Las inversiones que tienen en cuenta la nutrición para lograr sistemas alimentarios resistentes: Lecciones de Etiopía

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Las inversiones que tienen en cuenta la nutrición para lograr sistemas alimentarios resistentes: Lecciones de Etiopía

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©FIDA/Petterik Wiggers

Si bien se han logrado notables progresos en la reducción de la malnutrición a nivel mundial, aún se está lejos de conseguir el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2: poner fin a todas las formas de malnutrición para 2030. De hecho, en 2020 el 9 % de la población mundial padecía subalimentación y la pandemia de la COVID-19 sumó al menos 132 millones de personas más a este cálculo.

Una buena nutrición es un imperativo moral y también la base de nuestros esfuerzos a escala mundial para lograr el desarrollo sostenible. Tiene profundas repercusiones en el bienestar y la salud de las personas, así como en la resiliencia y la capacidad de la población de aprender, obtener ingresos y generar medios de vida. Y lo que es más: se trata de una inversión económica rentable, en la que cada dólar invertido en el ámbito de la nutrición, genera un rendimiento de 16 dólares.

Por tanto, no es de extrañar que, de los proyectos de desarrollo rural que ejecutamos, cada vez un mayor número se centren en la nutrición con miras a optimizar su impacto. La labor que desarrollamos en Etiopía es un ejemplo de ello.

Transversalizar la nutrición en las inversiones del FIDA en Etiopía

Pese a los avances en los últimos dos decenios, la inseguridad alimentaria y la malnutrición siguen siendo fuentes principales de preocupación en Etiopía. El cambio climático está agravando las presiones sobre la seguridad alimentaria que ya se venían observando, y el 37 % de los niños pequeños siguen padeciendo malnutrición crónica.

El FIDA canaliza sus inversiones en desarrollo en Etiopía hacia los pequeños agricultores, los productores agropecuarios y las comunidades ganaderas, que son los principales productores de alimentos del país. Por medio de nuestra colaboración con estos grupos, procuramos fomentar su autonomía y así crear sistemas alimentarios sostenibles. La mejora de la nutrición es una parte importante de esta labor.

Adoptamos un enfoque holístico a la hora de abordar la nutrición, al invertir tanto en el acceso a alimentos nutritivos como en su utilización. Por un lado, tratamos de aumentar los ingresos y la producción de alimentos a nivel de los hogares y en los mercados y, por otro, ayudamos a concienciar a los participantes de los proyectos sobre la nutrición y a adoptar hábitos alimentarios más sanos, sobre todo gracias al empoderamiento de las mujeres.

Nuestros colegas determinan puntos de partida para realizar intervenciones eficaces en materia de nutrición, garantizar que estas estén bien definidas y se entiendan, y que se dispone de medios claros para alcanzar el objetivo que se persigue, para luego medir el impacto que tienen en los resultados logrados en esta esfera.

Tomemos como ejemplo el Programa de Desarrollo Participativo del Riego en Pequeña Escaña (Fase II) (PASIDP II), financiado por el FIDA. Sienta sus bases en su predecesor, el Programa de Desarrollo Participativo del Riego en Pequeña Escala, en el marco del cual se invirtió en sistemas de riego en pequeña escala para aumentar los ingresos a nivel local, incrementar la productividad agrícola y fomentar la resiliencia del ecosistema. En su diseño inicial, la nutrición no era un componente central, pero en el examen de mitad de período, nuestros colegas reconocieron que incorporar intervenciones centradas en la nutrición impulsaría los efectos previstos del proyecto.

El programa PASIDP II se basa en el desarrollo de sistemas de riego como punto de entrada a la producción de alimentos. A partir de ahí, el personal del proyecto ayuda a los agricultores a probar e introducir cultivos comercializables y ricos en nutrientes, como tomates, aguacates, mangos y boniatos de masa anaranjada. Recurren a servicios de extensión que ya existían para capacitar a los agricultores basándose en un plan de estudios específico que incorpora la dimensión nutricional.

Ahora la nutrición está integrada en todos los ámbitos del proyecto, incluidas las actividades dirigidas a empoderar a las mujeres y lograr la transformación de las relaciones de género, que son en sí factores determinantes clave de la seguridad alimentaria y nutricional. El programa PASIDP II promueve la igualdad de género al plantear a las familias participantes nuevas formas de distribuir la carga de trabajo y de tomar decisiones conjuntas en el ámbito doméstico, especialmente sobre la producción y la adquisición de alimentos.

También seguimos de cerca los progresos y buenos resultados de las intervenciones relacionadas con la nutrición. El proyecto cuenta con un marco de seguimiento y evaluación para recopilar datos y tomar decisiones oportunas que mejoran el desempeño en el presente y nos ayudan a extraer enseñanzas para el futuro.

De los proyectos a los marcos de políticas

En los proyectos de desarrollo como el programa PASIDP II se conjugan los marcos de políticas y las intervenciones de desarrollo. Las inversiones han de contar un marco de políticas en el que basarse para lograr resultados, y la eficacia de las políticas reside en los datos empíricos provenientes de proyectos bien diseñados a los que se da seguimiento.

Esta es la razón por la que nuestra experiencia constituye la base de las inversiones que incluyen la perspectiva nutricional: para ayudar a los países a configurar la transformación de sus sistemas alimentarios en un contexto mundial en constante evolución. Los proyectos respaldados por el FIDA, como el programa PASIDP II, son un cauce ideal para presentar estas consideraciones a los encargados de la formulación de políticas, y aportan datos empíricos sobre las medidas que funcionan.

Recientemente contribuimos con nuestra experiencia al diálogo sobre los sistemas alimentarios convocado conjuntamente por el Ministerio de Salud y el Ministerio de Agricultura de Etiopía. En dicho diálogo, que se celebró en el período previo a la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, las partes interesadas se reunieron para comprender cuáles eran los principales retos que afrontaban los sistemas alimentarios etíopes y establecer una hoja de ruta en la que se propusiesen soluciones para garantizar que toda la población del país pueda acceder a una dieta nutritiva y adecuada.

Los datos derivados de nuestros proyectos contribuyeron a dar cuenta del papel central que desempeñan los sistemas de riego en pequeña escala, el mayor acceso a la financiación rural inclusiva y el fomento de las cadenas de valor ganaderas para mejorar la seguridad alimentaria y fortalecer los sistemas alimentarios de Etiopía. Gracias a estas observaciones concluyentes, las prioridades estratégicas del FIDA en Etiopía se encuentran ahora entre las 22 “soluciones transformadoras” enunciadas en la hoja de ruta nacional para la transformación de los sistemas alimentarios.

Por supuesto, no existe una solución unívoca para la transformación de estos. Cada país y contexto presentan sus propios desafíos en esta esfera, por no mencionar los riesgos que entraña el cambio climático. Sin embargo, gracias a la aplicación de una perspectiva nutricional a la hora de examinar los desafíos de cada contexto, la inversión en soluciones, y la recopilación y el análisis minuciosos de datos sobre las medidas que funcionan o sobre cómo podrían perfeccionarse, podemos definir el rumbo para lograr sistemas alimentarios resilientes y sólidos.

 

Obtenga más información sobre la labor del FIDA en Etiopía.