Caballos de hierro: mejorar la salud animal y humana en Kirguistán

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Caballos de hierro: mejorar la salud animal y humana en Kirguistán

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La Dra. Maksat Usupbaeva, montada en su motocicleta, conduce por las carreteras empinadas y sinuosas del distrito de Barskoon en Kirguistán. Forma parte de las jóvenes generaciones de veterinarios que monta en “caballos de hierro”, como les gusta denominarlos, para llegar a las comunidades rurales aisladas.

En Kirguistán, donde más de la mitad del territorio son pastizales, la ganadería de pastoreo vacuna y de otras especies ocupa un lugar central en la economía, la sociedad y la cultura del país. Sin embargo, hace tiempo que carece de suficientes veterinarios que se ocupen de todos los animales, y atravesar el terreno montañoso y poco poblado para acceder a las comunidades de pastores que necesitan sus servicios sigue siendo un reto.

En consecuencia, uno de los principales problemas a los que se enfrentan los pastores guarda relación con la salud de sus animales. Las enfermedades graves como la brucelosis, una infección bacteriana que los humanos también pueden contraer, son comunes en los rebaños, lo cual, sumado a otras dificultades que afectan al sector —como los pastizales degradados o los conflictos por los derechos sobre la tierra— han contribuido a que la productividad del sector ganadero en Kirguistán siga siendo baja y sus cadenas de valor estén poco desarrolladas. De ahí que muchos pastores (y sus animales) estén siempre expuestos a la pobreza y su salud se vea amenazada reiteradamente.

Desde 2012, el FIDA ha invertido más de USD 70 millones en el Programa de Desarrollo de la Ganadería y el Mercado, ejecutado por el Ministerio de Agricultura de Kirguistán, y en su sucesor: la segunda fase del mencionado programa. Conjuntamente, ambas iniciativas ayudan a 2,6 millones de habitantes del medio rural a fortalecer la economía pastoral del país.

La Dra. Usupbaeva sale para visitar a un ganadero tras recibir una llamada.

Invertir en salud y bienestar

Una buena parte del apoyo prestado ha consistido en invertir en las capacidades del sector veterinario privado para que participe en la prestación de servicios en este ámbito, en asociación con el sector público. En 2018, el Gobierno de Kirguistán incluyó servicios veterinarios privatizados en un marco jurídico revisado. Actualmente, con el apoyo del FIDA, este modelo —del que la iniciativa de la motocicleta es parte esencial— se está aplicando de manera sistemática en todo el país.

La Dra. Usupbaeva recibió una de las cerca de 630 motocicletas que el FIDA facilitó a los veterinarios. Al ser ligeras, rápidas y fáciles de maniobrar en carreteras estrechas y sinuosas, las motocicletas han demostrado ser un medio eficaz y rentable para atravesar los puertos de montaña en el país.

El modelo también promueve la capacitación de nuevos veterinarios: hasta la fecha, gracias al Programa de Desarrollo de la Ganadería y el Mercado y a su segunda fase, más de 100 estudiantes han recibido becas para acceder a la carrera de veterinaria en la Universidad Nacional Agraria de Kirguistán. A raíz de la cooperación entre el FIDA y el Gobierno kirguís, el número de veterinarios casi se ha duplicado, que pasó de 1 500 en 2013 a 2 600 en 2018.

Para estos jóvenes licenciados, ser veterinario es algo más que una profesión. Ofrece la oportunidad de iniciar una carrera profesional en sus comunidades de origen y contribuir al desarrollo de estas y al bienestar de sus habitantes.

Es el caso del Dr. Anarbek uulu Musabek, residente de 23 años en la comunidad rural de Birlesken. Su padre falleció cuando aún era niño, dejándolo a él y a sus cinco hermanos al cuidado de su madre, pero gracias a la beca de estudios que recibió a través de la segunda fase del Programa de Desarrollo de la Ganadería y el Mercado, ahora tiene cómo ganarse la vida en su región de origen y ayudar a su familia.

La Dra. Usupbaeva consulta con un ganadero.

Capacitar a veterinarios para propiciar el cambio

Los veterinarios ambulantes ya están dando un vuelco a la situación. Últimamente, han venido ayudando al Gobierno en un programa de vacunación para controlar la equinococosis, una enfermedad parasitaria que afecta principalmente a ovejas y perros, pero que también puede infectar al ser humano. Estas iniciativas se basan en un proyecto anterior financiado por el FIDA en el marco del cual se desplegó personal veterinario para controlar la brucelosis ofreciendo sesiones de capacitación y campañas de vacunación.

Según el Ministerio de Salud de Kirguistán, esas campañas, que recibieron apoyo del FIDA, siguen dando sus frutos. El número de casos de brucelosis en humanos disminuyó: se pasó de 4 412 casos registrados al año en 2011 a menos de 500 en 2020, y la incidencia de la equinococosis también se redujo.

Gracias a un mayor acceso a servicios veterinarios, los animales están más sanos y son más productivos. La venta de productos como la leche y la carne aumenta, y permite que los pastores obtengan mayores ingresos. Por ejemplo, un estudio reveló que ahora los hogares que se dedican al pastoreo en pequeña escala hacen más comidas al día, disponen de mejor saneamiento y agua potable, poseen más activos como vehículos y electrodomésticos, y utilizan equipos agrícolas en mayor medida. También se han observado mejoras en las carreteras y otro tipo de infraestructuras, lo cual facilita el acceso a pastizales más distantes.

Esta y otras iniciativas financiadas por el FIDA en Kirguistán han revolucionado la manera en que las familias, y cualquiera que las ayude, incluidos los veterinarios, desempeñan su trabajo. Como dijo la Dra. Usupbaeva, “el apoyo del FIDA nos ha facilitado la labor”.

Obtenga más información sobre la labor del FIDA en Kirguistán.