To move the needle on ending extreme poverty, focus on rural areas

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Con el fin de ir aún más lejos en la lucha contra la pobreza extrema, hay que centrarse en las zonas rurales

Tiempo estimado de lectura: 6 minutos
© Brookings

Se han reconocido ampliamente los notables avances logrados en la reducción de la pobreza en todo el mundo en los últimos 10 años. Y, de hecho, en el año en que China aspira a ultimar su proyecto de 40 años de llevar a unos 770 millones de personas por encima del umbral de la pobreza, es evidente que una mayor proporción de la población humana es más rica hoy que en cualquier otro momento de la historia.

Naturalmente es preciso seguir esforzándose en este ámbito, dado que hoy en día aún hay unos 600 millones de personas que viven en la pobreza extrema, cifra que supera la población total de la Unión Europea. Además, la pobreza, de hecho, aumenta en varios países, en vez de reducirse, mientras que en otros en que sí disminuyen los niveles de pobreza, no lo hacen lo suficientemente rápido para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 1 antes de 2030. Por ende, 2020 no marcará el fin de la lucha mundial contra la pobreza. En todo caso, puede marcar el comienzo de un decenio decisivo que determinará si se alcanzará o no el objetivo mundial de poner fin a la pobreza antes de 2030.

Un elemento decisivo para poner fin a la pobreza extrema de una vez por todas (es decir, reducirla a un porcentaje inferior al 3 % de la población de cada país, que es el nivel de tolerancia que conceden los sistemas de medición) es comprender dónde vive la población pobre y cómo crear una espiral de crecimiento impulsado por los mercados entre ciudades, pueblos y zonas rurales. Nos parece sorprendente que no exista ningún conjunto de datos oficial que distinga entre la pobreza urbana y la rural en los distintos países. El Banco Mundial proporciona un desglose semejante únicamente para China, la India e Indonesia. Esto supone un desafío a la hora de formular políticas, ya que la pobreza es un fenómeno de índole geográfica sumamente específico y los factores que impulsan la mitigación de la pobreza —y las posibles soluciones— dependen del contexto que rodea y vincula a las comunidades y los mercados. La pobreza rural suele derivarse de un acceso limitado a mercados, educación, infraestructuras de calidad, oportunidades de empleo, salud y productos financieros. La pobreza urbana suele estar signada por condiciones de vida difíciles o peligrosas en lo que respecta al saneamiento, el empleo y la seguridad personal. Entender la diferencia entre las dos es fundamental para formular una estrategia nacional de mitigación de la pobreza.

En respuesta a este desafío, con apoyo del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la empresa World Data Lab ha elaborado un nuevo conjunto de datos sobre la pobreza urbana y la pobreza rural de todos los países del mundo. Con esos datos que ahora se han puesto a disposición del público en el reloj de la pobreza en el mundo (World Poverty Clock; véase en ese sitio web la sección sobre metodología para obtener más información), los encargados de formular políticas cuentan con un punto de partida para cuantificar y analizar la dinámica de la pobreza rural y la urbana y hacer proyecciones al respecto. Las principales conclusiones extraídas del nuevo conjunto de datos se presentan a continuación.

La mayor parte de la población más pobre del mundo vive en zonas rurales. Aproximadamente dos de cada tres personas que viven en condiciones de extrema pobreza viven en entornos rurales. En total, unos 400 millones de hombres y mujeres del medio rural viven en condiciones de pobreza extrema, cifra que supera las poblaciones del Canadá y los Estados Unidos juntas. Al mismo tiempo, alrededor de la mitad (unos 200 millones) vive en ciudades.

Si bien la pobreza rural está por disminuir, es probable que persista la pobreza urbana. De acuerdo con las proyecciones del reloj de la pobreza en el mundo, se calcula que la pobreza rural disminuirá en 100 millones de personas (o el 26 %), que pasarán de 395 millones a 293 millones en el próximo decenio, principalmente debido al crecimiento económico y a la migración del campo a las ciudades que está reduciendo el volumen absoluto de población rural en muchos países. Por el contrario, no se espera un gran descenso de la pobreza urbana (de los 203 millones actuales pasará a 200 millones), debido al aumento previsto de la urbanización en el próximo decenio, especialmente en África.

