Migración, agricultura y sistemas alimentarios – Comprender sus vínculos para lograr mejores resultados

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Migración, agricultura y sistemas alimentarios – Comprender sus vínculos para lograr mejores resultados

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
©FIDA/Joanne Levitan

Las oportunidades de migración y movilidad han influido durante mucho tiempo en la vida y los medios de subsistencia de las personas, especialmente en las comunidades rurales. Por su propia naturaleza, la movilidad de las comunidades de pastores nómadas es fundamental para su modo de vida tradicional; de manera más general, la población rural con frecuencia se ha desplazado en respuesta a las incertidumbres y la estacionalidad de la producción agrícola.

Ahora se mueve más gente que nunca antes. Las últimas estimaciones sitúan el número de migrantes internacionales en unos 244 millones en 2015, de los cuales aproximadamente 20 millones son refugiados. Los factores que impulsan estas tendencias son complejos, específicos del contexto y están interrelacionados. Por ello, generalizar es difícil y puede dar lugar a concepciones erróneas, pero lo que sí se puede afirmar es que la agricultura, los sistemas alimentarios y el desarrollo rural están estrechamente relacionados tanto con las causas como con las consecuencias de la migración.

La agricultura, los sistemas alimentarios y el desarrollo rural influyen en la migración y son influenciados por la migración

Trazar un panorama sencillo puede resultar engañoso. Por un lado, hay muchos ejemplos de pequeños agricultores y otras personas del medio rural que se sienten obligados a emigrar a las ciudades como consecuencia de la falta de oportunidades económicas en el ámbito rural y agrícola. En este contexto, cabe esperar que el aumento de la productividad agrícola, el establecimiento de vínculos con los mercados y el desarrollo de la economía rural no agrícola reduzcan las presiones migratorias. Hay datos anecdóticos que indican que eso es lo que ha ocurrido cuando se han realizado inversiones en las zonas rurales, como en la mejora de la infraestructura, la facilitación del acceso de los pequeños agricultores a la tecnología, la capacitación y los servicios. La experiencia de los proyectos del FIDA tiende a confirmarlo.

Por otra parte, cuando la productividad y los ingresos agrícolas aumentan, esto a menudo tiene el efecto de impulsar el empleo no agrícola que, en muchos casos, incrementa las oportunidades de que disponen las personas para abandonar la agricultura y las zonas rurales. A medida que las explotaciones se vuelven más rentables, invierten más en insumos, servicios y maquinaria. A medida que aumentan los ingresos de los agricultores, estos gastan una mayor parte de sus ingresos en bienes no alimentarios, tales como enseres domésticos, ropa y ocio. Todo esto sirve para crear oportunidades en el sector no agrícola. Por lo tanto, el desarrollo agrícola contribuye realmente al desarrollo de mayores oportunidades de movilidad laboral para los sectores no agrícolas y los sectores rurales no tradicionales.

Si bien la agricultura y el desarrollo rural son necesarios para evitar que las personas se vean obligadas a emigrar para mantener a sus familias, en realidad la propia naturaleza de su desarrollo crea oportunidades para los trabajadores móviles. Se ha demostrado que estas oportunidades ayudan a las familias de pequeños agricultores a redondear los ingresos y a proporcionar capital para invertir en sus explotaciones.

También tenemos que considerar las condiciones en las que tiene lugar esta movilidad: ¿son adecuadas las condiciones de trabajo? ¿Se dispone de vivienda y servicios esenciales para los trabajadores migrantes ? ¿Se enfrentan las mujeres a desventajas y riesgos particulares?

¿Qué pueden hacer los responsables de la formulación de políticas para ayudar a las personas a lograr los mejores resultados para las familias campesinas?

Para lograr los mejores resultados se ha de velar por que las personas no se vean obligadas a abandonar la agricultura y las zonas rurales a causa de la pobreza y el hambre. Con ese fin, deben darse las condiciones para apoyar a quienes decidan explorar las oportunidades asociadas a la movilidad para tener éxito. En este sentido, surgen varios puntos de entrada.

En primer lugar, la agricultura y los sistemas alimentarios son fundamentales para proporcionar oportunidades económicas adecuadas que eviten las dificultades asociadas con algunas formas de migración. Es esencial aprovechar las oportunidades para desarrollar estos sectores a fin de lograr mejores resultados en cuanto a los ingresos de los trabajadores rurales, así como para proporcionar alimentos nutritivos a los consumidores rurales y urbanos. Es prioritario fomentar la coordinación y el fortalecimiento de los eslabones de las cadenas de valor agroalimentarias —incluida la inversión en mejores infraestructuras de transporte e institucionales— para que los agricultores se beneficien de las oportunidades de mercado y se genere empleo local. En este sentido, enfoques como los comités de las cadenas de valor a nivel de distrito han mostrado resultados prometedores.

En segundo lugar, permitir que las personas aprovechen las oportunidades asociadas a la migración opcional (es decir, no forzada) implica iniciativas como la consagración de los derechos de los migrantes a acceder a servicios esenciales (por ejemplo, educación, salud, vivienda, etc.) en los marcos jurídicos, la aplicación de medidas para reducir los costos asociados con el envío de remesas, la ejecución de programas para ajustar la oferta y la demanda de mano de obra y ofrecer la formación necesaria, y el apoyo a las organizaciones de migrantes, lo que incluye vincularlas a los procesos de política pertinentes, como los relacionados con los derechos de los trabajadores.

En tercer lugar, las tecnologías modernas ofrecen oportunidades para prestar servicios a las personas móviles. Proporcionar información a través de teléfonos móviles, plataformas electrónicas, radios comunitarias y medios sociales a los trabajadores móviles ofrece un gran potencial, en particular para llegar a las mujeres, que a menudo están infrarrepresentadas entre las que acceden a la formación y a los servicios.

Nuevos modos de pensar ante los nuevos desafíos

En general, se necesitan nuevos modos de pensar y nuevos enfoques para hacer frente a un mundo cada vez más móvil. La agricultura, el desarrollo rural y los sistemas alimentarios tienen un papel clave que desempeñar tanto en la prevención de los riesgos asociados a la migración motivada por situaciones de dificultad como en la promoción y realización de las oportunidades asociadas a la movilidad.

 

Esta publicación apareció originalmente (en inglés) en el sitio web Farming First.