Medir la participación de los jóvenes en el sector agrícola en Tanzanía y Malawi

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Medir la participación de los jóvenes en el sector agrícola en Tanzanía y Malawi

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En un estudio reciente, perteneciente a la serie de investigaciones del FIDA, examinamos la dinámica del empleo en el sector agrícola en Tanzanía y Malawi y, en particular, la participación de los jóvenes y los adultos jóvenes. Al cuestionar el concepto del agricultor que envejece a los 65 años, descubrimos que, en realidad, la media de edad de los agricultores ronda los 31 años en Tanzanía y los 34 años en Malawi.

La preocupación que genera el envejecimiento de los agricultores origina dudas acerca del abandono de la agricultura por parte de los jóvenes. Sin embargo, al estudiar los datos detenidamente, surgen algunas preguntas básicas, la más importante es: “¿qué entendemos por 'agricultor'?” Si bien parece una pregunta sencilla, distintos enfoques de estudio pueden arrojar respuestas muy diferentes.

En un reciente estudio de la serie de investigaciones del FIDA (disponible solo en inglés) examinamos la dinámica del empleo juvenil en el sector agrícola en Tanzanía y Malawi.

Así pues, ¿qué es un agricultor?

Para muchos, un agricultor es una persona que se dedica a la agricultura. ¿Pero qué pasa si alguien trabaja unas pocas horas a la semana en una explotación familiar y cinco días a la semana como empleado profesional? ¿Cómo distinguimos entre una persona que ayuda el fin de semana y alguien que se dedica a la agricultura como profesión? ¿Cualquier participante, miembro de una familia, puede ser considerado un agricultor? ¿O solo se considera agricultor al principal miembro encargado de tomar decisiones en las actividades agrícolas?

Preguntar a cada uno cuál es su ocupación principal no siempre es de ayuda. Muchas personas no se dedican a una sola profesión, sino que realizan varias actividades para generar ingresos. Algunas ni siquiera consideran la agricultura una profesión, aun cuando la practican intensamente. De hecho, solo el 48 % de los “principales actores” —es decir, las personas de mayor influencia encargadas de adoptar decisiones en las explotaciones agrícolas— en los Estados Unidos consideran que la agricultura es su actividad principal.

Es por ello que cada vez son más los investigadores que definen la profesión de una persona en función de la información proporcionada sobre todas sus actividades económicas. Hay varias opciones para determinar la categoría de las profesiones: i) la suma de los ingresos obtenidos en comparación con el resto de actividades; ii) la cantidad de tiempo dedicado a cada actividad, y iii) la constancia en la actividad a lo largo del tiempo. Cada opción puede llevar a conclusiones diferentes; por ejemplo, las tasas de participación en la agricultura normalmente son más elevadas que el porcentaje del total del tiempo de trabajo dedicado a la agricultura debido a la estacionalidad y la pluriactividad de las zonas rurales.

La elección definitiva debe hacerse en función de la pregunta que se está tratando de resolver. Inspirados por el énfasis que el Plan de Acción del FIDA para los Jóvenes del Medio Rural pone en aumentar las oportunidades de empleo para los jóvenes en el sector agrícola rural, optamos por determinar qué porcentaje de personas, de entre 15 y 24 años, emplean la agricultura como su única fuente generadora de ingresos, es decir, agricultores dedicados a una única profesión. Y lo más importante, tenemos en cuenta la profesión de todas las personas, y no solo la de aquella considerada la más importante del hogar.

¿Están los jóvenes dando la espalda a la agricultura?

