la necesidad de dirigir todos nuestros esfuerzos a facilitar el desarrollo de sistemas alimentarios sostenibles, nutritivos e inclusivos.

Estamos ante un reto que no podemos asumir solos. Las asociaciones son fundamentales: con los gobiernos, los Estados Miembros, otras instituciones financieras internacionales y donantes, otros organismos de las Naciones Unidas, así como con organizaciones no estatales, el sector privado y, lo más importante, con nuestros propios beneficiarios. Hemos de tratar de ser creativos en la forma de aprovechar nuestra experiencia para impulsar nuestras intervenciones y lograr una reducción sostenible y multidimensional de la pobreza.

Sé que a todos ustedes les importa nuestra misión y que en un día como hoy es importante tomar perspectiva y reconocer los avances, pero también recordar los enormes retos que se presentan, razón por la cual el FIDA debe seguir poniéndose desafíos a sí mismo para dar un paso adelante y hacer más y de manera diferente. Necesitamos que todos ustedes se unan a nosotros. En 2019 es inaceptable tener un mundo en el que el hambre crece y la pobreza sigue siendo un problema enorme. Solo tenemos 10 años para alcanzar los ODS.