Un fin de semana perfecto en el medio rural de Bangladesh

IFAD Asset Request Portlet

Publicador de contenidos

Un fin de semana perfecto en el medio rural de Bangladesh

Descubra cómo un proyecto de ecoturismo dirigido por la comunidad está transformando las localidades rurales

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

Listo para el viaje de fin de semana, equipado con una cámara.
© Mariel Zimmermann

Trabajando con el FIDA en Bangladesh, pasamos la mayor parte del tiempo gestionando proyectos desde la oficina en la ajetreada ciudad de Dhaka. Sin embargo, los fines de semana, mientras que la mayoría de la gente va en tropel a la maravillosa costa del país, nosotras preferimos evitar las aglomeraciones y escapamos a las zonas rurales del campo bangladesí.

Este fin de semana ponemos rumbo a Sitakunda, a unas horas en auto al sur de Dhaka, para visitar un proyecto de ecoturismo dirigido por la comunidad que ha transformado la zona.

Después de hacer una parada en Chittagong, conducimos 90 minutos bajo una lluvia fina entre verdes y frescos bosques, y ya aquí nos relajamos.

Nuestra primera parada es el lago Mohamaya, que quiere decir algo así como “la gran ilusión”. Según la gente mayor, en otro tiempo el lago fue un curso de agua que la población local tenía por lugar de culto.

El lago alberga una gran cantidad de especies y es una importante fuente de ingresos para la población local, que se dedica al turismo y ofrece visitas guiadas, entre otras actividades.

Explorando la belleza del lago Mohamaya. © Mariel Zimmermann

Este día nuestro guía es Mohammad Imtiaz, un joven de 21 años, que nos recibe con una gran sonrisa. Hace dos años, gracias a la capacitación que recibió impartida por una organización de desarrollo llamada Young Power in Social Action, emprendió su negocio de visitas turísticas. 

“Me encanta enseñar sitios nuevos a la gente, especialmente a los turistas que vienen de Dhaka o de cualquier parte”.

Mohammad Imtiaz haciendo senderismo en el verdor de las colinas de Sitakunda.
© Mohammad Imtiaz

En los meses buenos, Mohammad gana unos USD 120 mensuales, una suma nada desdeñable para un trabajo a media jornada en esta comunidad rural. Con ese dinero, se está pagando los estudios en la universidad. Nos cuenta que, cuando termine sus estudios de literatura inglesa, quiere ser periodista y explorar el mundo.

La siguiente actividad que nos propone es la canoa y nos presenta a Muhammed Dulal, que tiene un negocio de excursiones en canoa por el lago. Con un pequeño préstamo que le concedió Young Power in Social Action, compró diez y las alquila a USD 3 la hora.

Equipados con chalecos salvavidas y remos, nos disponemos a explorar la flora y la fauna del lago, con el sonido de los grillos y el canto de los pájaros de música de fondo. Tuvimos suerte de tener ese lugar para nosotras solas en temporada alta (que va de octubre a enero), período en el que Muhammed gana hasta USD 400 en los meses más fuertes.

Para ayudarte a capturar la belleza del paisaje sin perderte detalles, hay numerosos jóvenes que se dedican profesionalmente a la fotografía a los que se puede recurrir por un precio muy asequible.

Rakib Muasbbir en acción. © Mariel Zimmermann

Uno de estos fotógrafos es Rabik Musabbir, que estudia comercio en una escuela superior cercana. En temporada alta gana unos USD 180 al mes, lo que lo ayuda a pagar sus estudios.

Nuestro almuerzo en la casa de Mosammat Liza..
Mariel Zimmermann

Después de remar durante dos horas, estamos hambrientas y deseosas de probar la cocina local. Mohammad nos lleva a una casa de huéspedes cercana, donde nos recibe Mosammat Liza, que la abrió tras haber recibido capacitación en gestión hotelera. Además de alquilar habitaciones por entre USD 5 y USD 10 por noche, el establecimiento familiar también ofrece comidas caseras.

Nos sentamos en una mesa con todo tipo de deliciosos platos bengalíes, como sopa de lentejas, berenjenas fritas, machh-bhorta (migas de pescado) y pollo al curri.

En el almuerzo conocemos a Mohammed Arifur Rahman, que es el director de Young Power in Social Action y se ocupa de las actividades de ecoturismo en la zona. Nos cuenta que, gracias a la iniciativa, ya se han establecido 25 servicios diferentes, sin dejar de reconocer la responsabilidad que supone hacer del medioambiente un medio de vida. “Vivimos de la belleza natural del lago y de la flora y fauna que alberga. Tenemos que protegerlo y concienciar no solo a la población que vive aquí, sino también a los visitantes”.

Haciéndose eco de ello, el Proyecto de Promoción de la Comercialización y las Empresas Agropecuarias (PACE), ejecutado por la Fundación Palli Karma-Sahayak, ha impartido capacitación en gestión de residuos, conservación ambiental, reducción de la contaminación y productos, bienes, herramientas y equipo respetuosos con el medioambiente a más de 1 000 emprendedores en Bangladesh.

En el camino de vuelta a Dhaka ya estamos deseando descubrir otro nuevo sitio espectacular del medio rural de Bangladesh.

 

Conozca toda la labor del FIDA en Bangladesh.