Reflexiones sobre cómo mejorar la nutrición de las poblaciones rurales: una conversación con la Dra. Shakuntala Thilsted, ganadora del Premio Mundial de la Alimentación de 2021

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Reflexiones sobre cómo mejorar la nutrición de las poblaciones rurales: una conversación con la Dra. Shakuntala Thilsted, ganadora del Premio Mundial de la Alimentación de 2021

Tiempo estimado de lectura: 6 minutos

Nigel Brett (N.B.). Me alegré muchísimo cuando supe que mi colega y amiga, la Dra. Shakuntala Haraksingh Thilsted, había ganado el Premio Mundial de la Alimentación de 2021 por su “revolucionaria labor de investigación, su análisis crítico y sus innovaciones emblemáticas a la hora de diseñar enfoques holísticos que tienen en cuenta la nutrición en la esfera de los sistemas acuícolas y alimentarios”. Aún recuerdo cuando compartía oficina con Shakuntala en la Sede del FIDA hace más de 25 años y, desde entonces, siempre le he guardado un gran afecto.

También recuerdo la extraordinaria asociación entre el FIDA, Shakuntala y el equipo de WorldFish en Bangladesh. Estábamos poniendo a prueba nuevas tecnologías para la piscicultura, en concreto, la introducción de pequeños peces autóctonos ricos en nutrientes. Esto benefició enormemente a los residentes locales, en especial a las mujeres y los niños.

No se me ocurre nadie que mereciera más ganar ese premio. Tenía muchísimas ganas de hablar con Shakuntala para ponernos al día y saber más sobre sus logros y devenir profesional.

Shakuntala, al analizar tu carrera profesional, ¿cuáles crees que han sido los momentos más destacados y decisivos?

Dra. Shakuntala Thilsted (S.T.). El momento más decisivo se produjo en la década de 1980, cuando trabajaba para el Centro Internacional de Investigaciones sobre Enfermedades Diarreicas de Bangladesh. Comencé a entender el importante papel que podía desempeñar el pescado a la hora de mejorar la alimentación de las personas. Observé cómo mejoraban la nutrición y la salud general de las mujeres y los niños que recibían tratamiento en el centro. Esto me animó a investigar el valor nutricional de diversos tipos de alimentos de Bangladesh y, más tarde, de Camboya.

Mi investigación demostró que el pescado, en especial los pequeños peces autóctonos, eran una fuente rica en micronutrientes como vitaminas A y B12, zinc y hierro, así como de ácidos grasos esenciales. A raíz de esto, tuve claro el enorme potencial del pescado para combatir la malnutrición.

Uno de los resultados más importantes de mi investigación fue que el Gobierno de Bangladesh adoptara el sistema de producción por cultivos múltiples en estanques. Esto demostró que el Gobierno reconocía ese potencial.

A través de un enfoque de los sistemas alimentarios que tenía en cuenta la nutrición, pude trasladar esas soluciones a Camboya, la India, Malawi, Myanmar, Timor-Leste y Zambia, adaptando el enfoque a las necesidades y características de cada país. Otro hito importante se produjo cuando me di cuenta de que los resultados podían adaptarse y ampliarse a otras escalas.

Shakuntala trabajando como Coordinadora en materia de Nutrición para el Centro Internacional de Investigaciones sobre Enfermedades Diarreicas de Bangladesh a finales de la década de 1980.

N.B. Cuando piensas en todos los esfuerzos que hemos emprendido juntos para mejorar la nutrición de las mujeres y los niños de Bangladesh, ¿qué característica particular destacarías de esa labor? ¿Y en qué medida sentó las bases para tus trabajos posteriores?

S.T. El FIDA contribuyó enormemente a respaldar mi labor y a que ganara el Premio Mundial de Alimentación de 2021. Comencé a colaborar con el Fondo en 2010, cuando pusimos en marcha el proyecto Small Fish for Nutrition [peces pequeños como fuente de alimento] en Bangladesh. Se trataba de un proyecto singular, ya que pocos organismos de financiación tuvieron la perspicacia de adoptar un enfoque que considerara la nutrición en sus modelos de inversión, y el FIDA fue uno de ellos.

