Temas candentes en la 77.ª Asamblea General de las Naciones Unidas

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Temas candentes en la 77.ª Asamblea General de las Naciones Unidas

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Este año, el tema de tendencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) fue el recrudecimiento de la guerra en Ucrania. Sin embargo, las cuestiones que más se trataron en los pasillos y ascensores de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York fueron la seguridad alimentaria y la crisis alimentaria mundial.

En vista de la cada vez más grave crisis climática, que va más allá de todo pronóstico y se acerca a pasos agigantados a una situación de no retorno, la 77.ª Asamblea General de las Naciones Unidas expresó un consenso cada vez mayor sobre la necesidad de dar prioridad a la transformación de los sistemas alimentarios para garantizar el futuro de la humanidad. La seguridad alimentaria a nivel mundial es imposible si no se cuenta con sistemas alimentarios sostenibles y resilientes. Y, sin seguridad alimentaria, no se podrá alcanzar la paz y la estabilidad.

Como afirmó el Presidente electo del FIDA, Álvaro Lario, frente a los dirigentes reunidos en Nueva York: “No podemos dejarnos llevar de una crisis a otra. Resulta mucho más económico invertir en el mediano plazo. Debemos cambiar nuestra forma de producir alimentos y modificar toda la estructura de la financiación alimentaria en su conjunto”.

A pesar de las lúgubres perspectivas a corto plazo y de las pruebas inequívocas de que estamos experimentando un retroceso en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Asamblea General de las Naciones Unidas transmitió cierto optimismo, así como una eficaz dosis de realismo. Contamos con las soluciones y las instituciones necesarias para transformar los sistemas alimentarios al tiempo que combatimos la crisis climática. Lo que nos falta es la inversión y la voluntad política para lograrlo.

En vista de esto, hay tres cosas que todos los Gobiernos deberían hacer tras la 77.ª Asamblea General de las Naciones Unidas.

1. Invertir en el sector agrícola

Si bien la pandemia de COVID-19 ha reducido el margen fiscal disponible, los Gobiernos deben dar prioridad a invertir en el sector agrícola. Esto tiene múltiples ventajas, como la menor dependencia de las importaciones de alimentos y el aumento de la resiliencia de las economías rurales. Para reponerse tras décadas de inversiones insuficientes, tanto la comunidad internacional como las autoridades locales deben aumentar su compromiso con la agricultura.

2. Mantener abierto el comercio

Durante la COVID-19, fuimos testigos del fracaso de los obstáculos comerciales y las medidas proteccionistas. La apertura del comercio de alimentos y fertilizantes resulta fundamental para superar los efectos devastadores ocurridos este año en la producción agrícola mundial, cuyas repercusiones aún se desconocen en toda su magnitud. Al tiempo que muchos países se enfrentan a un drástico aumento en los precios de los alimentos, los fenómenos meteorológicos extremos —como la prolongada sequía sufrida en África Oriental y las olas de calor en Europa— podrían acarrear también una crisis de abastecimiento de alimentos.

En concreto, la producción de arroz —uno de los principales alimentos básicos— podría verse afectada gravemente por el elevado precio de las semillas y los fertilizantes. Es más, el cuarto exportador más grande de arroz de todo el mundo, a saber, el Pakistán, está experimentando una serie de inundaciones históricas que, irremediablemente, incidirán en el suministro. Una vez más, la población rural pobre será la más afectada a medida que la situación empeore, y algunos países de África se verán especialmente amenazados.

3. Comprometerse con la financiación para el clima

Los países deben reforzar sus compromisos y promesas en materia de financiación para el clima, así como examinar el concepto de justicia climática (que reconoce que los efectos perjudiciales del cambio climático no afectan de la misma manera a todas las personas) tanto desde la perspectiva del Norte Global como desde la del Sur Global. Está en juego la supervivencia de nuestra especie en el planeta Tierra.

La Asamblea General de las Naciones Unidas sienta las bases para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), que se celebrará a finales de este año. En ella, los Gobiernos podrán reforzar sus compromisos en materia climática, mientras que el FIDA seguirá abogando por aumentar la financiación a favor de los pequeños productores, para que puedan adaptarse al cambio climático. Las comunidades pobres de las zonas rurales merecen oportunidades que les permitan lograr futuros inclusivos y prósperos, sin hambre ni pobreza —el FIDA aspira a lograrlo y está preparado para hacerlo realidad.