La dinámica del mercado laboral durante la pandemia de la COVID-19

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La dinámica del mercado laboral durante la pandemia de la COVID-19

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

Tras un año y medio inmersos en la pandemia de la COVID-19, ¿qué sabemos sobre cómo se está reconfigurando el mercado laboral de los países en desarrollo?

Sabemos que al inicio de la pandemia el empleo disminuyó hasta un 50 % en algunos países en desarrollo, y que sus tasas de recuperación económica previstas fueron más lentas que las de los países desarrollados, en especial ante la falta de sólidas medidas de contingencia y una menor disponibilidad de vacunas. Con todo, sabemos poco sobre la evolución del mercado laboral durante este tiempo. Y menos aún sobre el impacto que la COVID-19 ha podido tener sobre la igualdad de género en la situación laboral de los países en desarrollo, donde las mujeres ya se encontraban en situación de desventaja respecto de los hombres, tanto en lo que concierne a la participación en el mercado laboral como a los ingresos.

Para responder a estas preguntas, estudiamos el caso de Nigeria, el país más poblado de África y una de las economías más grandes de este continente. No obstante, cerca del 40 % de su población vive por debajo del umbral de pobreza (USD 1,90 al día) y otros 30 millones se encuentran en riesgo de caer en la pobreza. Utilizamos datos de dominio público, obtenidos gracias a las innovaciones en recopilación de datos mediante telefonía móvil introducidas durante la pandemia, para hacer un seguimiento de la situación laboral de una cohorte de adultos nigerianos durante un período de aproximadamente dos años antes y después de la pandemia.

Reunimos los datos de la Encuesta General de Hogares 2018/2019 (previa a la COVID-19) y la Encuesta Telefónica Longitudinal Nacional sobre la COVID-19 de 2020, realizada por la Oficina de Estadísticas de Nigeria y el Banco Mundial. Los datos de esta segunda encuesta se recogieron mensualmente tras el inicio de la pandemia en los hogares de la primera encuesta. Una vez recopilados los datos, pudimos analizar las tendencias en la situación laboral de 1 209 personas, de las que aproximadamente el 25 % eran mujeres, entre enero de 2019 (previo a la COVID-19) y febrero de 2021. La gran mayoría de esas personas (92 %) eran cabezas de familia.

Porcentaje de encuestados que habían realizado al menos una hora de trabajo remunerado en la semana anterior a la encuesta.

Como se observa en el gráfico, la recuperación del empleo entre los encuestados fue relativamente rápida tras el inicio de la pandemia. Esta tendencia también continuó hasta la segunda ola de la pandemia en diciembre de 2020. El estudio sectorial indica que el sector agropecuario (agricultura, pesca, ganadería, silvicultura) ayudó a amortiguar el golpe absorbiendo los empleos perdidos en otros sectores comerciales.

Sin embargo, estas tendencias generales de la situación laboral enmascaran los efectos de la COVID-19 en la igualdad de género. Si bien la pandemia ha afectado tanto a los hombres como a las mujeres, parece que las mujeres han experimentado mayores niveles de desempleo, así como una recuperación más lenta, como puede verse en el gráfico inferior. También se ha producido un cambio sectorial importante en la mano de obra femenina: el aumento de las actividades agrícolas y la disminución de las actividades comerciales han afectado más a las mujeres que a los hombres.

Porcentaje de mujeres y hombres encuestados que habían realizado al menos una hora de trabajo remunerado en la semana anterior a la encuesta. (Nota: el sector de servicios no se incluye en este gráfico).

Esta información plantea naturalmente la siguiente pregunta: ¿por qué la pandemia ha afectado de forma desproporcionada a las mujeres? Hay varias explicaciones posibles. En primer lugar, muchas mujeres tienen empleos temporales o a tiempo parcial, por lo que son más vulnerables a los despidos durante una crisis. En segundo lugar, factores como la falta de ahorros y la dificultad de acceso al crédito pueden ampliar las diferencias existentes en el acceso a los mercados de insumos y productos y, por tanto, llevar a más mujeres al desempleo. Por último, la fuerte caída de las actividades comerciales que llevan a cabo las mujeres podría deberse al carácter informal de su trabajo en este sector (por ejemplo, la venta en los mercados locales o las actividades de procesamiento en el hogar), por lo que es más probable que se vean afectadas por la pandemia.

Estos efectos tan desproporcionados pueden tener diversas implicaciones para las mujeres. En primer lugar, algunos estudios indican que cuanto más largo es el período de desempleo, más difícil les resulta reincorporarse al mercado laboral; también, disminuyen las probabilidades de que vuelvan a trabajar. En segundo lugar, el bienestar de las mujeres que pasan al sector agrícola después de haber trabajado en el sector comercial puede ser menor a corto plazo. De hecho, algunos estudios indican que las tierras gestionadas por mujeres en algunos países africanos tienden a ser menos productivas que las gestionadas por hombres, debido a los obstáculos adicionales a los que deben enfrentarse. Por lo tanto, la pandemia de la COVID-19 puede ser perjudicial para el empoderamiento de las mujeres, si sus actividades agrícolas rinden menos que sus actividades comerciales.

 

El Mecanismo de Estímulo del FIDA para la Población Rural Pobre, creado para dar respuesta a la pandemia, ya está abordando algunas de estas cuestiones. Tomemos como ejemplo la iniciativa “asesoramiento agrícola personalizado a los productores a través de teléfonos móviles”, resultado de la colaboración entre el FIDA y Precision Agriculture for Development (PAD), que estuvo dirigida a 1,7 millones de pequeños productores rurales de Kenya, Nigeria y Pakistán. Para dotar de una mayor perspectiva de género a la iniciativa, el FIDA debió adaptarla para garantizar el acceso de las mujeres a servicios de telefonía móvil, cuyo acceso normalmente es más limitado que el de los hombres. Además, será importante garantizar que las personas que se incorporen al sector agrícola se incluyan en este tipo de iniciativas, ya que, por lo general, necesitan más apoyo para iniciar sus actividades desde cero. Por último, por supuesto, el principal reto es recuperar los puestos de trabajo perdidos en el sector comercial, quizás a través de iniciativas que promuevan servicios de financiación rural o asociaciones con el sector privado.

 

Lea el estudio completo aquí.

Obtenga más información sobre la labor del FIDA en Nigeria.