The importance of agrarian development in India

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La importancia del desarrollo agrícola en la India

La agricultura: el elemento vital de la humanidad

Tiempo estimado de lectura: 6 minutos

©FIDA/Susan Beccio

Pese a que nuestro mundo se sigue urbanizando a un ritmo alarmante (la consultora PricewaterhouseCoopers estima que aproximadamente 1,5 millones de personas pasan a formar parte de la población metropolitana mundial cada semana), es imposible obviar el hecho de que las actividades agrarias siempre serán necesarias.

Lo cual no es malo. Aparte del simple hecho de que las personas necesitan comer, la agricultura sigue teniendo una función crucial en la economía y la sociedad de innumerables países de todo el mundo, la lucha contra el cambio climático, la creación de empleo, el apoyo a las comunidades, el fomento del agroturismo, la reducción del hambre y el refuerzo de la seguridad alimentaria.

En efecto, su función llega a su máxima expresión en el segundo país más poblado de Asia.

“La agricultura siempre ha sido vital para la India”, explica Gilbert Houngbo, Presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y ex Primer Ministro de la República de Togo.

“A pesar del rápido crecimiento del medio urbano, casi dos tercios de su población siguen viviendo en zonas remotas y dependen de la agricultura para su sustento. Es buena parte del motivo por el que, en los últimos 50 años, el rendimiento nacional ha mejorado drásticamente”.

“La producción de cereales destinados a la alimentación aumentó de 51 millones de toneladas en la campaña de 1950-1951 a 283 millones de toneladas en la de 2018-2019. Como consecuencia, la India ha podido pasar de ser un país dependiente de la ayuda alimentaria a un exportador neto de su propia producción”.

Estas cifras son innegablemente impresionantes. No obstante, no se puede decir que el sector haya dejado de ser problemático.

Aunque la India haya registrado en 2018 un superávit comercial de USD 14 600 millones de la venta de productos agrícolas, pesqueros y forestales, el gobierno local tiene que hacer sistemáticamente cuantiosas inversiones en reformas agrarias y centrarse en el bienestar de los agricultores.

Entretanto, cada vez es más apremiante lograr que la agricultura sea más remunerativa y atractiva para los jóvenes, equilibrar la productividad con el respeto por el medio ambiente y dejar de centrarse únicamente en la seguridad alimentaria para incorporar también la seguridad nutricional.

Las cargas son tan grandes como los beneficios. Sin embargo, es aquí donde interviene el FIDA, que es una institución financiera internacional y un organismo especializado de las Naciones Unidas.

“Desde 1979, el FIDA ha invertido USD 1 100 millones para financiar 30 proyectos que han beneficiado a 5,18 millones de hogares del medio rural”, explica Houngbo.

“Nos esforzamos por fomentar la capacidad de los agricultores y ayudarles a aprovechar las oportunidades de mercado con el objetivo de duplicar sus ingresos. Muchos de los proyectos que respaldamos facilitan el establecimiento de asociaciones innovadoras entre agricultores y empresas privadas mediante varias actividades, ya sea el fomento del sector ganadero y la pesca, la promoción de empresas dirigidas por mujeres, la introducción de tecnología agrícola o el apoyo a un cambio general para pasar de la agricultura de subsistencia a la agricultura resiliente al clima y orientada al mercado”.

La lucha contra el cambio climático

Ahora mismo, esta cuestión es particularmente compleja e impredecible.

La incidencia creciente del cambio climático es inevitable, los devastadores incendios que asolaron más de 10 millones de hectáreas en Australia a principios de este año son solo una de las numerosas consecuencias de la mayor capacidad destructiva de los fenómenos meteorológicos.

Los agricultores de la India hacen frente a los efectos del calentamiento mundial, pero la diversidad geológica del país lo convierte en una tarea muy compleja. Sin embargo, como prueba de los esfuerzos realizados por el FIDA y por otros, las inversiones cruciales y las nuevas tecnologías están dando frutos en esta lucha.

“Durante mi reciente visita a la India, quedé impresionado por el proyecto sobre innovaciones nacionales en agricultura resiliente al clima (NICRA), puesto en marcha por el Consejo de Investigaciones Agrícolas de la India”, señala Houngbo.

“El proyecto tiene la finalidad de estudiar determinadas aldeas y, mediante la investigación y la tecnología, permite predecir y determinar los tipos de riesgos que plantean los fenómenos ocasionados por el cambio climático y el nivel de cada uno de estos riesgos. Posteriormente, esta información se utiliza para ayudar a reforzar la resiliencia de los agricultores ante la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos ofreciéndoles una serie de procesos climáticamente inteligentes, tecnologías y apoyo práctico”.

