Tres jóvenes en Bangladesh que están potenciando las habilidades de sus comunidades

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Tres jóvenes en Bangladesh que están potenciando las habilidades de sus comunidades

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
© FIDA/GMB Akash

Durante seis meses todos los años, los habitantes de la región de las haor en Bangladesh quedan atrapados. Debido a las fuertes precipitaciones y a las inundaciones, es casi imposible salir de esta región de humedales. Las limitaciones de acceso a las escuelas, a los mercados y al empleo obligan a muchos jóvenes a migrar búsqueda de mayor estabilidad. Lo único que queda para quienes no se van son empleos estacionales en el sector agrícola, dado que las inundaciones sumergen las plantaciones de arroz, las piscifactorías y las huertas.

El FIDA quiere cambiar esa realidad. Mediante el Proyecto de Mejora de la Infraestructura y los Medios de Vida en las Haor - Proyecto de Adaptación al Clima y Protección de los Medios de Vida (HILIP-CALIP), los jóvenes reciben capacitación en una serie de disciplinas, desde la horticultura y la fabricación de velas hasta la fontanería y la soldadura, de forma tal que puedan encontrar alternativas para generar ingresos mientras permanecen en la región.

“La capacitación práctica ayuda a los jóvenes a adquirir experiencia y los prepara para las exigencias del mercado de trabajo y de la industria de los servicios”, explica Gopal Sarker, director del proyecto HILIP-CALIP. “Nuestro programa para dotar a los jóvenes que viven en zonas remotas con habilidades nuevas y variadas implica un cambio fundamental, ya que ofrece oportunidades a quienes menos tienen”.

Conozcamos a tres jóvenes en Bangladesh que están mejorando sus habilidades y las de sus comunidades.

El taller de costura

Parveen (segunda desde la izquierda) capacitando a un grupo de jóvenes y mujeres en su casa. A cambio del cobro de una cuota, Parveen facilita a sus estudiantes máquinas de coser y ropa sin diseños para enseñarles a cortar y coser. © FIDA/GMB Akash

Tras el nacimiento de su primer hijo, Parveen (34) consiguió empleo como costurera para complementar los ingresos de su esposo, que era obrero agrícola estacional. Pero sus metas eran más elevadas.

Mediante el programa HILIP-CALIP, Parveen aprendió a cortar, a coser y a fabricar prendas de vestir. Transmitió lo que aprendió a dos vecinas, y la noticia de que estaba dando clases de costura pronto se extendió. Con lo que cobraba por las clases, Parveen abrió su propio taller de costura, donde da empleo a tres asistentes.

“Antes, no me habría imaginado que recibir la capacitación adecuada podría cambiar tanto las cosas”, dice Parveen. “Ahora, mis estudiantes están aprendiendo y trabajando al mismo tiempo. Con lo que ganan, algunos costean su educación, y otros pagan la educación de sus hijos. Es alentador ver lo que las jóvenes de mi aldea son capaces de hacer, más allá de las labores domésticas o de ayudar con el trabajo agrícola tradicional”.

Tuercas, tornillos y motocicletas

Olok repara una motocicleta en su taller. © FIDA/GMB Akash

Olok (28) arreglaba bicicletas y pequeños artefactos eléctricos para algún día transformarse en el mecánico más solicitado de su vecindario. Para llevar su negocio al siguiente nivel, se anotó en un curso de mantenimiento y reparación de motocicletas ofrecido en el marco del programa HILIP-CALIP. Ahora, tras haber obtenido una certificación del Consejo de Educación Técnica de Bangladesh, es mecánico de motocicletas totalmente calificado.

“Tener mi propio negocio me permite trabajar durante todo el año, aun durante la época de los monzones”, nos cuenta Olok. “Si mi taller se inunda, puedo seguir trabajando a domicilio. Y ahora que las calles y la infraestructura han mejorado, más personas en las aldeas de la región de las haor usan motocicletas. Gracias a mis habilidades, veo que mi negocio está creciendo”.

Para transmitir a otros a sus conocimientos, Olok imparte talleres de mantenimiento de motocicletas a los que asisten jóvenes que se quedan sin empleo durante la prolongada temporada de inundaciones.

Veterinario a domicilio

Siddiqur revisa sus instrumentos de veterinaria. Los recibió sin costo mientras asistía a un curso de capacitación profesional. © FIDA/GMB Akash

Aunque las inundaciones en la región de las haor limitan lo que muchos jóvenes pueden hacer, otros han sacado provecho de la adversidad y brindan servicios en esta zona a menudo escasamente atendida. Dado que la región está bajo agua durante gran parte del año, ir al veterinario con el ganado a cuestas es un desafío. Por eso, el servicio de veterinaria domicilio de Siddiqur Rahman es muy solicitado.

Tras un curso de capacitación de 15 días en la Universidad Agrícola de Bangladesh, Siddiqur (25) asiste a los propietarios ganaderos con tareas tales como inseminaciones artificiales, primeros auxilios, vacunaciones y desparasitación. Planea utilizar las ganancias para abrir una farmacia veterinaria en su localidad.

“Al brindar servicios de inseminación artificial, primeros auxilios y vacunación para el ganado, no solo estoy atendiendo las necesidades de los agricultores en las zonas más remotas, sino que también estoy creando en ellos conciencia sobre las necesidades de atención de salud de sus animales”, señala Siddiqur. “Da satisfacción desarrollar una actividad que ayuda a preservar los medios de vida de otros”.

 

Gracias a los cursos de capacitación impartidos mediante el programa HILIP-CALIP, los jóvenes de la región de las haor han reducido su dependencia de los recursos naturales de esta zona tan vulnerable al clima. Las fuentes de ingresos alternativos y los buenos empleos implican que no se ven obligados a emigrar para ganar salarios decentes. Al transmitir a otros sus conocimientos, estos jóvenes han puesto en marcha una cadena de efectos positiva. Y al establecer sus propios negocios y crear empleos, están dando a otros jóvenes aún más motivos para quedarse.

 

Infórmese más sobre la labor del FIDA en Bangladesh.

Lea el blog de Qasa Alom con sus experiencias de viaje a las regiones de Bangladesh afectadas por las inundaciones.