Years later, IFAD-established seed producer groups to continue improving their communities’ climate resilience

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Años después, los grupos de productores de semillas establecidos por el FIDA siguen mejorando la resiliencia al cambio climático de sus comunidades

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A mediados de la década de 2000, los agricultores de la región de las colinas medias de Nepal disfrutaban de un tesoro: variedades de arroz resistentes al estrés que crecían favorablemente en la zona y no se veían afectadas por las pérdidas de rendimiento ocasionadas por la sequía. Tuvieron la oportunidad de participar en un proyecto financiado por el FIDA para seleccionar las variedades adecuadas. Sin embargo, también afrontaron un problema: no había suficientes semillas de esas variedades para atender la demanda. La falta de acceso a semillas era, y es, un problema habitual para los pequeños agricultores en Nepal y otros lugares. Limita la producción de arroz y aumenta la vulnerabilidad de los agricultores a perturbaciones climáticas como la sequía, sobre todo en zonas que son poco propicias a la producción de arroz.

Para superar ese problema, los investigadores del plan para desarrollar las variedades, y posteriormente el proyecto del Consorcio sobre Entornos Desfavorables para el Cultivo del Arroz del FIDA, comenzaron a establecer grupos de productores de semillas en aldeas cercanas para multiplicar las semillas de las variedades de arroz resistentes al estrés, seleccionadas recientemente. Los grupos de productores de semillas eran grupos comunitarios cuyos miembros producían y vendían semillas de arroz de variedades mejoradas, incluidas las resistentes al estrés, a agricultores locales y recibían capacitación sobre las mejores prácticas de gestión para la producción de arroz. Cuando el programa del Consorcio concluyó en 2014, había 12 grupos de productores de semillas en los distritos vecinos de Gorkha, Lamjung y Tanahu.

Cuatro años después, recibimos (es decir, los investigadores del Instituto Politécnico y la Universidad Estatal de Virginia) una donación del FIDA para realizar una evaluación del impacto de los grupos de productores de semillas. En nuestra visita a la zona descubrimos que el programa del Consorcio había dejado un firme legado: nueve grupos seguían produciendo y vendiendo semillas y sus miembros todavía aplicaban las mejores prácticas de gestión que habían aprendido. Varios agricultores miembros de esos grupos nos contaron que su producción de arroz se había duplicado desde que se habían incorporado al proyecto, tanto porque habían accedido a nuevas variedades como por los conocimientos que habían adquirido en la capacitación. Una integrante de un grupo señaló que, además de vender semillas, ahora producía suficiente arroz para que su familia consumiera durante todo el año. Los miembros de los grupos también indicaron que la demanda de variedades de arroz resistentes al estrés era alta en toda la zona, y habían compartido los conocimientos adquiridos en la capacitación con sus vecinos no miembros.

Está claro que el propósito de los grupos de productores de semillas del Consorcio siempre había sido llegar más allá de los agricultores miembros: los grupos se establecieron para ayudar a comunidades enteras. Estábamos especialmente interesados en observar los efectos indirectos, es decir, los beneficios de un programa que van más allá de los participantes directos (en este caso, los agricultores miembros de los grupos de productores de semillas) y que se obtienen gracias al establecimiento de los grupos. Por tanto, entrevistamos a hogares con y sin agricultores miembros en aldeas con un grupo de productores de semillas, en aldeas cercanas y en aldeas más lejanas con el objetivo de obtener más información sobre los efectos indirectos.

Descubrimos que los grupos de productores de semillas presentaban importantes beneficios para los agricultores no miembros en sus aldeas. Casi el 60 % de los agricultores no miembros en aldeas con un grupo de productores de semillas habían cultivado una variedad de arroz resistente al estrés, frente al 50 % de los no miembros en aldeas cercanas y el 40 % de no miembros en aldeas más lejanas. Los agricultores no miembros en aldeas con un grupo de productores de semillas también utilizaron un mayor porcentaje de semillas certificadas (con respecto a las semillas que habían guardado de temporadas anteriores) y tenían más probabilidades de aplicar varias mejores prácticas de gestión. Esos efectos se mantuvieron incluso después de controlar las características de las aldeas y los hogares, lo que indica que hay indicios sólidos de que los beneficios se pueden atribuir directamente a la presencia de los grupos de productores de semillas.

Surgieron efectos indirectos porque todos los miembros de una comunidad están conectados: las acciones de cada persona afectan a las demás. En el caso de los grupos, los miembros trabajan conjuntamente para producir y vender semillas de alta calidad de variedades de arroz resistentes al estrés, por lo que adquieren conocimientos sobre la producción de arroz durante todo el proceso. Su ardua labor ha dado lugar a una mayor adopción de ese tipo de variedades y al uso de mejores prácticas de gestión incluso entre los agricultores no miembros de los grupos, por lo que ha mejorado su producción de arroz y se ha reducido la vulnerabilidad a las sequías. En consecuencia, la producción de semillas a nivel comunitario puede contribuir sobremanera a facilitar mejoras generalizadas en los medios de vida y la resiliencia al cambio climático.

Puede obtener más información sobre nuestros métodos y los resultados de nuestro estudio en la nueva publicación de la serie de investigaciones del FIDA: The spillover effects of seed producer groups on non-member farmers in mid-hill communities of Nepal.

Kate Vaiknoras es una economista agrícola investigadora en el Servicio de Investigación Económica del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). Está interesada en la adopción y los efectos de las tecnologías agrícolas, en particular de las variedades de semillas mejoradas. Ha trabajado sobre el terreno en Nepal y Uganda.

Los hallazgos y las conclusiones incluidas en este artículo corresponden a la autora y no se deben interpretar como resoluciones o políticas oficiales del USDA o el Gobierno de los Estados Unidos. Esta investigación fue parcialmente respaldada por el Servicio de Investigación Económica del USDA.