Por qué la labor de desarrollo es una inversión acertada incluso en épocas de inestabilidad

IFAD Asset Request Portlet

Publicador de contenidos

Por qué la labor de desarrollo es una inversión acertada incluso en épocas de inestabilidad

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
© FIDA/Translieu/Samuel Nyaberi

El número de conflictos violentos es el más alto que se ha conocido desde la Segunda Guerra Mundial. Actualmente la cifra de fenómenos meteorológicos extremos quintuplica la registrada hace 50 años. Una de cada ocho personas vive en una zona frágil o afectada por conflictos.

En este contexto, no es de extrañar que el gasto en ayuda humanitaria haya aumentado un 164 % en los últimos 10 años.

Al mismo tiempo, el escaso gasto en desarrollo obedece a las nuevas realidades financieras y la evolución del panorama político, que propician que los países den prioridad a las intervenciones de emergencia en detrimento del progreso a largo plazo.

Sin embargo, en estos tiempos de confluencia de crisis interrelacionadas en que las personas aún no se han recuperado de una perturbación cuando se produce la siguiente, este círculo vicioso podría romperse adoptando un enfoque integral que abarcara tanto la asistencia para el desarrollo como la humanitaria.

Las dos caras de la misma moneda

La asistencia humanitaria y para el desarrollo persiguen el mismo objetivo fundamental: mejorar la vida de las personas, en particular la de las más vulnerables.

Sin embargo, hubo que esperar al año 2016 para que el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, instase a adoptar un nuevo enfoque que estableciera un vínculo más estrecho entre ambos tipos de asistencia a través del nexo entre la acción humanitaria y la asistencia para el desarrollo.

En la práctica, supone que la asistencia humanitaria no solo debería satisfacer las necesidades inmediatas, sino también contribuir a los resultados de desarrollo. A su vez, la asistencia para el desarrollo debería brindar a las personas las herramientas necesarias para hacer frente a los desastres y reducir así su dependencia de la ayuda humanitaria en el futuro.

En un contexto en el que el planeta se enfrenta al cambio climático, a distintos conflictos y a otras crisis convergentes, el nexo entre la acción humanitaria y la asistencia para el desarrollo es más importante que nunca.

Romper el círculo de la pobreza

El FIDA trabaja en estrecha colaboración con mujeres y jóvenes. © FIDA/Roger Anis

El propio FIDA fue fundado tras una profunda crisis alimentaria en el Sahel en la década de 1970. Nuestro objetivo consiste en abordar los obstáculos estructurales que afectan a la producción de alimentos y romper el círculo vicioso de los desastres y la pobreza.

Nos centramos en el elemento del desarrollo dentro del nexo entre la acción alimentaria y la asistencia para el desarrollo. En vez de prestar asistencia inmediata cuando se produce un desastre, el FIDA adopta una visión a largo plazo: trabaja en estrecha colaboración con las comunidades, en particular con mujeres y jóvenes, con el objetivo de hacer que salgan de la pobreza de manera sostenible y de mejorar la seguridad alimentaria y forjar sociedades más resilientes a todo tipo de perturbaciones. Contribuimos a crear las condiciones necesarias para evitar que los conflictos o el cambio climático se agraven.

Los resultados son claros: en un estudio reciente, se utilizaron datos de los sistemas de información geográfica para demostrar la contribución de las inversiones del FIDA a la disminución del riesgo de conflictos, lo que indirectamente reduce la necesidad de asistencia humanitaria en el largo plazo. En Malí, los datos obtenidos de estos sistemas indicaban que, en las zonas en las que el FIDA no intervenía, los conflictos habían aumentado un 8 %, mientras que en aquellas donde ejecutaba proyectos de eficacia demostrada no se habían registrado incrementos.

El FIDA es miembro de la Iniciativa de la Gran Muralla Verde encaminada a restaurar y conservar ecosistemas únicos y crear medios de vida dignos en el Sahel, una región frágil donde el cambio climático y la degradación ambiental están contribuyendo a los conflictos.

Los datos de los sistemas de información geográfica ponen de relieve que las inversiones del FIDA pueden reducir el riesgo de conflictos. © FIDA/Translieu/Samuel Nyaberi

En el Níger, el Fondo para Refugiados, Migrantes y Desplazados Forzosos en pro de la Estabilidad Rural del FIDA (FARMS) creó más de 7 000 puestos de trabajo temporales relacionados con la gestión del agua y  empoderó a mujeres y jóvenes, dos grupos por los que Boko Haram muestra especial interés.

Después de que Tonga sufriera la mayor erupción volcánica del siglo XXI, el FIDA ayudó a las mujeres a plantar huertos domésticos que actualmente están reduciendo su dependencia de alimentos importados.

En Haití, el Proyecto de Economía Azul Inclusiva del FIDA contribuye a aliviar dos de los problemas más apremiantes del país: el aumento galopante de la pobreza y los persistentes desastres climáticos. Asimismo ayuda a 40 000 habitantes de las zonas costeras, en especial mujeres y jóvenes, a gestionar los recursos naturales y marinos en pro del desarrollo sostenible.

Además, en el norte de Nigeria, donde la insurgencia armada y el cambio climático limitaban las oportunidades de las mujeres y los jóvenes, el FIDA realizó su primera inversión en una empresa privada, Babban Gona, a través del Programa de Participación del Sector Privado en la Financiación.

Es hora de invertir en el futuro

Tenemos que cambiar nuestras prioridades de gasto: con cada dólar invertido en el fomento de la resiliencia en el presente se ahorran 10 dólares en asistencia de emergencia en el futuro, lo que, además de tener justificación económica, supone evitar que millones de personas de todo el mundo pasen dificultades.

En la Decimotercera Reposición de los Recursos del FIDA se insta a los Estados Miembros a aumentar sus inversiones en el fomento de la resiliencia de la población rural para que así podamos prestarle el apoyo que necesita y lograr que su futuro y el de sus hijos sea mejor y más resiliente.