Hay que poner manos a la obra: tres maneras de mejorar la formulación de políticas con base empírica para avanzar hacia una transformación sostenible de los sistemas alimentarios

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Hay que poner manos a la obra: tres maneras de mejorar la formulación de políticas con base empírica para avanzar hacia una transformación sostenible de los sistemas alimentarios

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
©IFAD/Santiago Billy/Factstory

El año 2020 marcaría el comienzo de la última década de acción para avanzar hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Pero en lugar de eso, una pandemia mundial tomó al mundo por asalto y tuvimos que cambiar nuestras prioridades. Y justo cuando estábamos comenzando a aprender a vivir con la COVID, estamos enfrentando una crisis alimentaria y de los productos básicos de alcance mundial, agravada por la guerra en Ucrania. Sumado a esto, debido al cambio climático, ahora es más difícil cultivar alimentos como lo hacíamos antes. Las desalentadoras conclusiones de la última edición del informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo demuestran que nuestros frágiles sistemas agroalimentarios no son suficientes para alimentar al mundo.

A medida que crisis nuevas y complejas se suceden con una rapidez incesante, no podemos seguir aplicando los viejos métodos. Necesitamos adoptar nuevas perspectivas y optimizar nuestros procesos de adopción de decisiones, sobre la base de investigaciones y datos rigurosos. Con todo, pese a la importancia fundamental de las pruebas para promover la transformación de los sistemas alimentarios, todavía queda mucho por hacer para establecer vínculos entre los investigadores y los responsables de la formulación de políticas y la adopción de decisiones.

A continuación figuran tres principios para cerrar la brecha entre las investigaciones y las políticas, fruto de los debates mantenidos durante la Conferencia 2022 del FIDA.

1. Plantear las preguntas correctas

A menudo, los problemas que enfrentan sobre el terreno los encargados de la formulación de políticas y los profesionales del desarrollo no son los mismos en los que se centran los investigadores. El Premio Nobel Josh Angrist destacó este hecho al decir “lo que más me preocupa es la total falta de pruebas” a la hora de realizar inversiones eficaces en innovaciones que promuevan una transformación positiva.

Para asegurarnos de estar planteando las preguntas correctas, el FIDA invierte en la generación y el uso de pruebas a nivel interno, ya que reconoce que es más probable que una organización utilice las pruebas cuando ha participado en el proceso de generarlas. Utilizando nuestra base de datos de conocimientos y forjando vínculos entre las operaciones y los investigadores, promovemos una cultura de formulación de políticas con base empírica dentro del FIDA y entre nuestros asociados.

2. Usar métodos creíbles

En años recientes hemos mejorado nuestra capacidad de medir el impacto atribuible de nuestras relaciones de proyectos de inversión utilizando métodos cuantitativos. Pero estos métodos por sí solos no nos ofrecen el panorama completo de lo que la población rural pobre experimenta. Para garantizar el resultado óptimo de nuestro trabajo, es necesario cotejar esos datos con el conocimiento que surge de los exámenes sistemáticos, de los mapas de carencias de datos empíricos y de las perspectivas cualitativas de las personas a las que servimos.

Para el FIDA, la credibilidad de nuestra base empírica es un principio rector en el diseño de nuestros enfoques analíticos y en materia de recopilación de datos. Mediante nuestras evaluaciones del impacto, recopilamos datos socioeconómicos abarcadores y representativos de la realidad nacional con respecto a los medios de vida de los beneficiarios del FIDA y de los grupos de comparación. Utilizamos datos administrativos nacionales (por ejemplo, los que provienen de la iniciativa 50x2030) y datos de los sistemas de información geográfica (SIG) para cotejarlos con los datos de nuestras evaluaciones del impacto.

Desde 2018, el FIDA ha recopilado datos sobre más de 60 000 productores en pequeña escala, que a partir de septiembre de 2022 se ofrecerán como un bien público de acceso abierto. Gracias a esto, la comunidad internacional podrá acceder a datos empíricos que son útiles a la hora de definir una amplia gama de inversiones y políticas.

3. Colaborar a lo largo del entero proceso de investigación

El proceso de investigación es notoriamente lento. Esto plantea un desafío a la hora de satisfacer las necesidades inmediatas de los responsables de la formulación de políticas, que a menudo no pueden demorar sus decisiones. Para generar resultados que brinden orientación para adoptar medidas de manera oportuna, los investigadores y los responsables de la adopción de decisiones deben involucrarse en un proceso de aprendizaje a lo largo de todas las etapas de la investigación, no solo cuando se publican los resultados.

Establecer un proceso de aprendizaje que establezca un vínculo entre las pruebas y los resultados de valor práctico es un desafío. En el FIDA, debatimos los resultados de las evaluaciones del impacto con las partes interesadas a nivel local y nacional, y entonces incluimos los resultados de esos debates en el proceso de diseño del proyecto. Al implicar a los expertos que trabajan sobre el terreno en la generación de pruebas, logramos crear conocimientos nuevos y ampliar nuestra comunidad de usuarios de datos empíricos.

Cada vez más, el FIDA está invirtiendo en la generación y el uso de datos en tiempo real para responder a los cambios súbitos que se suceden en los distintos contextos.

Como comunidad mundial, nos hemos trazado el ambicioso objetivo de lograr un desarrollo sostenible para todos de aquí a 2030, en menos de ocho años. Se trata de una tarea colosal, especialmente en estos tiempos turbulentos. Por eso, necesitamos contar con pruebas creíbles y de valor práctico que nos permitan adoptar las decisiones más eficaces en el poco tiempo que nos queda.