Restauración desde las raíces: la historia de Nasreen

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Restauración desde las raíces: la historia de Nasreen

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Hoy, Nasreen, de 28 años, es una empresaria de éxito. Desde su hogar en la zona rural de Bangladesh, dirige una próspera granja ecológica, de las que protege el ecosistema local y no utiliza ni fertilizantes ni pesticidas químicos. Gracias a su actividad en las redes sociales, sus hortalizas exentas de productos químicos llegan a los consumidores de las zonas urbanas. Y como participante en el Proyecto de Promoción de la Comercialización y las Empresas Agropecuarias (PACE), un programa apoyado por el FIDA, participa en una iniciativa de mayor alcance que busca replantear y transformar los roles de género en todo el país.

Pero Nasreen no siempre fue tan independiente.

Hace apenas tres años, la familia de Nasreen era como muchas otras. Su esposo era el único que llevaba dinero a la casa, y su salario como jornalero no les alcanzaba para sobrevivir. Tenían un pequeño huerto doméstico que Nasreen cuidaba. Para llegar a fin de mes, vendía en el mercado local las hortalizas que le sobraban, pero nunca obtenía demasiado dinero. A la familia le resultaba difícil cubrir las necesidades de sus dos hijas, y al igual que muchas otras mujeres en el medio rural de Bangladesh, Nasreen no obtenía remuneración por su trabajo y nadie fuera de su familia la reconocía.

Eso comenzó a cambiar en 2019. Algunos conocidos de su vecindario habían comenzado a trabajar con la Fundación Palli Karma Sahayak (PKSF), un asociado de larga data del FIDA que se especializa en la concesión de microcréditos a las empresarias. Mediante este contacto, Nasreen se informó más sobre el proyecto PACE, una iniciativa a través de la cual se ayuda a hogares rurales de todo Bangladesh a establecer y mantener sus propias empresas agrícolas. El subproyecto en su zona se centraba en las hortalizas “seguras” —es decir, las que se adaptan especialmente a las condiciones de cultivo de la región y benefician al entorno local—, lo que garantiza que hasta los hogares más vulnerables puedan participar y acceder a una fuente confiable de ingresos. Para Nasreen, se trataba de una oportunidad perfecta para transformar su huerto doméstico en una empresa propiamente dicha. Además, muchos de los participantes en el PACE en su zona habían adoptado la agricultura ecológica —una práctica de agricultura diseñada para mejorar y preservar los ecosistemas locales en vez de perturbarlos—, algo que a ella también le resultó atractivo.

Por supuesto, necesitaba un préstamo y algunos insumos para comenzar, por lo que recurrió a PKSF. Como asociado en la ejecución del proyecto PACE, los servicios financieros de PKSF se combinan con el apoyo brindado a través de sesiones de capacitación y asistencia técnica para ayudar a los empresarios a establecer una empresa, aumentar su productividad y acceder a nuevos mercados. El despegue para Nasreen fue un préstamo de USD 300 y una serie de sesiones de capacitación sobre una variedad de temas, desde los fundamentos de la agricultura ecológica, pasando por la manera de llegar a clientes fuera de su vecindario, hasta la forma de administrar un préstamo. El préstamo le permitió comenzar a producir a escala comercial, y los cursos de capacitación le brindaron las destrezas necesarias para establecer su empresa.

Los comienzos no fueron fáciles. Carecía de experiencia como agricultora a jornada completa, y al igual que muchos otros agricultores ecológicos, le resultaba difícil producir al mismo ritmo que quienes usaban métodos convencionales, como las semillas modificadas genéticamente o los fertilizantes químicos. Pero para el final de su primer año, había ganado USD 3 000,00.

Nasreen y su esposo en su granja ecológica. Nasreen arranca frijoles mientras su esposo verifica la salud de la planta.

Hoy, produce una enorme variedad de hortalizas a lo largo del año —calabazas de todo tipo, cebollas, rábanos verdes, frijoles, chauchas, coliflores, tomates, patatas y chiles— que vende en su mercado local y en el mercado del distrito. También se vale de una plataforma de comercio electrónico que le permite llegar con sus productos a consumidores en lugares tan lejanos como la capital, Dhaka.

Las técnicas de agricultura ecológica que utiliza se han transformado en el sustento de su familia y su comunidad y están ayudando a restaurar el ecosistema local. Debido a que produce una variedad de cultivos y utiliza abonos y fertilizantes naturales, con cada ciclo de producción mejora la fertilidad del suelo. Además, utiliza únicamente métodos orgánicos para el control de las plagas, lo que también le permite evitar el uso de productos químicos. Y como puede cosechar durante todo el año, puede brindar a su familia un suministro constante de alimentos nutritivos.

Con todo, no es inmune a las dificultades de dirigir una empresa. Los productores convencionales siempre producen más que ella a costos más bajos, lo que implica que siempre deberá esforzarse para no quedar atrás. Muchos consumidores no son conscientes de los beneficios de la agricultura ecológica o no están interesados en comprar hortalizas exentas de productos químicos, lo que en ocasiones le impide cobrar un precio justo por sus productos. La pandemia de la COVID-19 también ha afectado su actividad: el confinamiento impidió la inauguración de un centro de recolección y calificación que la habría ayudado a obtener mejores precios por su producción gracias a sus servicios de evaluación, algo que también le habría permitido acceder a nuevos mercados.

Pese a estas dificultades, ella y su familia están bien. Con lo que gana puede enviar a su hija mayor a la escuela estatal local (su otra hija aún es muy pequeña para ir a la escuela). Las ganancias de su empresa han permitido a su esposo dejar de trabajar como jornalero y dedicarse a ayudarla con los cultivos. Ahora, ella también puede participar en pie de igualdad en las decisiones de su hogar. En el futuro, espera ampliar su granja y continuar invirtiendo en la educación de sus hijos, y ahorrar lo suficiente para comprar una casa. No obstante, por ahora le alcanza con saber que está poniendo mejores oportunidades al alcance de su familia. Lo que es más importante: su duro trabajo ha sido reconocido, y se ha dado cuenta de que su éxito ha inspirado a otros.

“Como soy yo quien le está brindando un medio de vida sostenible a mi familia, la gente a mi alrededor reconoce mi trabajo y valora mis opiniones”, señala. “Me encanta ver que mis familiares y vecinos también están comenzando a interesarse en asumir el riesgo de establecer empresas propias”.

 

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