Gracias al apoyo del FIDA, pude aportar mis constataciones sobre la importancia de los peces pequeños y, de ese modo, transformar la metodología empleada en la producción acuícola de todo Bangladesh. Nuestro proyecto extendió los cultivos múltiples en estanques a diversos sistemas de producción, como las masas de agua continentales, los humedales y los estanques aislados. Asimismo, pude seguir desarrollando ese sistema con la inclusión de actividades como el cultivo de vegetales y la instalación de diques en los estanques para que las mujeres y los niños pudieran mejorar su alimentación y gestionar la producción, la cosecha y el consumo de vegetales y pescado en los hogares. Además, a través de las actividades de comunicación orientadas al cambio de comportamiento, pude sensibilizarlos sobre la importancia del pescado en la alimentación y garantizar que todos los miembros de los hogares se beneficiaran del mayor consumo de pescado.

Los buenos resultados sentaron las bases para una transformación masiva en Bangladesh, donde, en la actualidad, más de 4 millones de estanques aplican enfoques que tienen en cuenta la nutrición en sus sistemas de producción. Gracias a la colaboración del FIDA, pudimos ampliar la escala de ese enfoque y llevar el concepto de cultivos múltiples en estanques a otros países de Asia y África.

Seguimos colaborando con el Fondo, y esperamos con interés nuevas oportunidades para trasladar a otros países este tipo de sistemas alimentarios acuícolas que tienen en cuenta la nutrición.

N.B. Veo que eres una de los referentes de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas. Como Vicepresidenta de la cuarta vía de acción, ¿cuáles crees que son los principales problemas para mejorar la nutrición de las mujeres y los niños de las zonas rurales? ¿Y qué medidas prioritarias se deberían adoptar a ese respecto?

S.T. En nuestra opinión, los sistemas alimentarios son deficientes –y la pandemia de la COVID-19 ha puesto de manifiesto su fragilidad– pues las personas pobres, marginadas y vulnerables son las más afectadas en lo que respecta a su capacidad para llevar una alimentación saludable y suficiente. Más de 3 000 millones de personas dependen de los alimentos acuícolas como fuente importante de proteínas, y 800 millones de personas dependen de ellos como fuente de sustento. Por lo tanto, no podemos hablar de transformar los sistemas alimentarios sin tener en cuenta los acuícolas.

Una de las prioridades radica en elaborar productos a base de pescado que sean inocuos, asequibles y accesibles, y que puedan utilizarse en los períodos de baja producción. Esos enfoques tienen un gran potencial para mejorar la salud nutricional de las mujeres y los niños de las zonas rurales.

Otra prioridad –y espero colaborar con el FIDA a este respecto– consiste en dar voz a las comunidades rurales en la cumbre, en especial a las agricultoras, a fin de impulsar su participación activa. Me gustaría que se escuchara su opinión y que se las incluyera en los debates a medida que se van ideando soluciones en el marco de la cumbre. Es importante que las decisiones y soluciones se diseñen en colaboración con quienes más las necesitan.

Mujeres secando el pescado en Badurpur (Bangladesh). Ese pescado no solo servirá para mejorar la nutrición de los hogares, sino que también se venderá y supondrá una fuente de ingresos.

 

N.B. ¿Qué será lo próximo? ¿Dónde vas a centrar tu energía y tu pasión a partir de ahora?

S.T. Seguiré dedicando mi energía y mi pasión a optimizar el uso de los alimentos acuícolas para alimentar a la población, con el objetivo de que tanto las personas como el propio planeta sean saludables. Esa será mi meta en los próximos años. También me dedicaré a promover un aumento de las inversiones y la financiación en investigación, así como el diseño y fortalecimiento de los cambios en las políticas relativas a los alimentos acuícolas. Espero que este tipo de alimentos estén más presentes en las conversaciones sobre la transformación de los sistemas alimentarios, y también espero que se adopten medidas para maximizar su potencial. Por último, me gustaría estudiar el uso de los nuevos alimentos acuícolas, en especial las algas, como agentes de cambio que pueden mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de las poblaciones rurales y, en especial, de los grupos vulnerables.

N.B. ¡Muchas gracias, Dra. Shakuntala! Estamos ansiosos por seguir colaborando en el futuro en aras de mejorar la nutrición y ampliar el uso de las prácticas agrícolas que tienen en cuenta la nutrición en las zonas rurales.

Además, no te pierdas la oportunidad de saber más sobre la labor de Nigel y Shakuntala para promover los peces pequeños como fuente de alimento en Bangladesh: