La fabricación de jabón, unEn las zonas rurales de Ghana, la fabricación de jabón abre oportunidades para las mujeres con discapacidadesa actividad rentable para las mujeres discapacitadas de las zonas rurales de Ghana

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En las zonas rurales de Ghana, la fabricación de jabón abre oportunidades para las mujeres con discapacidades

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Estos días, cuando Awulatu Abdulai va a la ciudad, lleva consigo una canasta llena de jabones para vender.

Pero para Awulatu, una mujer de 40 años con cinco hijos que usa una silla de ruedas, ir a la ciudad era una experiencia totalmente distinta. Ella y su familia viven a las afueras de Tamale, la tercera ciudad más importante de Ghana y un vibrante centro financiero y de negocios. Sin embargo, le resultaba imposible encontrar empleo. Sin otra posibilidad de complementar los exiguos ingresos que su esposo obtenía de la agricultura, a menudo tenía que ir a mendigar dinero en las calles. Cuando no podía reunir lo suficiente, toda la familia se iba a la cama con hambre.

Al igual que Awulatu, muchas personas con discapacidades enfrentan obstáculos para acceder a la educación, la capacitación y el empleo. Para las mujeres con discapacidades, los retos son aún mayores. Esto es especialmente cierto en las zonas rurales, donde la agricultura es la principal fuente de empleo y la mayoría de los trabajos exigen algún tipo de esfuerzo físico. De hecho, las personas con discapacidades constituyen una parte desproporcionada de la población mundial más pobre, y muchos tienen que depender de familiares o amigos para sobrevivir.

Awulatu and her family at their home in Gurugu. A basket of soaps for sale can be seen in the footwell of her wheelchair.

Todo cambió para Awulatu un día en 2016, cuando una mujer se le acercó y le ofreció ayuda. La mujer resultó ser una oficial de desarrollo empresarial del Programa de Empresas Rurales financiado por el FIDA, una iniciativa que apoya a los microempresarios y los pequeños empresarios en las zonas rurales de Ghana, con énfasis especial en los grupos marginados, como las personas con discapacidades. Con su ayuda, Awulatu se inscribió en un curso de capacitación para aprender a fabricar jabón.

Tras finalizar el curso, recibió un préstamo de 2 000 cedi (unos USD 300) a través del programa. Sin demora, los invirtió en abrir una empresa. Pronto comenzó a producir una línea de jabones líquidos y en barra, junto con una pomada como fuente de ingresos adicional.

Con el aumento de sus ingresos, Awulatu pudo comenzar a experimentar. Pronto se le ocurrió un nuevo producto: un jabón redondo que llama “torta caliente”, que fabrica combinando los subproductos del jabón que fabrica con azúcar derretida de color caramelo. Hace poco comenzó a estudiar maneras de producir mayores cantidades y de ampliar sus ventas a las localidades cercanas.

Hoy, casi la totalidad de su hogar en Gurugu, en las afueras rurales de Tamale, está dedicada a la producción de jabón. Todas las noches hay un plato de comida caliente para la cena, y puede costear la educación de sus hijos.

Beatrice displays some of her finished bar and tablet soaps.

Beatrice Arthur, de 38 años, también ha logrado ganarse la vida con la fabricación de jabón. Y el igual que Awulatu, ha levantado su negocio prácticamente desde la nada.

Tras la muerte de sus padres cuando estaba en la escuela primaria, para Beatrice fue imposible seguir estudiando como persona con discapacidades, y terminó abandonando sus estudios. Encontró empleo como ayudante en la fuente de agua de su aldea de Benin, en la región central de Ghana, y complementaba sus ingresos embolsando harina de garri y azúcar para vender. Pero, a pesar de todo, apenas ganaba suficiente para subsistir.

En 2009, Beatrice participó en un curso de fabricación de jabón ofrecido por el Programa de Empresas Rurales. Tan pronto como terminó el curso, comenzó a recorrer las aldeas vecinas para ofrecer capacitar a otros en las técnicas que recién había aprendido. Con los fondos que reunió, abrió su propia empresa de fabricación de jabón.

Complementó esta suma con los 2 000 cedi que recibió en préstamo a través del programa, y asistió a cursos adicionales en gestión de negocios y para aprender a empacar y comercializar sus productos. También participó en exhibiciones y ferias organizadas en el marco del programa.

Hoy fabrica 50 cajas de jabón en barra, 30 cajas de jabón en tableta, 250 sobres de jabón en polvo y 130 frascos de jabón líquido al mes. Varias tiendas minoristas son sus clientes, y gana unos 1 500 cedi al mes (unos USD 230). Entre empleados casuales y a tiempo parcial, 15 personas trabajan con ella.

Aunque ahora está divorciada, ya no tiene que preocuparse sobre cómo pagará la educación de sus hijos. Hasta logró ahorrar para construir una casa nueva.

Sus esfuerzos para capacitar a otros también han rendido frutos. A lo largo de los años, ha enseñado a 60 personas a fabricar jabón, 40 de las cuales ahora tienen emprendimientos propios.

Para Beatrice y Awulatu, la capacitación y el apoyo que recibieron fueron exactamente lo que necesitaban para iniciar sus pequeñas empresas propias, ganar ingresos decentes, prevenir la inseguridad alimentaria, educar a sus hijos y hasta crear empleos para otros. Son una prueba indiscutible de que eliminar los obstáculos que impiden participar a las personas con discapacidades crea sociedades más prósperas, más vibrantes y más equitativas para todos.

Obtenga más información sobre la labor del FIDA en Ghana.

Este artículo fue uno de los dos publicados para conmemorar la Cumbre Mundial sobre la Discapacidad 2022. Lea nuestro otro artículo aquí.