De adoptar las prácticas de riego adecuadas, los agricultores en pequeña escala podrían contribuir a subsanar la escasez de alimentos a escala mundial, incluso ante los crecientes desafíos derivados del cambio climático

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De adoptar las prácticas de riego adecuadas, los agricultores en pequeña escala podrían contribuir a subsanar la escasez de alimentos a escala mundial, incluso ante los crecientes desafíos derivados del cambio climático

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Los pequeños agricultores son los héroes anónimos de nuestros sistemas alimentarios. Las pequeñas explotaciones, de menos de 2 hectáreas, representan solo el 11 % de la superficie agrícola mundial, y sin embargo producen el 35 %de los alimentos del mundo.

La producción de las pequeñas explotaciones también es más variada y contribuye a llevar dietas más nutritivas, contar con sistemas alimentarios sostenibles y fomentar la biodiversidad.

De hecho, son la clave para alimentar a la población mundial, especialmente en tiempos de cambio climático.

En muchos lugares, las lluvias han contribuido a esta espectacular producción. No obstante, también han llevado a que los agricultores sean más vulnerables ante la incertidumbre e incluso a la pérdida de rendimiento como consecuencia de las sequías imprevistas y la evolución del régimen de precipitaciones.

Con todo, si los agricultores en pequeña escala adoptan prácticas adecuadas para regar sus tierras, esto puede ayudarlos a adaptarse gracias a la agricultura climáticamente inteligente, aumentando así la fertilidad del suelo, la conservación de este y del agua y la captación de carbono orgánico, lo que, a su vez, incrementaría la producción de alimentos y los ingresos.

No basta solo con invertir en sistemas de riego. Después de muchos años colaborando con el FIDA en este ámbito, he llegado a comprender que son los propios agricultores los que tienen que convencerse de los sistemas de riego en pequeña escala. Al fin y al cabo, serán los que dediquen tiempo, dinero y esfuerzo, por lo que quieren estar seguros de obtener rentabilidad a largo plazo.

Argumentos a favor del riego

El género es uno de los factores utilizados para definir clases de agricultores que pueden beneficiarse de distintos tipos de sistemas de riego. ©FIDA/FAO/WFP/Michael Tewelde

Si bien las ventajas que aporta el riego pueden resultar obvias, los agricultores enfrentan muchos obstáculos, como el acceso limitado al agua, la tierra y las cadenas de valor, y los equipos de riego asequibles o la financiación.

Los modelos de negocio planificados minuciosamente pueden enseñar a los agricultores a superar esos obstáculos y convencerlos de las ventajas que supone el riego. Por ejemplo, la inversión del FIDA en la gestión del agua en seis países africanos se basó en modelos innovadores de gestión del agua para uso agrícola y nuevos mecanismos financieros para diseñar modelos de negocio diferenciados según las distintas clases de agricultores en cada país.

El género fue uno de los factores utilizados para definir clases de agricultores que pudieran beneficiarse de distintos tipos de métodos de riego. Los agricultores con más recursos, que suelen ser varones, a menudo adoptan tecnologías de riego motorizadas que ahorran mano de obra, mientras que las agricultoras, que suelen ser más pobres y tener parcelas más pequeñas, se quedan a la zaga. Esto significa que las mujeres en particular pueden beneficiarse de medidas de apoyo al riego bien diseñadas y de financiación para mejorar la equidad de género.

En Etiopía, uno de los seis países receptores de dicha inversión, descubrimos que las mujeres preferían bombas solares situadas cerca de los hogares, ya que esto también reducía el esfuerzo dedicado a las tareas domésticas. Este dato sirvió de base para diseñar un modelo de negocio enfocado al riego y mostrar a los agricultores que las bombas alimentadas con energía solar podían ser una inversión atractiva, en especial para las mujeres.

Fomento de los ecosistemas de riego

En Jordania, los agricultores utilizan sistemas de riego por goteo para cultivar frutas y hortalizas. ©FIDA/Ivor Prickett/Panos

Para que los sistemas de riego en pequeña escala funcionen, es necesario realizar un esfuerzo colectivo. Los productores, los agricultores, los proveedores de equipos de riego, las instituciones de financiación agrícola, los organismos gubernamentales, las entidades de planificación de los recursos y el agua y los asociados para el desarrollo deben colaborar para diseñar, proporcionar, crear, poner en funcionamiento y mantener sistemas de riego adecuados.

El Proyecto de Riego en el Níger de la Corporación Financiera Internacional (IFC) pone de manifiesto cómo lograrlo, incluso ante las enormes repercusiones del cambio climático en la agricultura en pequeña escala. El proyecto estableció un ecosistema empresarial que promovió la oferta y, al mismo tiempo, generó demanda de sistemas de riego por goteo. Resultados: el rendimiento medio se incrementó un 46 %, los ingresos de los agricultores aumentaron un 71 % y el uso del agua se redujo a más de la mitad.

Enseñanzas para el futuro

En Sri Lanka, un agricultor recurre al método de riego por inundación para regar sus plantas. ©FIDA/Ruvin de Silva

Preparar estos modelos de negocio puede parecer complejo, pero puede contarse con la orientación de expertos. El Manual para la ampliación de escala de los sistemas de riego reúne los conocimientos especializados del FIDA en el ámbito de la colaboración con la población rural e integra la atención que presta la IFC al desarrollo del sector privado para extraer enseñanzas sobre cómo implantar y mantener sistemas de riego eficaces y sostenibles en pequeña escala.

Su propósito es difundir las enseñanzas e ideas extraídas de la experiencia conjunta de los dos organismos a la hora de promocionar y ampliar el acceso a sistemas de riego avanzados para los agricultores en pequeña escala. En él se adopta un enfoque práctico para orientar a los encargados de la formulación de políticas, el sector privado, los asociados para el desarrollo y los propios agricultores, y ayudarlos a analizar modelos financieros innovadores y a diseñar, poner en funcionamiento y mantener sistemas de riego eficientes y sostenibles en pequeña escala.