Por qué la financiación para el clima es tan importante: preguntas y respuestas

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Por qué la financiación para el clima es tan importante: preguntas y respuestas

Tiempo estimado de lectura: 6 minutos
©FIDA/Marco Salustro

Son muchas las cosas que hay que hacer para determinar cómo pagar los costes asociados al cambio climático.

En 2015, en la 21Conferencia de las Partes (COP 21), la Cumbre sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, casi todos los países del mundo se comprometieron a aportar contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés), un plan de acción para reducir las emisiones y adaptarse a los impactos climáticos, y actualizarlo cada cinco años.

A nivel nacional, los países también participan en la elaboración de planes nacionales de adaptación (PNA) para evaluar su vulnerabilidad al cambio climático e identificar y aplicar los medios más adecuados para contribuir a su adaptación.

Con todo, comprometerse a actuar no es suficiente: las promesas deben ir acompañadas de financiación.

Evidentemente, esto genera debate. ¿Cuánta financiación se necesita? ¿Dónde debe gastarse? Las respuestas a estas preguntas afectarán el bienestar y la prosperidad mundiales durante los años venideros.

La financiación de la lucha contra el cambio climático es una cuestión complicada sobre la que recibimos muchas preguntas. Hemos preparado algunas respuestas a las preguntas más frecuentes.

 

¿Qué es la financiación para el clima y por qué es importante?

La financiación para el clima son recursos financieros locales, nacionales o transnacionales que se utilizan para luchar contra el cambio climático, en esferas que van desde las políticas hasta las actividades sobre el terreno, donde puede mejorarse concretamente la vida de las personas. Estos fondos pueden provenir de fuentes públicas, privadas o de otro tipo.

La financiación para el clima es indispensable para mitigar las emisiones y las economías a adaptarse a cambios que son inevitables. Si las emisiones de gases de efecto invernadero no se reducen de manera inmediata, será imposible limitar el calentamiento global a 1,5 °C o aun a 2 °C, lo que empujará al mundo por una senda catastrófica. Mientras tanto, el cambio climático está ya teniendo efectos devastadores en las personas, la naturaleza y las infraestructuras.

En el Acuerdo de París se decidió que los países desarrollados aportarían recursos financieros para ayudar a los países en desarrollo a aportar sus contribuciones determinadas a nivel nacional, a costear las medidas de mitigación y adaptación y a movilizar más financiación para el clima.

Sin embargo, los compromisos asumidos hasta la fecha son insuficientes para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Esto resulta especialmente evidente en el caso de los pequeños agricultores, que sólo reciben USD 10 000 millones, o el 1,7 %, de la financiación para el clima, una fracción de la cantidad necesaria.

 

¿Cuánta financiación para el clima se necesita para las iniciativas de mitigación y adaptación?

La financiación para el clima ayuda a los países a aportar sus contribuciones determinadas a nivel nacional y a poner en marcha sus programas nacionales de adaptación. Por tanto, para avanzar en la consecución de los objetivos de París, es necesario disponer de financiación suficiente.

Los países desarrollados necesitan financiar al menos USD 100 000 millones al año para estos fines. Esto incluye cerrar las brechas financieras tanto para la mitigación como para la adaptación. El déficit mundial estimado para la adaptación es grande y va en aumento. Se espera que los costes de adaptación en los países en desarrollo aumenten hasta USD 340 000 millones anuales en 2030, y hasta USD 565 000 millones en 2050. La brecha para la mitigación es aún mayor, de USD 850 000 millones anuales para 2030.

Si queremos limitar el calentamiento a 1,5 ºC, tenemos que reducir las emisiones netas mundiales a cero de aquí a mediados de siglo y, para ello, debemos acelerar la transición para abandonar el carbón, poner fin a la deforestación y promover la reforestación, pasar a los vehículos eléctricos e invertir en las energías renovables. Este cambio necesitará billones de dólares de financiación pública y privada.

 

Después de la COVID-19, ¿es realmente prioritario invertir en financiación para el clima a favor de los pequeños productores?

Absolutamente sí. La COVID-19 ha afectado duramente a los pequeños productores rurales, reduciendo sus ingresos y empeorando la inseguridad alimentaria. Y el cambio climático los está golpeando aún más duramente.

Los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes, están dañando los medios de vida y perturbando los sistemas alimentarios de las personas que disponen de pocas o ninguna reserva financiera para enfrentar crisis graves.

Los pequeños agricultores producen entre el 60 % y el 80 % de los alimentos en los países en desarrollo. Si los rendimientos caen, millones de personas quedarán a la merced de la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Esto, a su vez, podría provocar disturbios sociales, conflictos o migraciones forzosas, entre otras cosas.

Los pequeños productores son la piedra angular de los sistemas alimentarios y los guardianes de los ecosistemas. Dotados de fondos e instrumentos para adaptarse, pueden gestionar el ambiente de manera sostenible y ayudar a los países a respetar los compromisos asumidos en virtud del Acuerdo de París aplicando soluciones agroecológicas y basadas en la naturaleza.

 

¿Cuál es la manera más eficaz de canalizar la financiación para el clima hacia los pequeños productores?

Los sectores público y privado tienen que colaborar para mitigar los riesgos asociados con las inversiones en la agricultura y aprovechar los recursos financieros adicionales. Los recursos públicos destinados a las cuestiones climáticas son fundamentales para hallar formas innovadoras de sacar partido de la inversión del sector privado para reducir el déficit de financiación.

Los recursos públicos pueden transferirse directamente a los Gobiernos, a las instituciones nacionales y a las organizaciones de la sociedad civil con el fin de conceder préstamos subvencionados a los productores que accedan a adoptar prácticas climáticamente inteligentes, de otorgar subvenciones para contratar seguros climáticos y de promover instrumentos innovadores de transferencias fiscales. Dichas prácticas podrán permitir que las inversiones sean menos arriesgadas y más atractivas para las entidades del sector privado.

 

¿Cómo consigue el FIDA movilizar financiación para el clima?

A la fecha, el FIDA tiene comprometidos un total de USD 990 millones en financiación para el clima en el marco de 70 proyectos. Con un monto adicional de USD 300 millones concedidos por nuestros donantes, hemos concedido financiación en favor del ambiente y el clima a seis millones de productores vulnerables en 41 países mediante nuestro Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP). Gracias a su versión ampliada, denominada ASAP+movilizará otros USD 500 millones más. Nuestro programa básico de préstamos y donaciones se propone movilizar USD 800 millones del sector privado en los próximos dos años y medio.

Las asociaciones que entablamos son fundamentales para poner al alcance de los pequeños productores la financiación para el clima que estos necesitan. El FIDA es uno de los organismos acreditados ante el Fondo de Adaptación, el Fondo Verde para el Clima y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Entre 2019 y octubre de 2021, conseguimos movilizar USD 283,6 millones de estos fondos, lo que representa un avance importante hacia la meta de obtener USD 500 millones en financiación complementaria para el clima como parte de nuestro Plan de Acción sobre el Cambio Climático.