Nuevas oportunidades para las personas con discapacidad en el medio rural de China

IFAD Asset Request Portlet

Publicador de contenidos

Nuevas oportunidades para las personas con discapacidad en el medio rural de China

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

De niña, la Sra. Wang Cairong tenía miedo de tratar con otras personas que no fueran de su círculo familiar más cercano. Al igual que su padre y su hermana, tiene dificultades relacionadas con la vista y el habla, discapacidades que han influido sobremanera en su autoestima desde que era pequeña. Pertenece a la comunidad hui, uno de los grupos étnicos minoritarios más grandes de China, y, teniendo en cuenta el medio del que proviene, ser una mujer con discapacidad supone que las oportunidades de ganarse su propio sustento sean muy escasas.

Incluso después de casada, no conseguía encontrar trabajo. La agricultura es el principal medio de vida en las zonas rurales de Qinghai, la provincia de origen de la Sra. Wang, situada al norte de China, donde las oportunidades en este sector son limitadas para las personas con discapacidad. De modo que tuvo que ser su marido el que la mantuviera a ella y a sus dos hijos pequeños.

La historia de la Sra. Wang es la de muchas personas que padecen discapacidad en todo el mundo, especialmente aquellas que viven en comunidades rurales pobres en las que los obstáculos sociales y económicos con los que ya se venían encontrando las exponen a un mayor riesgo de exclusión. Afortunadamente, cada vez hay mayor conciencia sobre este problema y más Gobiernos están abordándolo en sus políticas nacionales.

Cuando China puso en marcha su plan para erradicar la pobreza extrema para 2020, enseguida se dio cuenta de que las personas con discapacidad constituían un porcentaje desproporcionadamente elevado de la población pobre. En 2019, solo se contaban unas 479 000 personas con discapacidad en situación de pobreza extrema, frente a la cifra de 7,19 millones registrada en 2014; sin embargo, representaban la mitad del total de personas aquejadas de pobreza extrema. De ahí que el Gobierno de China comenzase a promover programas dirigidos a incluir a las personas con discapacidad en la economía local. Gracias a la labor de desarrollo rural realizada en el país, el FIDA ha demostrado su capacidad y eficiente contribución a esta iniciativa nacional.

En un proyecto respaldado por el Fondo en Qinghai, que se ejecutó entre los años 2015 y 2020, se introdujeron actividades no agrarias adaptadas a las personas con discapacidad desde que este dio comienzo. La iniciativa, en asociación con la Federación de Personas con Discapacidad de China y las organizaciones locales de mujeres, ofreció cursos para adquirir diversas competencias fuera del ámbito agrario, desde clases de cocina de especialidades locales impartidas a restaurantes que se encuentran en las explotaciones y realización tareas domésticas, hasta trabajos manuales artísticos manteniendo el estilo de diversas etnias locales. También ayudó a los participantes a encontrar empleo o encontrar canales para vender sus productos tras haber concluido la formación.

La Sra. Wang tejiendo en su lugar de trabajo.

Cuando la iniciativa llegó a la comunidad de la Sra. Wang, se inscribió en un curso de bordado y enseguida fue coser y cantar. No solo era un medio para dominar un arte y contribuir a los ingresos de su familia, sino que la capacitaría para trabajar fuera, en un entorno cómodo rodeada de gente conocida, y podría contar con el apoyo y el equipo necesarios para su bienestar.

Pronto, los instructores quedaron impresionados por la calidad y la maestría de sus labores. Sus bordados se vendieron a buen precio y uno de ellos se exhibió en una exposición en Xining, la capital de la provincia. Ganarse la vida de manera autónoma la ayudó a tener más autoestima. A día de hoy, la Sra. Wang, además de producir excelentes piezas para poner a la venta, es instructora en el centro local de formación profesional, que cuenta con unos 30 estudiantes.

“Gracias al centro, mis productos pueden venderse en un mercado relativamente estable, de modo que puedo aportar un salario decente a mi familia”, declara. “Y lo que me hace aún más feliz es que algunos amigos míos con movilidad reducida también han empezado a aprender este oficio”.

La Sra. Wang es una de los 920 residentes de Qinghai que han participado en los cursos de capacitación destinados a personas con discapacidad. Hasta la fecha, cerca de la mitad han encontrado empleo y otro 13 % trabaja por cuenta propia. Muchas otras personas con discapacidad que viven en la región han sacado provecho de otras actividades del proyecto,

como por ejemplo la Sra. Anzu Feiye y el Sr. Zhangsa Lihai, una pareja perteneciente a los hui que tiene tres hijos y vive en la comunidad rural de Hekou. Ambos padecen discapacidad visual y, hasta hace poco, su salario estaba por debajo del umbral nacional de pobreza de China, establecido en 2 300 yuanes por persona al día (lo que aproximadamente equivale al umbral internacional de pobreza de USD 1,90 al día).

El Sr. Zhangsa, la Sra. Anzu y uno de sus hijos en su nuevo cobertizo.

Cuando el proyecto del FIDA llegó a su comunidad, la familia se apuntó para aprender a criar ovejas. En el marco de este, se ofrecía asistencia y capacitación técnica para dar los primeros pasos, e incluía provisiones de forraje y otros insumos fundamentales, así como la construcción de un cobertizo. Puesto que la Sra. Anzu ve mejor que su marido, decidieron que participaría ella en la capacitación.

Actualmente, el tamaño del rebaño que cría la familia se ha cuadriplicado o quintuplicado. Han establecido canales de venta sólidos para dar salida a su producción y se sienten más seguros a la hora de negociar un buen precio. Los ingresos anuales que perciben de la cría de ganado han aumentado en 40 000 yuanes aproximadamente (USD 6 300), lo cual ya dice mucho. A sus hijos les va bien en la escuela, e incluso están aprendiendo inglés, una oportunidad que ni el Sr. Zhangsa ni la Sra. Anzu tuvieron de pequeños.

Las iniciativas como este proyecto, o sea, aquellas que apoyan específicamente a las personas con mayor riesgo de quedar rezagadas, son cruciales para que China consiga su objetivo de erradicar la pobreza extrema. El Gobierno presta especial atención a la inclusividad, y sobre la base de cada plan nacional quinquenal en favor de su economía elabora un plan conexo en el que se resumen las políticas que brindan apoyo a las personas con discapacidad.

La discapacidad es un tema complejo que presenta desafíos específicos, entre los que cabe destacar la diversidad de las personas que la padecen y los estigmas sociales a los que se enfrentan. No obstante, tal como ha puesto de manifiesto el proyecto en Qinghai, colaborar estrechamente con organizaciones dedicadas a las personas con discapacidad puede facilitar el acceso a competencias y conocimientos especializados para buscar soluciones. La cooperación con estas organizaciones aporta valor añadido a los proyectos de desarrollo rural y brinda el apoyo que necesitan estas personas para poder sacar provecho de sus muchos talentos y capacidades, tanto en beneficio propio, como en el de su familia y sus comunidades.

 

Obtenga más información sobre la labor del FIDA en China.

Este artículo fue uno de los dos publicados para conmemorar la Cumbre Mundial sobre la Discapacidad 2022. Lea nuestro otro artículo aquí.