Gracias al Estudio de Medición de los Niveles de Vida – Encuesta Integrada de Agricultura (disponible solo en inglés), en las que figuran los datos recopilados por el Banco Mundial sobre las mismas personas durante muchos años, podemos evaluar los datos de participación general, así como la constancia a lo largo del tiempo. Partiendo de la creencia de que los jóvenes son un grupo de gran movilidad, esta información es importante para garantizar que podemos determinar qué personas se dedican a la agricultura, al menos a corto plazo. En cuanto a los datos relativos a la constancia en la participación a lo largo de un período de dos años en cada país, podemos sacar las conclusiones siguientes:

  • La mayoría de los jóvenes del medio rural de Tanzanía y Malawi se dedican únicamente a la agricultura. El porcentaje de participación, sin embargo, está descendiendo en Tanzanía y aumentando en Malawi.
  • De aquellos que iniciaron actividades agrícolas, más de la mitad sigue dedicándose a la agricultura.
  • En términos generales, es más probable que los jóvenes opten por iniciar una actividad agrícola que por cambiar a cualquier otro sector (combinados) o permanecer en su propio sector.
  • La participación de los adultos jóvenes en la agricultura es mucho más bajo que los de los jóvenes.

Estos resultados son coherentes con los de otros estudios que abarcan países de África Subsahariana, en donde se emplearon otros enfoques para determinar la participación en la agricultura.

Oportunidades de inversión 

Tanzanía y Malawi representan dos estudios de caso muy interesantes y dignos de análisis, especialmente dadas las grandes diferencias en la evolución de su desarrollo. Se pueden observar diferencias notables entre ambos países. Por ejemplo, la proporción de jóvenes y adultos jóvenes del medio rural que participa en actividades agrícolas en Malawi es más elevada que en Tanzanía, donde se registra un producto interno bruto per cápita sustancialmente mayor. Esto concuerda con las expectativas en materia de transformación rural y nacional, a medida que los países diversifican sus actividades y pasan de la agricultura a servicios y sectores manufactureros más rentables. El aspecto de mayor pertinencia para el sector agrícola rural es la agregación de valor por medio del sistema agroalimentario.

El porcentaje de participación en el sistema agroalimentario, más amplio, es notable y está aumentando tanto en Tanzanía como en Malawi. Tradicionalmente, el sistema agroalimentario se ha definido como aquel en el que se combinan las actividades agrícolas con las de empresas agroalimentarias. Incluye todas las industrias de apoyo necesarias para un sector agrícola dinámico: desde los proveedores de insumos, veterinarios y servicios de transporte a los usuarios finales, como los propietarios de tiendas y restaurantes. Si no hubiese demanda ni industrias de apoyo, la agricultura no podría prosperar.

En Tanzanía, la participación de los jóvenes del medio rural en el sistema agroalimentario aumentó del 60 al 63 %, mientras que en Malawi descendió del 73 al 80 %. Podemos desglosar estas cifras atendiendo a la participación en una empresa agroalimentaria y a la participación en el sector agrícola. La participación de los jóvenes del medio rural en empresas agroalimentarias se duplicó del 10 al 20 % en Tanzanía, mientras que en Malawi se mantuvo más o menos invariable, en un 15 %.

Puede parecer que el porcentaje de jóvenes del medio rural que trabajan en empresas agroalimentarias en Malawi es mayor; no obstante, esta cifra oculta un nivel de movilidad considerable de entrada y salida de los sectores, especialmente por lo que respecta al sector agrícola. En definitiva, esto demuestra una evolución del desarrollo diferente: las empresas agroalimentarias crecen en Tanzania, mientras que las de Malawi experimentan un grado menor de estabilidad.

¿Qué deberíamos aprender de estas cifras?

En términos generales, es complicado determinar si la participación en la agricultura responde a la atracción del sector o a su condición de “red de seguridad”. Si bien la participación de los jóvenes es significativa, suponemos que la agricultura se percibe principalmente como una alternativa al desempleo. A pesar de todas las preocupaciones sobre la falta de interés de los jóvenes en la agricultura, las inversiones en el sistema agroalimentario brindan una oportunidad única para centrarse en este grupo demográfico y apoyar a aquellas personas que se siguen dedicando a la agricultura.