Pioneering development in rural Uzbekistan

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La iniciativa pionera del desarrollo rural en Uzbekistán

Tiempo estimado de lectura: 6 minutos
© Robin St@cinematicgraphics

Empezar de nuevo nunca es fácil, tanto si se trata de una persona a título individual como de toda una nación. Sin embargo, Uzbekistán ha conseguido impulsar su economía de forma increíble en los últimos años. Tras su transición a una economía de mercado, el país ha registrado un crecimiento medio anual del 8 % en los últimos 10 años. Este rápido crecimiento ha permitido, a su vez, impulsar el desarrollo en todo el país y, por primera vez, sus efectos se están dejando notar incluso en las zonas históricamente más pobres del país, como la región de Surkhandarya.

Esta región, situada al sureste del país, destaca entre otras zonas de Uzbekistán por sus condiciones climáticas especialmente favorables y su suelo fértil. Por ello, no es de extrañar que la agricultura revista una gran importancia en Surkhandarya, donde representa el 40 % de su producto regional bruto y da empleo a cerca del 37 % de su población. Tradicionalmente, la región se ha centrado en el cultivo de algodón y trigo, pero la zona también es muy adecuada para la horticultura (el cultivo de frutas y hortalizas), como demuestra la amplia presencia de frutales, viñedos y pastos en toda la región.

Con todo, dos terceras partes de la producción agrícola de Surkhandarya procede de pequeñas parcelas de propiedad familiar. Estas explotaciones familiares, llamadas dehkan, fueron introducidas originalmente por el Gobierno de Uzbekistán como una forma de mejorar la seguridad alimentaria: los agricultores podían cultivar alimentos para la autosubsistencia y vender sus excedentes en los mercados locales. Con los años, se han convertido en una importante fuente de alimentos e ingresos para las comunidades rurales de la región. Pero a pesar de las favorables condiciones de cultivo, los agricultores dehkan se enfrentan a varios problemas comunes a los pequeños productores rurales de todo el mundo: el bajo rendimiento de las cosechas, el acceso limitado a las tecnologías agrícolas y al crédito y las escasas oportunidades de empleo, todo lo cual a menudo lleva a la población rural a emigrar a las ciudades de Uzbekistán o al extranjero en busca de trabajo.

Con la incorporación de Uzbekistán al FIDA en febrero de 2011, se puso en marcha el Proyecto de Apoyo Hortícola, la primera iniciativa internacional de desarrollo rural emprendida en el país. Dado el clima óptimo de la región, iniciativas como esta ofrecían un gran potencial para aumentar la producción de Surkhandarya. Desde 2012, el proyecto ha estado trabajando en el desarrollo del sector hortícola de Surkhandarya para ayudar a mejorar los medios de vida de sus agricultores. Las actividades del proyecto han permitido crear oportunidades para muchos tipos de empresas agrícolas, desde las parcelas familiares dehkan hasta los pequeños proveedores de servicios hortícolas. A continuación, presentamos tres ejemplos.

 

Creación de un negocio familiar

Al principio, Gulbar Yuldasheva y su familia entendían el cultivo de su parcela dehkan como una actividad familiar más. Su madre siempre había querido abrir su propio negocio, aunque nunca habían tenido el dinero suficiente para hacerlo. Pero la llegada del proyecto les brindó, como a muchas otras familias de la región, la oportunidad de solicitar un préstamo financiado por el FIDA para convertir su dehkan en una explotación comercial.

La familia de Gulbar decidió utilizar los fondos para construir un invernadero en sus terrenos vacíos del distrito de Djarkurgan. Muy pronto, empezaron a cosechar más de lo que hubieran imaginado. Gulbar y su familia ahora disfrutan de un negocio próspero. Cada año recogen hasta 60 kg de pepinos y tomates por metro cuadrado de tierra, lo suficiente para poder contratar a cuatro personas de su aldea.

“El préstamo también ayudó a mi madre a abrir su propia tienda de telas en el mercado”, dice Gulbar. “Pero no dejaremos de cultivar hortalizas”.

