El contexto:  

Argelia tiene una población de más de 44 millones de habitantes, de los cuales uno de cada cuatro vive en zonas rurales. Los jóvenes representan el 14 % de la población y el 29 % están desempleados, y los más afectados son los que viven en el medio rural. Aunque la pobreza está disminuyendo, su incidencia es cuatro veces mayor en las zonas rurales que en las urbanas.  

La economía argelina depende en gran medida del petróleo y el gas, que representan casi todos sus ingresos de exportación y una quinta parte de su producto interno bruto (PIB). Tras pasar de la categoría de país de ingreso mediano alto a la de país de ingreso mediano bajo en 2020, Argelia ha adoptado medidas para diversificar su economía, especialmente mediante el turismo, la industria manufacturera y la construcción. Argelia también está tratando de mejorar su infraestructura y atraer inversión extranjera para estimular el crecimiento económico. 

El sector agropecuario es importante, ya que da empleo a más de una de cada cuatro personas y representa el 12 % del PIB. Entre sus productos destacan los cereales, las frutas, las hortalizas y el ganado.  

Aunque Argelia goza de seguridad alimentaria y tiene una baja tasa de subalimentación, su clima árido y las grandes variaciones de temperatura plantean desafíos para el sector agropecuario, los cuales se ven agravados por el cambio climático, la urbanización y la elevada densidad demográfica en el norte del país. 

La estrategia: 

Argelia dejó de recibir préstamos del FIDA en 2006 y rembolsó todos sus préstamos gracias a los ingresos derivados del petróleo. Sin embargo, el Fondo sigue colaborando estrechamente con el Gobierno, ya que en 2022 renovó sus operaciones no crediticias, entre otras cosas mediante la puesta en marcha de un programa de empleo y emprendimiento juvenil. 

En la Nota sobre la Estrategia en el País para 20232025 se establecen dos prioridades estratégicas: la promoción del empleo juvenil en las zonas rurales y la mejora de la adaptación al cambio climático en el medio rural. 

Entre las principales actividades, cabe señalar las siguientes: 

• ofrecer capacitación para aumentar la empleabilidad de los jóvenes; 
• fomentar las asociaciones entre el sector público y el privado para apoyar a las pequeñas y medianas empresas; 
• mejorar la gestión del agua para uso agrícola;  
• promover los cultivos resistentes a la sequía; la agricultura climáticamente inteligente y las energías renovables, y 
• apoyar la economía circular y los empleos verdes para los jóvenes del medio rural, especialmente las mujeres.