La lucha contra el hambre mediante la transformación de los sistemas alimentarios a través de la cooperación Sur-Sur

La pandemia de COVID-19 ha creado grandes riesgos para la seguridad alimentaria en un momento en que los sistemas alimentarios ya están sometidos a la presión de los conflictos, las catástrofes naturales y el cambio climático. Las cadenas de suministro de alimentos nacionales se han visto afectadas por las restricciones de movimiento, la escasez de insumos agrícolas clave y las pérdidas de ingresos. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha advertido de que otros 130 millones de personas podrían sufrir inseguridad alimentaria aguda de aquí a finales de año, además de los 135 millones de personas que ya padecían inseguridad alimentaria aguda antes de la crisis. La población rural, que ya estaba expuesta a carencias alimentarias y dietéticas, se encuentra también entre las poblaciones más vulnerables en el contexto de la pandemia en curso.

Más que nunca, la resiliencia de los productores y los hogares necesita apoyo tanto a nivel nacional como internacional. Para ello, el FIDA colabora con los gobiernos locales y nacionales en la adopción de medidas para garantizar la protección social y salvaguardar los medios de vida.

A través del uso de la Cooperación Sur-Sur y Triangular, el FIDA está aprovechando la experiencia, las habilidades, las capacidades y las soluciones existentes para hacer frente a los efectos de la pandemia de COVID-19 y otros desafíos en las poblaciones rurales.

Más información sobre el FIDA y la Cooperación Sur-Sur y Triangular.