Las nuevas tecnologías brindan nuevas oportunidades

Además de la ayuda a los agricultores en pequeña escala, el proyecto también ha introducido varias tecnologías y prácticas innovadoras, como el primer laboratorio de plántulas del país, donde se emplean técnicas de propagación microclonal in vitro, y la adopción generalizada de frigoríficos e instalaciones de almacenamiento. Esto último es especialmente útil para ayudar a los agricultores a reducir las pérdidas poscosecha, un avance bien recibido por empresas como la de Manguberdi.

La empresa de Manguberdi Mahmud lleva varios años trabajando en el sector de las frutas y hortalizas. Al principio, luchaban contra las pérdidas y el deterioro poscosecha, y les resultaba difícil obtener beneficios regulares. Pero en 2015, solicitaron y recibieron un préstamo financiado por el FIDA que les permitió construir una instalación de almacenamiento refrigerado. La inversión se amortizó enseguida. Sus pérdidas se redujeron drásticamente, dejando mucho más producto disponible para la venta.

“Gracias al préstamo, creamos ocho nuevos puestos de trabajo en nuestra granja, y ahora tenemos a 10 personas trabajando permanentemente para nosotros”, dice. Durante la temporada de cosecha, Manguberdi contrata a otros 20 trabajadores temporales, la mayoría mujeres, para clasificar las hortalizas y las frutas y prepararlas para su conservación. Cada trabajador gana hasta 60 000 soms uzbekos (unos USD 6) al día, lo que supone una importante contribución al presupuesto familiar.

Recuperación de las tierras y los medios de vida

Surkhandarya es muy vulnerable a los efectos del cambio climático, con tasas de calentamiento superiores a la media mundial. Para esta región y para el resto del país, la gestión de los recursos hídricos es una de las preocupaciones más acuciantes: la agricultura de regadío es la principal demandante de los recursos hídricos disponibles en Uzbekistán, con un consumo de hasta el 90 % del suministro total de agua del país.

En el marco del proyecto se han utilizado inversiones específicas para ayudar a crear sistemas de producción agrícola resistentes al clima en toda la región de Surkhandarya. Hasta la fecha, el proyecto ha financiado técnicas de riego que ahorran agua en más de 314 hectáreas de tierra. Iniciativas como esta han podido ayudar a 18 000 hogares a acceder al agua de riego y a reducir las pérdidas de agua, que han pasado de unos 17,75 millones de metros cúbicos en 2015 a 4,4 millones de metros cúbicos en 2019. Para agroempresas como la de Shodiev, este tipo de innovaciones tienen un valor incalculable.

“Teníamos una gran parcela de tierra en la que no crecía nada, ya que no se regaba”, dice Shodiev. En 2016, su negocio, una empresa agrícola del distrito de Denau, recibió un préstamo para ayudarles a regar el terreno. Utilizó los fondos para construir un sistema de suministro de agua aéreo de más de 7 km de longitud que le permitió aumentar la superficie de cultivo a 10 hectáreas. También participó en cursos de formación financiados por el FIDA sobre prácticas agrícolas resistentes al clima, donde aprendió a seleccionar las variedades de árboles frutales que mejor se adaptaban a las condiciones locales.

“Los conocimientos que adquirí participando en las sesiones de formación me resultaron útiles”, dice. “En vista de que me ha ido todo tan bien, seguiré utilizando esos valiosos conocimientos en mi trabajo”.

Las empresas agrícolas uzbekas de todos los tamaños, desde las pequeñas parcelas dehkan hasta las empresas más grandes, están cada vez más interesadas en la horticultura. Este sector ha demostrado ser una fuente fiable de ingresos, de seguridad alimentaria y de empleo en las zonas rurales, gracias en parte a la labor de proyectos como el Proyecto de Apoyo Hortícola. Aunque el proyecto finalizó en 2019, el gobierno nacional y otros donantes multilaterales, como el Banco Mundial, están extendiendo con gran éxito su enfoque. Estos benefactores han reconocido el papel fundamental que ha desempeñado la labor del FIDA, en especial sus esfuerzos por ayudar a las comunidades rurales a superar la pobreza y desarrollar sus economías locales. El sector agrícola de Uzbekistán está modernizándose, y gracias a iniciativas como esta, los pequeños productores agrícolas del país y sus comunidades rurales están preparados para convertirse en los protagonistas de esta conquista. 

 

Consulte más información sobre la labor del FIDA en Uzbekistan.