La financiación para el clima no beneficia a los Pueblos Indígenas. Eso debe cambiar.
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La financiación para el clima no beneficia a los Pueblos Indígenas. Eso debe cambiar.
Tiempo estimado de lectura: 5 minutosMientras mi padre y yo veíamos cómo las llamas consumían nuestro bosque local, nos invadió una sensación de impotencia. Recuerdo que lo escuché murmurar “espero que el fuego no incendie las casas”.
Abril de 2024 fue el mes más caluroso jamás registrado en Filipinas, y el cambio climático agravó los efectos de El Niño. Mi pueblo del municipio de Paracelis, en la Provincia de la Montaña, es uno más de los muchos que resultaron afectados por los incendios forestales, con miles de árboles calcinados y manantiales locales que se secaron.
En aquella ocasión tuvimos suerte, pero comunidades Indígenas como la nuestra —cuyos medios de vida dependen a menudo del entorno natural— seguirán sufriendo algunas de las consecuencias más graves del cambio climático. Ha llegado la hora de que la comunidad internacional se movilice para ayudarnos.
Comunidades desequilibradas
Como miembro de la comunidad de Kadaclan, he vivido en primera persona las consecuencias que ha tenido el cambio climático en los Pueblos Indígenas.
Después de que los incendios de abril secaran el manantial local, mi familia hizo cola para recoger agua de otro manantial que goteaba a un kilómetro de distancia, pero apenas hizo acopio de agua suficiente para cubrir las necesidades cotidianas.
Después de haber vivido durante generaciones en equilibrio con nuestros recursos naturales, mi comunidad no tuvo más remedio que pagar por primera vez para que le trajeran agua. “La gente compra agua a dos dólares de los Estados Unidos el bidón”, me dijo mi madre.
Los incendios se declararon durante una sequía de por sí larga y perjudicial. Durante el verano, los agricultores de Kadaclan suelen plantar arroz de tierras altas, maíz y diversas hortalizas, pero este año muchos se han visto obligados a abandonar los campos ante la escasez de lluvias.
Ni siquiera se encuentran hierbas comestibles como la parya (mate amargo silvestre), el sapsappon (una hierba asterácea de flores rojas) y el amti (solano negro). Mi comunidad ya debería estar labrando los arrozales para la próxima temporada de siembra, pero aún no están lo bastante húmedos.
Puede que lo peor haya pasado ahora que El Niño ha terminado, pero está claro que los efectos secundarios de los incendios y la sequía todavía no se han manifestado.
La inercia mundial se traduce en objetivos incumplidos
Mientras nuestros bosques ardían, los líderes mundiales discutían nuestro futuro colectivo a más de 10 000 km de distancia, en Alemania. No obstante, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en Bonn concluyó con una noticia preocupante: aún no está claro el camino a seguir para alcanzar los objetivos actuales de financiación para el clima.
Todo el mundo tiene claro que los recursos financieros son esenciales para lograr tanto la adaptación al clima como la mitigación del cambio climático. El problema es que la comunidad mundial no logra ponerse de acuerdo sobre la cantidad que necesitan los países en desarrollo para alcanzar los objetivos, ni sobre quién debe pagar qué.
Entretanto, las necesidades van en aumento. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) calcula que los países en desarrollo necesitarán alrededor de 5,9 billones de dólares de los Estados Unidos hasta 2030 para aplicar el Acuerdo de París. Aunque en la Conferencia de las Partes del año pasado (COP28) se informó de un aumento de los flujos financieros mundiales destinados a los países en desarrollo, la financiación sigue estando muy lejos de lo necesario.
Además, la poca financiación climática que existe no se ha asignado donde era más necesaria. Entre 2011 y 2020, menos del 1 % de la ayuda internacional para el clima se destinó a la tenencia de la tierra y la ordenación forestal de los Pueblos Indígenas.
Se nos deja totalmente fuera de la conversación con demasiada frecuencia. La COP28 no incluyó ningún dato sobre el acceso de los Pueblos Indígenas a la financiación climática.
Una inversión que beneficie a todos
Todos estos hechos son especialmente alarmantes si se considera el papel fundamental de los Pueblos Indígenas en la lucha contra el cambio climático.
Nuestra estrecha relación con la naturaleza y con nuestra tierra nos ha permitido ser custodios eficaces de la Tierra durante generaciones. Se calcula que el 80 % de la biodiversidad restante se encuentra en tierras Indígenas, donde la deforestación suele ser menor incluso que en los parques nacionales.
Los pequeños agricultores de las comunidades Indígenas llevan siglos practicando la agricultura sostenible. Ello facilita que sus conocimientos tradicionales tengan un valor incalculable para la mitigación del cambio climático y la adaptación al clima, especialmente en materia de agricultura.
Para que los pueblos indígenas puedan seguir desempeñando estas funciones cruciales es esencial aumentar la financiación para el clima, ya que puede reforzar nuestra capacidad para determinar y aplicar las prioridades climáticas en beneficio de todo el mundo.
Los dirigentes mundiales deben comprender que los medios de vida Indígenas no son los únicos que pueden mejorar. Si esa capacidad se refuerza, nuestras comunidades y territorios podrán seguir siendo bases de la resiliencia climática mundial, al tiempo que contribuyen a mejorar sistemas alimentarios enteros.
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Es hora de que la financiación para el clima beneficie a los Pueblos Indígenas. No basta con aumentar los fondos disponibles para la financiación climática: la comunidad mundial debe tomar las decisiones necesarias para velar por que las inversiones lleguen a esos pueblos.
Apoyar las prioridades climáticas de las comunidades Indígenas es más que un imperativo moral. Es fundamental promover el desarrollo sostenible, la justicia social y el crecimiento inclusivo para todas las personas.
Helen Biangalen-Magata is an Indigenous climate activist based in the Philippines. She currently works as a Communications Officer at Tebtebba, an NGO working for the protection and promotion of Indigenous rights.
Fecha de publicación: 06 agosto 2024