Proteger los hogares y los medios de vida en la cuenca de las haor de Bangladesh

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Proteger los hogares y los medios de vida en la cuenca de las haor de Bangladesh

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En un día terrible de hace cuatro años, Anjuli Rani Das vio como su vida se desmoronaba frente a sus ojos. Una inundación repentina se tragó su pequeña granja de patos, llevándose consigo todo lo que le había costado años conseguir.

Hoy, los recuerdos de esa devastadora inundación de 2017 siguen muy presentes en la zona de la cuenca de las haor, en la región nororiental de Bangladesh. Más de 200 toneladas de pescado, 1,3 millones de cabezas de ganado y 3,2 millones de patos y aves de corral desaparecieron. Alrededor del 90 % de la cosecha de arroz boro también fue destruida, una pérdida importante si se tiene en cuenta que esta región representa la sexta parte de la producción de esta variedad de arroz en Bangladesh. Anjuli perdió su granja y sus animales, y su esposo, un trabajador asalariado en la industria agrícola, perdió sus ingresos durante lo que habría sido la temporada de la cosecha: no había nada para cosechar.

“La vida en la región de las haor siempre ha sido impredecible”, dice Anjuli. “Crecí viendo como las inundaciones se llevaban casas todos los años. Mi pueblo estaba desprotegido y expuesto a las olas y el agua”.

Los lugareños siempre hacían todo lo que podían para proteger sus hogares de las inundaciones periódicas, pero eran incapaces de cubrir los costos. “Todos los años, juntábamos dinero para intentar proteger nuestras aldeas”, explica Anjuli. “Obviamente, todos quieren contribuir, pero como las oportunidades de ingresos son sumamente limitadas durante la temporada de los monzones, esas donaciones son una fuerte carga financiera para la mayoría de las familias”.

Si bien las inundaciones durante la temporada de los monzones siempre han sido parte de la vida en la cuenca de las haor, las cosas han cambiado desde que Anjuli era niña. El aumento de las temperaturas debido al cambio climático ha producido inundaciones más intensas, y la deforestación ha eliminado las barreras naturales que antes contenían la fuerza de las olas. La distribución de las precipitaciones también se ha modificado, y ahora las lluvias son más copiosas incluso en la temporada previa a los monzones, que también coincide con la época de cosecha del arroz boro en las haor. Los 20 millones de habitantes de la zona, de los cuales muchos están entre los más pobres del país, dependen en grado sumo de la agricultura y la pesca como fuente de ingresos, y sus medios de vida están cada vez más amenazados.

Para ayudar a las comunidades locales a adaptarse a los efectos del cambio climático y reducir la pérdida de cultivos, mediante la iniciativa del Proyecto de Mejora de la Infraestructura y los Medios de Vida en las Haor (HILIP/CALIP), financiado por el FIDA, se ha instalado un sistema de alerta temprana para las inundaciones repentinas. Usando datos que se recogen de 25 estaciones, el sistema combina pronósticos meteorológicos con modelos hidrológicos e hidráulicos para analizar las condiciones que propician las inundaciones de este tipo y predecirlas con hasta 10 días de anticipación. Los pequeños productores, como Anjuli, reciben alertas mediante dos canales: la Junta de Aprovechamiento de los Recursos Hídricos de Bangladesh, que notifica a las administraciones de los distritos y a los funcionarios agrícolas locales, y mediante una aplicación para teléfonos inteligentes.

El proyecto también ha contribuido a establecer infraestructura resiliente al clima diseñada para proteger las aldeas, los caminos y los mercados. Un ejemplo son los métodos de bioingeniería, como las iniciativas de reforestación y el plantado de vetiver, una especie de hierba de raíces profundas que estabiliza las pendientes fijándose firmemente al suelo y reduciendo la erosión, así como la construcción de terraplenes elevados que protegen las aldeas de los daños producidos por las inundaciones.

Más de 344 000 personas en las cuencas de las haor se están beneficiando del sistema de alerta temprana, en tanto que la infraestructura resiliente al clima brinda protección contra las inundaciones a 140 aldeas. Más de 180 000 personas de hogares dedicados a la agricultura en pequeña escala se han unido a los grupos y asociaciones locales de interés común establecidos en el marco del proyecto. Como integrantes de estos grupos, pueden acceder a capacitación sobre diversos métodos para adaptar sus explotaciones y sus estanques de peces a los efectos del cambio climático. Los métodos incluyen adaptar la intensidad y la diversidad de sus cultivos; reforestar utilizando bambú y plantas típicas de las zonas pantanosas, y utilizar el vetiver y otras protecciones en forma de terraplén para mitigar la erosión, por mencionar apenas unos pocos. Asimismo, se dictan clases sobre las maneras en que los roles de género repercuten en estos esfuerzos de adaptación. Mientras tanto, más de 11 000 residentes pertenecen ahora a grupos de usuarios que gestionan los recursos hídricos comunitarios de los beels, diseñados para aumentar la producción piscícola y la biodiversidad.

La vida sigue siendo difícil para los pequeños productores y pescadores en la cuenca de las haor, pero la infraestructura y la capacitación están ayudando a proteger los hogares y a mantener los caminos operativos en los cinco distritos donde funciona el Proyecto de Mejora de la Infraestructura y los Medios de Vida en las Haor, y el sistema de alerta es muy eficaz como método de advertencia. Los habitantes de la aldea de Anjuli ahora son capaces de protegerse a sí mismos y sus bienes de las inundaciones repentinas, y tienen suficiente tiempo para actuar.

“Para proteger su producción, los agricultores pueden apartar una parte de sus cultivos para su consumo, y los pescadores pueden vender su pescado de antemano, aun si todavía no está plenamente desarrollado”, explica Anjuli. “De esa forma, logramos cierto alivio económico. De otra manera, nos resultaría difícil sobrevivir”.

 

 

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