Importancia de la CP 26 para los habitantes de las zonas rurales de todo el mundo: una conversación con Jo Puri

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Importancia de la COP 26 para los habitantes de las zonas rurales de todo el mundo: una conversación con Jo Puri

Tiempo estimado de lectura: 7 minutos
©FIDA/Masy Andriantsoa

En todo el mundo, la temperatura está aumentando a causa de las emisiones de los combustibles fósiles producidas por el ser humano y la degradación de los ecosistemas naturales que las absorben. Los efectos son cada vez más evidentes en todo el planeta.

A principios de noviembre, científicos, organizaciones de la sociedad civil, ciudadanos y representantes gubernamentales de todo el mundo se reunirán en Glasgow con ocasión de la 26.ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26, en inglés), una cumbre climática organizada por el Reino Unido en asociación con Italia. En ella, los países acordarán una serie de planes para reducir el calentamiento global y garantizar que las sociedades y las economías puedan adaptarse a los cambios que, llegados a este punto, ya son irreversibles.

Nos reunimos con la Dra. Jo Puri, climatóloga y Vicepresidenta Adjunta del Departamento de Estrategia y Conocimientos del FIDA, para que nos cuente en qué consiste la cumbre y qué se espera conseguir de ella.

 

Empecemos con algunos conceptos básicos: ¿Qué es la COP 26?

La COP 26 es la 26.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y aúna a los países que son parte en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, así como a ciudadanos, científicos y representantes del sector privado y la sociedad civil, con el objetivo de debatir en torno al principal riesgo que afrontamos a nivel mundial: la crisis climática causada por las emisiones de gases de efecto invernadero y la consiguiente devastación de las comunidades y los ecosistemas.

No obstante, la COP 26 es mucho más que una simple tertulia. Es un foro en el que los países contraen compromisos concretos en torno a las medidas que adoptarán para evitar un cambio climático incontrolado y adaptarse a sus efectos.

 

¿Por qué es tan importante la COP?

La COP 26 es la reunión más importante sobre cambio climático desde la COP 21, celebrada en 2015, que dio lugar al Acuerdo de París. En aquel momento, los países se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de los 2 ºC y a intentar limitarlo a 1,5 ºC. Asimismo, establecieron ciclos de revisión quinquenales a fin de evaluar sus progresos.

La COP 26 es la primera de esas revisiones. Además, coincide con la publicación del Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en el que se exponen las pruebas científicas sobre el cambio climático.

Hay malas noticias. Las temperaturas están aumentando más rápido que nunca, y en los próximos 20 años el calentamiento global alcanzará o superará los 1,5 ºC.

Este incremento de las temperaturas ya está provocando efectos visibles. Quienes viven al norte del ecuador lo habrán notado sin duda, pues en 2021 todas las regiones del hemisferio norte han experimentado olas de calor extremo.

Con estos y otros efectos produciéndose de manera tan repentina, la COP 26 representa un llamamiento a la acción. Tal vez sea nuestra última oportunidad para impedir que el cambio climático se descontrole, así como para prepararnos ante los efectos que el calentamiento global tendrá en miles de millones de personas.

Además, la COP 26 tiene lugar a medida que reconstruimos tras la pandemia de la COVID-19 en un contexto que se presta a reflexionar sobre las formas de trabajo habituales. Esta es nuestra oportunidad de trabajar juntos para lograr una recuperación verde a nivel mundial, en la que se tengan en cuenta las necesidades de las personas marginadas.

 

¿Cuál será el planteamiento del FIDA en la CP?

Casi 3 200 millones de personas, esto es, en torno a la mitad de la población mundial, viven en las zonas rurales y dependen, directa o indirectamente, de los sistemas agrícolas y alimentarios.

En el marco de la COP 26, el FIDA se centrará en los productores en pequeña escala del medio rural que aportan la mitad de las calorías consumidas en todo el mundo. Si ellos no consiguen adaptarse al cambio climático, los sistemas alimentarios mundiales estarán en una situación muy delicada.

Por eso, deberían ocupar un papel central en los debates sobre el cambio climático, sobre todo en lo que respecta a las inversiones necesarias para ayudarlos a adaptarse. De momento, la financiación para el clima no los está teniendo en cuenta. A pesar de que se precisan entre USD 140 000 millones y USD 300 000 millones al año para ayudarlos a mejorar su sostenibilidad y su resiliencia al cambio climático, en 2017/2018 tan solo se destinaban a la agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra un total de USD 20 000 millones al año.

 

¿Cómo afecta el cambio climático a los productores en pequeña escala?

Ya estamos viendo los efectos: la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos está destruyendo los cultivos, matando a los animales, reduciendo los ingresos y aumentando los conflictos sobre el uso de los recursos naturales. Ni los productores ni los ecosistemas donde viven logran recuperarse totalmente antes de que se produzca la siguiente perturbación, lo que genera una presión largo plazo.

