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El desarrollo se centra en la juventud...

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Como resultado de la pandemia de la COVID-19, ya se ha perdido el equivalente de 400 millones de empleos a tiempo completo en todo el mundo y las previsiones más recientes sugieren que otros 71 a 100 millones de personas podrían verse sumidos en la pobreza extrema en consecuencia. Esto puede observarse especialmente en el caso de las comunidades rurales, que son más susceptibles a las perturbaciones en las cadenas de suministro y el acceso a los mercados y al consiguiente aumento de la pobreza y la inseguridad alimentaria, por lo que centrar la atención en los jóvenes es una parte fundamental del apoyo que se presta.

De los 1 200 millones de jóvenes del mundo (es decir, de las personas de edades comprendidas entre los 15 y los 24 años), el 88 % vive en países en desarrollo y más de la mitad vive en zonas rurales. Si bien el 67 % de los jóvenes vive en zonas con gran potencial agrícola, apenas un tercio de ellos tiene acceso a mercados que les brindarían la posibilidad de obtener oportunidades de empleo agrícola.

Muchas economías en desarrollo también han experimentado un “crecimiento sin precedentes de la población joven” al disminuir las tasas de mortalidad infantil mientras las tasas de fecundidad siguen siendo altas, lo que conduce a una cohorte de población joven desproporcionadamente alta en comparación con las personas mayores. Esta cohorte suele enfrentarse a mayores desafíos socioeconómicos que los grupos mayores, como: menor productividad debido a un menor acceso a insumos y activos; tasas de pobreza más elevadas (a nivel mundial, el 11 % de los jóvenes vive en condiciones de pobreza extrema frente a solo el 6 % de los mayores de 25 años); nutrición más deficiente e inseguridad alimentaria, y falta de representación en la toma de decisiones.

Otros subgrupos también se enfrentan a desafíos particulares, por ejemplo, debido a diversas presiones sociales, las mujeres jóvenes tienden a verse atrapadas en un ciclo de tareas ingratas y pesadas cargas de trabajo. Entretanto, aunque muchos de estos jóvenes abandonan el hogar familiar del medio rural en busca de trabajo, quienes se encuentran con falta de oportunidades de empleo se enfrentan a la difícil decisión de si regresar o no. Este fenómeno, conocido como migración inversa, suele tener profundas consecuencias socioeconómicas en las comunidades de origen.

La pandemia de la COVID-19 no ha hecho más que agravar todos estos desafíos. Antes del brote, las probabilidades de que un joven estuviera desempleado eran tres veces mayores que las de un adulto y los datos actuales indican que más de uno de cada seis jóvenes ha dejado de trabajar desde su comienzo. A medida que vamos trabajando para fomentar y mantener la resiliencia de las comunidades rurales en todo el mundo, tanto en respuesta a la pandemia como en términos más generales, es evidente que nuestro trabajo debe responder a las necesidades de los jóvenes.

Invertir en los jóvenes del medio rural para aprovechar todo su potencial es parte integral de fomentar medios de vida sostenibles dentro y fuera de las explotaciones agrícolas en las comunidades rurales y de aumentar la resiliencia de estas comunidades, tanto ante los efectos socioeconómicos de la pandemia como ante desafíos a más largo plazo como el cambio climático. Para el futuro de la gestión sostenible de las comunidades y los recursos, es fundamental hacer participar a los jóvenes de las zonas rurales y darles la posibilidad de hacerse oír. También es una oportunidad valiosa para promover la inclusión social y una mayor cooperación comunitaria, dirigiéndose siempre que sea posible a los jóvenes que también pertenecen a grupos marginados, como las mujeres, las poblaciones indígenas y las personas con discapacidad.

Aunque el concepto de cuestiones transversales pertinentes a los jóvenes no es nuevo para el FIDA, recién el año pasado se publicó el primer Plan de Acción del FIDA para los Jóvenes del Medio Rural. Este plan representa el compromiso del FIDA de garantizar que los jóvenes se tengan en cuenta en el 50 % de sus nuevos diseños de proyectos y en el 100 % de sus programas sobre oportunidades estratégicas nacionales (COSOP).

Con todo, el apoyo del FIDA a los jóvenes del medio rural va mucho más allá de garantizar que los jóvenes, como grupo, no se dejen atrás. Las mujeres y hombres jóvenes aspiran al trabajo digno y están dispuestos a adoptar nuevas innovaciones y asumir riesgos con rapidez, ya que sienten frustración por carecer de activos, servicios y competencias. El Plan de Acción para los Jóvenes del Medio Rural tiene como objetivo empoderar a los jóvenes a través del empleo y la iniciativa empresarial; mejorar el acceso de estos a activos importantes, servicios y formación profesional, y transformarlos en futuros líderes de sostenibilidad e innovación.

La labor del FIDA también ha dejado claro que no se puede aplicar un enfoque prescriptivo a la participación de los jóvenes. El grupo de “los jóvenes” es muy heterogéneo y varía increíblemente en términos de género edad, origen étnico, particularidades culturales, nivel de educación, situación laboral, competencias y capacidades.

La nueva publicación titulada Practitioner’s Guide for Mainstreaming Youth in IFAD Operations tiene por objeto abordar estas realidades. En ella se presenta el enfoque del FIDA respecto de un desarrollo “que tenga en cuenta a los jóvenes” y se esboza un marco con ejemplos y principios para la participación de los jóvenes, con señalamientos al rico conjunto de conocimientos y experiencias preexistentes.

En última instancia, proporciona un directorio de información valioso para los agentes y asociados del FIDA en el contexto del Plan de Acción para los Jóvenes del Medio Rural. Sin embargo, el FIDA también reconoce que los proyectos que se diseñan teniendo en cuenta a los jóvenes se ven enriquecido con la efectiva participación de estos, de sus organizaciones, Gobiernos y asociados, y con las consultas directas con ellos, así como con la adaptación de los proyectos al contexto local.

La publicación abarca las estrategias del FIDA en los países, el diseño y la ejecución de proyectos, y la supervisión y el apoyo de estos. Haga clic aquí para ver el informe completo.