Solo las políticas específicamente centradas en la población rural eliminarán la pobreza en los países en desarrollo, concluye un nuevo informe

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Solo las políticas específicamente centradas en la población rural eliminarán la pobreza en los países en desarrollo, concluye un nuevo informe

©IFAD/Flavio Ianniello

Kanayo F. Nwanze, President of IFAD, launches the Rural Development Report 2016 at the Italian Ministry of Foreign Affairs and International Cooperation in Rome. According to Nwanze, the development community needs to "redouble efforts to help rural people to achieve dignified and prosperous livelihoods free from hunger and filled with hope."

Roma, 14 de septiembre – No alcanza con el crecimiento económico para salvar a las personas expuestas diariamente a la amenaza de la inanición. Si los gobiernos quieren eliminar la pobreza, necesitan adaptar las políticas e inversiones a fin de que tengan un efecto transformador en las zonas rurales de los países en desarrollo, según un nuevo estudio mundial publicado hoy por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

El Informe sobre el desarrollo rural 2016, publicación emblemática del FIDA, es un llamamiento directo a los responsables de la formulación de políticas y a los profesionales del desarrollo a ganar la batalla mundial contra la pobreza. Para su elaboración se convocó a pensadores de renombre con el fin de que analizaran las experiencias en el ámbito del desarrollo rural en más de 60 países en desarrollo. Esta importante labor de investigación proporciona unos sólidos fundamentos a los cuales líderes e instituciones podrán recurrir para apoyar las decisiones que tomen en materia de políticas e inversiones.

“El Informe sobre el desarrollo rural marca un cambio de perspectiva”, expresó el Presidente del FIDA, Kanayo F. Nwanze, previamente a la presentación del informe en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de la República Italiana hoy en Roma. “Sitúa al sector rural dentro del contexto más amplio del desarrollo de un país. El informe pone de relieve la necesidad de adoptar un enfoque mucho más exhaustivo y holístico de la economía a fin de garantizar la prosperidad de millones de personas del mundo rural. Refuerza asimismo el punto de vista del FIDA, consolidado a lo largo de 40 años de experiencia, de que invertir en el desarrollo agrícola y rural significa invertir en la economía en su conjunto”.

Según el informe, hacer hincapié en el desarrollo rural y agrícola resulta decisivo ya que los ingresos de 2 500 millones de personas de todo el mundo todavía dependen directamente de pequeñas explotaciones rurales que producen el 80 por ciento de los alimentos consumidos en Asia y África Subsahariana.

El contexto en el que se publica es un mundo caracterizado por los cambios rápidos, una demanda creciente de alimentos, el aumento del movimiento migratorio hacia las ciudades y los efectos del cambio climático y la degradación del medio ambiente. El informe ofrece una reflexión sobre los distintos desafíos y legados históricos presentes a nivel regional y específicos de cada país, y sobre cómo ciertos factores como el empleo, las poblaciones jóvenes, los derechos sobre la tierra, el acceso a la financiación, la igualdad de género y la protección social pueden influir en el éxito de las intervenciones.

Como punto de referencia los investigadores establecieron cuatro escenarios de desarrollo económico rural en función de la velocidad de la transformación económica y la capacidad de inclusión de la misma, así como de los objetivos de desarrollo rural de dichos procesos. Este análisis sistemático y riguroso del sector rural permite comprender mejor qué inversiones y qué reformas políticas son fundamentales y deben priorizarse a fin de que se beneficien las personas de las zonas rurales y la sociedad en general.

“Queríamos examinar los cambios en la vida cotidiana de las personas, no solamente observándolos como hechos aislados e individuales, sino como parte de los procesos de desarrollo económico de sus países y del sector rural”, explicó Paul Winters, Director de la División de Investigación y Evaluación del Impacto, IFAD. “Nos centramos en averiguar sistemáticamente si el crecimiento económico trajo aparejada una reducción de la pobreza y en qué casos un aumento de la productividad del sector rural vino acompañada de la creación de puestos de trabajo y oportunidades capaces de generar mayores ingresos para la población rural.”

