Para hacer frente al cambio climático, debemos empoderar a las mujeres rurales. He aquí cuatro formas de hacerlo.

IFAD Asset Request Portlet

Publicador de contenidos

Para hacer frente al cambio climático, debemos empoderar a las mujeres rurales. He aquí cuatro formas de hacerlo.

Tiempo estimado de lectura: 6 minutos
©FIDA/G.M.B.Akash

Las mujeres del medio rural en los países en desarrollo ya sufren los efectos del cambio climático en su día a día.

Son testigos del cambio de los patrones meteorológicos y los cultivos de los que dependían ya no ofrecen rendimiento.

Los fenómenos meteorológicos están acabando con sus medios de vida y, al tener menos acceso a los recursos que los hombres, les resulta más difícil recuperarse.
Debido a los desastres climáticos, corren mayor riesgo de sufrir violencia de género.

A menudo son las que se ocupan de alimentar a la familia, por lo que se dan cuenta cuando diversos productos nutritivos ya no son asequibles o no están disponibles.

Pero lo más importante es que saben lo que debe hacerse para ayudar a sus hogares y comunidades a adaptarse al cambio climático y aumentar su resiliencia.

A continuación se enumeran cuatro formas de empoderar a las mujeres del medio rural en pos de un futuro seguro ante el cambio climático.

1. Escuchar a las mujeres

Las mujeres representan casi la mitad de la mano de obra agrícola en todo el mundo. Conocen bien el entorno y los recursos locales, así como la riqueza de la biodiversidad a su alcance. Sin embargo, con frecuencia sus opiniones no se tienen en cuenta cuando y donde se toman decisiones, ni siquiera en sus hogares

Hay estudios que revelan que cuando las mujeres participan en igualdad de condiciones en la toma de decisiones, sus hogares y comunidades afrontan mejor los efectos del cambio climático, lo cual desemboca en soluciones más eficaces, integrales e inclusivas y, además, redunda en la igualdad y la justicia. El hecho de estar representadas es crucial para expresar sus opiniones, influir en las decisiones que se adoptan, tener en cuenta sus perspectivas y adquirir conocimientos

Muchos proyectos respaldados por el FIDA involucran a las mujeres en la planificación, asegurándose de que sus conocimientos sean la base de las estrategias de adaptación al cambio climático: desde la construcción de infraestructura climáticamente inteligente hasta la gestión sostenible de recursos naturales en los que influye el clima, como el agua.

Por ejemplo, en la región de Butana, en Sudán, desde siempre las mujeres se han visto desfavorecidas y marginadas. Ahora se están organizando en grupos informales, y están desarrollando sus habilidades de liderazgo y dirigiendo redes comunitarias que gestionan los pastizales de las comunidades y los protegen de la desertificación y otras amenazas.

2. Invertir en el crecimiento económico de las mujeres

El empoderamiento económico de las mujeres no solo las beneficia a ellas, sino que también favorece a sus hogares y comunidades. Permite incrementar sus ingresos y diversificar las fuentes de las que los obtienen, y ofrece protección frente a las perturbaciones financieras y las crisis ambientales. Al facilitarles el acceso a activos y conocimientos relacionados con las prácticas climáticamente inteligentes, están en mejores condiciones de proteger los recursos naturales y prevenir la degradación de la tierra.

No obstante, los obstáculos jurídicos y estructurales siguen impidiendo que las mujeres de las zonas rurales desarrollen todo su potencial. Alrededor del 95 % de las economías de todo el mundo cuentan con al menos una ley que restringe la igualdad económica de las mujeres.

Este es el motivo por el que las iniciativas del FIDA en el ámbito de la seguridad de los derechos sobre la tierra dirigidas a las personas más pobres de las zonas rurales se centran en las mujeres.

Las pólizas de seguro son otra forma de ofrecer estabilidad financiera frente a los riesgos climáticos, incentivar la agricultura climáticamente inteligente y brindar otras opciones financieras. Con la promoción del acceso de las agricultoras a los seguros, el FIDA las ayuda a que sus negocios prosperen.

Asimismo, los proyectos que respalda el Fondo están favoreciendo el aumento de las ganancias de las mujeres del medio rural. Hay asociaciones de mujeres en el Paraguay que están juntando recursos e invirtiendo en negocios dirigidos por emprendedoras, cuyos ingresos se han quintuplicado. En Mozambique, ahora las mujeres representan el 65 % de la mano de obra agrícola en las cadenas de valor hortícolas y de la yuca.

3. Reducir la carga de trabajo de las mujeres

La mayor carga de responsabilidades recae en las mujeres de las zonas rurales, tanto en las explotaciones como en el hogar, sin recibir a cambio todo el reconocimiento o la compensación que deberían por su trabajo. Estas tareas cotidianas les restan mucho tiempo y energías para emprender negocios o participar en la toma de decisiones.

En el FIDA promocionamos equipo y técnicas que permiten ahorrar mucho tiempo y esfuerzo necesarios para realizar tareas laboriosas. Por ejemplo, la vida de las mujeres del nordeste del Brasil se ha transformado gracias al sencillo y rentable equipo que reduce el tiempo de procesamiento del burití, una nutritiva fruta, de días a horas. Estas mujeres ahora dirigen organizaciones de productores y comercializan sus productos en otros lugares, lo cual ha permitido incrementar sus ingresos, mejorar el acceso a las comunidades, aumentar la resiliencia y potenciar el cultivo de un producto alimentario indígena.

También promovemos el uso de metodologías basadas en los hogares, una serie de diálogos encaminados a fomentar el debate entre mujeres y hombres sobre las normas de género tradicionales y su cuestionamiento. En estos diálogos, las familias se reúnen para entender la contribución de la mujer al hogar y conversan sobre cómo hacer un reparto más justo de las tareas domésticas y sus recompensas.
 

4. Eliminar las barreras que frenan a las mujeres de las zonas rurales

Eliminar los obstáculos y acabar con los desequilibrios de poder que afectan a las mujeres del medio rural implica, nada más y nada menos, que una transformación social, o sea, replantearse de principio a fin las normas culturales y sociales discriminatorias que entorpecen su avance.

El objetivo del FIDA es lograr la transformadora de género: cambiar las estructuras sociales formales e informales que refuerzan las desigualdades de género. Ayudamos a las mujeres y niñas a tomar decisiones informadas, a hacer frente a las presiones ocasionadas por el clima que afectan a sus vidas y a que sean reconocidas como valerosas agentes del cambio. Atendemos sus necesidades prácticas mejorando sus habilidades y conocimientos técnicos y facilitándoles el acceso a los activos.

Uno de los instrumentos más fiables de los que disponemos en este ámbito es el Sistema de Aprendizaje de Acción de Género, una metodología específica basada en los hogares que alienta a que los miembros de las familias participantes visualicen y planifiquen su futuro creando juntos una serie de dibujos y diagramas.

En Rwanda, este sistema se utiliza para mejorar las dinámicas y relaciones de las familias con el vecindario, analizar información que ayuda a las comunidades a afrontar el cambio climático y apoyar la participación en comités de gestión de las aguas.

En las mujeres de las zonas rurales reside la clave de su propia resiliencia al cambio climático, la de sus hogares y sus comunidades, y la de todo el mundo. Ya es hora de que dejemos que tomen las riendas.

Conozca toda la labor del Fondo en las esferas del género y el cambio climático, y obtenga más información sobre la política del FIDA en materia de género.