¿Y el propio FIDA?

Tras haber ejecutado desde programas de empoderamiento de la mujer hasta proyectos de crédito rural y haber prestado asistencia al desarrollo en las comunidades indias del Himalaya, en la actualidad, la organización está trabajando en ocho proyectos que también incluyen iniciativas dedicadas a hacer frente al cambio climático.

El primero de ellos es el Proyecto de Promoción de Sistemas Agrícolas Resilientes a los Efectos del Cambio Climático en las Tierras Altas del Nordeste (Estados de Mizoram y Nagaland).

En este caso, los agricultores locales han venido utilizando un sistema de cultivo conocido como “jhum”, que cada vez es más insostenible debido al crecimiento demográfico, la degradación de la fertilidad del suelo, la erosión de la capa superficial del suelo y los cambios en los patrones climáticos.

Con miras a hacer frente a este acúmulo de cuestiones, el FIDA y los asociados que aportan financiación han destinado USD 168,5 millones a ofrecer a los agricultores más prácticas sostenibles y productivas de cultivo jhum, prestar asistencia a las comunidades jhumia para que puedan adoptar sistemas de cultivo alternativos y mejorar el acceso a los mercados, así como fomentar las cadenas de valor, lo que beneficiaría de forma directa a un total de 201 500 hogares.

Entretanto, se espera que el Proyecto de Mitigación de los Efectos de las Sequías en Andhra Pradesh tenga un impacto parecido.

Los pequeños agricultores en la región de Rayalseema y la zona de Prakasam de Andhra Pradesh se ven afectados por la sequía y al agotamiento de los recursos hídricos subterráneos en un contexto de variabilidad climática.

De nuevo, el FIDA está prestando apoyo para que la población local esté mejor preparada para estas circunstancias y ha destinado USD 148,4 millones a ayudar a los agricultores a adoptar sistemas de producción que necesiten menos recursos hídricos, variedades de cultivos más tolerantes a la sequía y sistemas de cultivo más diversificados y rentables.

Resistencia y adaptación

Como a menudo el carácter especializado y específico de estos proyectos es lo que conecta con la población local, el FIDA adapta sus proyectos para atender a quienes más necesitan su asistencia. Y aunque la recepción es decisiva para garantizar la longevidad y sostenibilidad de las inversiones, la lógica detrás de esta estrategia es igualmente sólida.

“La India, que tiene una población de 1 350 millones de habitantes y un índice de crecimiento demográfico de aproximadamente un 1,2 % anual, está destinada a convertirse en el país más poblado del mundo en torno a 2028”, explica Houngbo.

“Habida cuenta de que casi la mitad de la población adulta de la India trabaja en la agricultura y sus sectores afines, mejorar la vida de los habitantes del medio rural es esencial para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular el ODS 1 (fin de la pobreza) y el ODS 2 (hambre cero)”.

“El desarrollo agrícola es uno de los instrumentos más poderosos para acabar con la pobreza extrema y la desnutrición crónica. Está demostrado que el crecimiento generado por la agricultura es más eficaz para reducir la pobreza que el crecimiento de cualquier otro sector”.

En efecto, el Banco Mundial sugiere que este impacto suele duplicarse e incluso triplicarse en la mayoría de los casos, lo que reafirma la importancia capital de los considerables esfuerzos del FIDA.

“Dicho esto, es bueno recordar que la creación de oportunidades económicas, tanto dentro como fuera del sector agrícola, es fundamental para transformar las zonas rurales y no dejar a nadie atrás”, afirma Houngbo al pensar en el futuro.

“Somos optimistas y creemos que empoderar a la población de las zonas rurales; conectar las aldeas rurales con los mercados; ayudar a las mujeres y los hombres del medio rural a acceder a la tecnología, la capacitación y los servicios financieros, y fomentar la agricultura sostenible y resiliente al cambio climático, puede marcar la diferencia”.

““La misión del FIDA no va a cambiar. Pero como las aspiraciones de la población rural cambian y el mundo de la asistencia para el desarrollo está en transformación debido a las demandas contrapuestas a escala mundial, debemos adaptarnos”.

“Por ese motivo, ahora mismo estamos tratando de dar con soluciones más generales, mejores y más rápidas para acabar con el hambre y la pobreza”.

 

Más información en FIDA en la India.

Este artículo se publicó originalmente en Asia Outlook.