Además, hay otros efectos a más largo plazo, como las variaciones en los regímenes de lluvias, el deshielo de los glaciares y el aumento del nivel del mar, los cuales modifican la cantidad y el tipo de recursos hídricos disponibles para los productores y dañan las tierras cultivables. Ciertas prácticas agrícolas utilizadas y probadas han dejado de funcionar. Hay pesquerías, consolidadas desde hace tiempo, que están cambiando o colapsando. El aumento del dióxido de carbono en el aire incluso está haciendo que disminuya el valor nutricional de algunos cultivos básicos.

Muchos habitantes del medio rural no cuentan con la resiliencia, las redes de seguridad o los ahorros necesarios para lidiar con esta situación. Cuando sufren este tipo de perturbaciones una y otra vez, acaban cayendo en la pobreza y el hambre. Directamente, abandonan el sector agrícola y migran en busca de nuevos medios de vida. La producción de alimentos se resiente, y cambian los patrones sociales.

Por eso, es necesario dirigir la atención, los conocimientos técnicos y la financiación a nivel mundial hacia los productores en pequeña escala, a fin de que puedan adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos.

 

¿Cómo pueden contribuir los productores en pequeña escala a la lucha contra el cambio climático?

Los agricultores, pescadores y ganaderos en pequeña escala y las comunidades indígenas con sus propios sistemas alimentarios tradicionales custodian los recursos naturales del mundo.

Las pequeñas explotaciones agrícolas representan hasta una quinta parte de las tierras agrícolas de todo el mundo. Si se ayuda a esos productores a aumentar la sostenibilidad de sus rutinas cotidianas, se puede contribuir de manera notable a la mitigación, por ejemplo, empleando técnicas agroforestales que secuestren carbono o ahorrando agua. Otras medidas, como la elección de cultivos tolerantes al calor, la diversificación de la producción y la lucha constante contra la degradación ambiental, pueden contribuir a la adaptación de los sistemas alimentarios y a la producción mundial de alimentos nutritivos sin dañar el medio ambiente.

Asimismo, es esencial empoderar a las mujeres de las zonas rurales. A pesar de que las mujeres contribuyen notablemente a las economías rurales, sus esfuerzos suelen pasar desapercibidos porque no son quienes suelen tomar las decisiones. Sin embargo, una serie de estudios han demostrado que las mujeres son más propensas que los hombres a utilizar técnicas agrícolas climáticamente inteligentes.

 

¿Qué queremos conseguir en la COP 26?

Al tiempo que Glasgow va cobrando interés, en el FIDA estamos haciendo hincapié en los habitantes de las zonas rurales que son más vulnerables a los efectos del cambio climático.

En la COP 26, queremos que los productores en pequeña escala y los habitantes de las zonas rurales ocupen el lugar que merecen: el centro de las iniciativas para combatir la crisis climática, humanitaria y de la biodiversidad.

Queremos lograr compromisos financieros y en materias de políticas firmes que respalden a los productores en pequeña escala y reconozcan tanto su vulnerabilidad como su papel a la hora de desarrollar sistemas alimentarios sostenibles y resilientes que se adapten a los efectos del cambio climático.

El FIDA trabaja en algunas de las zonas más difíciles del mundo. En estas zonas la pobreza se ensaña, y como hay tan poco y tan pocas oportunidades, a menudo surgen conflictos. Estos lugares necesitan grandes cambios para conseguir que la gente salga de la pobreza y empiece a restablecer el equilibrio.

Esperamos que los países se comprometan a ayudar a esas poblaciones frente a los vaivenes de los conflictos ocasionados por el clima, las perturbaciones meteorológicas, la incertidumbre de los precios y la inexistencia de ciertos mercados. Es necesario que los países se tomen en serio la reducción del cambio climático y la ayuda a la población para hacer frente a sus consecuencias.

Desde hace casi nueve años, el FIDA ha venido respaldando prácticas favorables al clima a través de su Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP) y la ampliación de la misma (ASAP+). Al mismo tiempo, estamos innovando con las tecnologías digitales y basadas en energías renovables, además de ayudar a los pequeños empresarios a agrupar sus productos y ponerse en contacto con grandes inversores a través de nuestro Programa de Participación del Sector Privado en la Financiación. El FIDA es uno de los organismos multilaterales que cuentan con los conocimientos científicos especializados y los sistemas de datos más creíbles y fiables en torno a las poblaciones pobres de las zonas rurales. Estamos buscando donantes y contribuyentes para que financien con generosidad estos programas.

Somos plenamente conscientes de que los grandes problemas requieren grandes soluciones y compromisos ambiciosos, y el cambio climático es el mayor problema que afrontamos.