En el informe se examina concretamente el impacto de la transformación estructural (la reasignación de la actividad económica desde el sector de la agricultura hacia los sectores manufacturero y de servicios) y la transformación rural (la diversificación de los ingresos y el aumento de la productividad agrícola) en la reducción de la pobreza.

Las siguientes son algunas de las conclusiones del informe:

  • La mayor parte de los países que han salido de la pobreza de manera rápida diversificaron sus economías y fomentaron la mejora de sus sectores agrícolas.
  • Hoy en día crear puestos de trabajo es tan importante como impulsar el crecimiento.
  • La transformación rural es una parte integral del desarrollo económico de un país.
  • Independientemente del estadio de transformación estructural en que se encuentra, la agricultura sigue siendo un sector vital para el desarrollo económico. Los líderes mundiales necesitan expandir e intensificar las economías rurales basadas en la agricultura por medio de inversiones destinadas a desarrollar agroindustrias modernas.
  • El acceso a la financiación y la disponibilidad de servicios financieros son elementos decisivos para garantizar la sostenibilidad de la transformación de los hogares rurales. Sin embargo, 2 000 millones de personas en todo el mundo no pueden acceder a servicios financieros regulados y el 73 por ciento de las personas pobres no poseen una cuenta bancaria.

En cuanto al análisis regional, se ha podido constatar, entre otras cosas, lo siguiente:

  • Bolivia, Colombia, el Ecuador, México y el Uruguay lograron reducir la desigualdad del ingreso rural —incluso cuando esta se incrementó en la mayor parte de los países de América Central— en parte, gracias a las transferencias de efectivo de los gobiernos destinadas a poblaciones específicas.
  • En China, la India, Filipinas y Viet Nam, la reforma de la tierra, las inversiones básicas en las zonas rurales y otras políticas sectoriales han jugado un papel fundamental en la transformación rural.
  • La mayoría de los países de África continúa dando batalla a los problemas relacionados con una población joven en aumento, el achicamiento de los sectores manufactureros ya de por sí pequeños y la existencia de barreras al desarrollo fuertemente arraigadas. Los aumentos en la productividad agrícola que se han visto en los últimos años no se deben a la introducción de tecnologías, sino a la incorporación de más tierras de cultivo.
  • En la subregión del Cercano Oriente y África del Norte, las vías de la transformación rural se han visto adversamente afectadas por la inestabilidad y la fragilidad, y ello, a su vez, se ha visto exacerbado por cuestiones estructurales asociadas con la escasez de agua y el crecimiento de la población joven.

“La transformación rural no ocurre de manera automática. Es una elección”, afirma Nwanze. “Las decisiones que toman los gobiernos y los profesionales del desarrollo tienen repercusiones enormes sobre la vida de la gente y las naciones”.

La conclusión a la que llega el informe es que se necesita que las políticas sean inclusivas e incorporen plenamente a las personas pobres de las zonas rurales, a menudo marginadas, en la actividad económica en su conjunto para lograr así un desarrollo rural que sea sostenible desde el punto de vista social, económico y ambiental. Es la única manera de alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y erradicar el hambre y la pobreza extrema.

“Las conclusiones de este informe son un llamado de atención para cualquier persona que se solidariza con la apremiante situación que padecen los niños, las mujeres y los hombres más pobres de nuestro planeta”, expresó Nwanze. “Todas las personas, gobiernos y organizaciones comprometidos con la batalla contra la pobreza deberían leerlo y tomar medidas para poner en práctica sus conclusiones”.

Nota para los redactores:

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PR/55/2016
El FIDA invierte en la población rural y, al empoderar a estas personas, les ayuda a reducir la pobreza, aumentar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y fortalecer su resiliencia. Desde 1978, hemos destinado 17 600 millones de dólares estadounidenses en donaciones y préstamos a bajo interés a proyectos que han permitido llegar a unos 459 millones de personas. El FIDA es una institución financiera internacional y una organización especializada de las Naciones Unidas con sede en Roma, donde se encuentra el mecanismo central de las Naciones Unidas para el sector de la alimentación y la agricultura.