Gráfico 1. Según las proyecciones, la pobreza rural disminuirá más rápido que la pobreza urbana

Fuente: World Poverty Clock, World Data Lab.

La pobreza rural es un fenómeno eminentemente africano. Siete de los 10 países con mayor cantidad de personas del medio rural que viven en la pobreza se encuentran en África subsahariana. Entre todos suman unas tres cuartas partes (el 76 %) de la pobreza rural en todo el mundo, lo que equivale a unos 305 millones de personas. Si bien se estima que esta cifra disminuirá a 245 millones en el próximo decenio, también se calcula que la proporción de la pobreza rural mundial que le corresponde a África aumentará a un 85 % para 2030. Esta previsión se debe a unos pocos países. Si continúan las tendencias actuales y no se adoptan medidas importantes, Nigeria y la República Democrática del Congo no podrán hacer ningún avance en la reducción de la pobreza rural en el próximo decenio. A menos que se emprendan grandes iniciativas, las proyecciones indican, por ejemplo, que la pobreza rural en Nigeria aumentaría cerca de 4 millones de personas (el 7 %) en los próximos 10 años. Si bien ya hemos indicado que Nigeria es el país que tiene las cifras de pobreza más altas del mundo, también es uno de los pocos lugares donde, efectivamente, estas cifras van en aumento. De hecho, Nigeria encabeza la lista en lo que a cifras de pobreza se refiere, tanto en las zonas rurales como en las urbanas.

En la próxima década, se contará con experiencias exitosas que servirán de testimonio al objetivo de reducción de la pobreza. Se calcula que, si mantienen su tasa actual de reducción de la pobreza, varios países harán notables avances antes de que termine el plazo para la consecución de los ODS en 2030. Según las proyecciones, en Etiopía saldrán de la pobreza cerca de 16 millones de personas del medio rural de aquí a 2030, mientras que en la India se reducirá la pobreza rural en casi 20 millones de personas. Las proyecciones indican asimismo que en la República Unida de Tanzanía y Uganda la pobreza rural disminuirá cerca de 9 millones de personas, reduciendo aproximadamente a la mitad el total de sus respectivos niveles actuales de pobreza rural. De hecho, se prevé que entre los primeros 10 países con mayor pobreza rural en 2030 seguirán estando ocho países del África subsahariana.

Gráfico 2. Primeros 10 países donde se prevé una reducción de la pobreza rural en 2020-2030

Fuente: World Poverty Clock, World Data Lab

Si bien quedan por resolver algunas cuestiones metodológicas para ajustar las cifras relativas a la pobreza rural y la pobreza urbana y es preciso formular hipótesis para derivar estimaciones sobre la magnitud de estas, los gobiernos nacionales, así como las organizaciones internacionales como el FIDA, van a ciegas sin esos datos. Creemos que ahora pueden adaptar sus estrategias de reducción de la pobreza y sus inversiones para tomar en cuenta las diferencias entre las zonas rurales y las urbanas y pueden comenzar a reunir datos de referencia con los que seguir de cerca los avances. Creemos que, aunque los instrumentos de política dirigidos a reducir la pobreza pueden diferir entre las zonas urbanas y las rurales, existen elementos comunes que vinculan a los dos programas. Un mayor nivel de integración y conectividad entre los mercados rurales y los urbanos puede reducir los flujos migratorios a las ciudades y mejorar tanto los niveles de ingresos en las zonas rurales como la seguridad alimentaria y nutricional y fomentar la resiliencia ante las perturbaciones climáticas. Es preciso fomentar las cadenas de suministro de productos básicos y los sistemas alimentarios integrados y complementarlos con una visión más amplia del ordenamiento territorial y la focalización de las intervenciones públicas en las zonas específicas que se estén quedando más atrás, lo que podría contribuir a reducir la pobreza tanto en las zonas rurales como en las urbanas.

Nota: Ante cualquier duda sobre la metodología y los modelos de datos subyacentes, sírvase dirigir sus preguntas a [email protected].

Este blog se publicó originalmente en brookings.edu.