Armenia
El contexto
Armenia es un país de ingresos medios bajos que se independizó en 1991 y está en proceso de transición hacia una economía de mercado plenamente democrática. A principios del período posterior a la independencia, el país experimentó un rápido crecimiento económico, lo que produjo una reducción de la pobreza. Lamentablemente, en 2008, Armenia se vio gravemente afectado por la crisis financiera mundial, seguido de un período de crecimiento más lento y de la disminución de la población. Casi un millón de armenios (29 %) siguen siendo pobres, un tercio de los cuales son bastante pobres y extremadamente pobres (por debajo del umbral de pobreza alimentaria). Casi un tercio del total de la población pobre vive en zonas rurales. Las mujeres y los jóvenes de las zonas rurales tienen una representación excesiva entre los pobres.
En 2017, la agricultura en Armenia suponía casi un 15 % del PIB y emplea un 35% de la fuerza laboral. El sector se basa principalmente en los pequeños agricultores, con 360.000 explotaciones agrícolas y una media de 1,5 hectáreas.
El mayor desafío es cómo pasar de un sector agrícola fragmentado basado en la subsistencia a un sector agrícola rentable y competitivo orientado a la exportación y, al mismo tiempo, abordar las necesidades sociales concernientes a la reducción de la pobreza, la seguridad alimentaria y nutricional y el desempleo.
La estrategia
En Armenia, el FIDA apoya a la visión de transformación inclusiva del Gobierno para mejorar las condiciones de vida de la población rural pobre. El Fondo trabaja para lograr este objetivo mediante la creación de asociaciones de agronegocios con el fin de integrar a los pequeños productores a las cadenas de valor resistentes y desarrollar un entorno propicio mejorado para el desarrollo comercial rural.
Los agricultores muestran un interés cada vez mayor en las oportunidades comerciales, por lo que el FIDA ya no se centra únicamente en la seguridad alimentaria y ofrece préstamos de pequeña cuantía para ayudar a los agricultores de subsistencia a producir un excedente para la venta.
Los préstamos del FIDA también promueven la diversificación de la economía rural no agrícola. Las inversiones animan a la población pobre a emprender un negocio y, en las tierras altas y las zonas fronterizas, estas se dirigen a los comerciantes, los elaboradores, los abastecedores y los proveedores de servicios que brindan apoyo a los agricultores y los conectan con los mercados.
Las principales actividades están destinadas a:
- aumentar la producción y la productividad donde los rendimientos sean más elevados, utilizando el desarrollo del sector privado como principal motor de reducción de la pobreza;
- promover la diversificación de la economía rural no agrícola;
- animar a la población pobre a crear pequeñas y medianas empresas;
- respaldar los esfuerzos del Gobierno por ampliar las oportunidades comerciales de las mujeres en las zonas rurales, y
- desarrollar y fortalecer las instituciones locales confiando la responsabilidad de la ejecución y la gestión de las actividades a los grupos de base.
En las nuevas inversiones del FIDA en Armenia se privilegian las iniciativas que dan una respuesta eficaz a los rápidos cambios que se producen en el sector empresarial, financiero y agrícola mientras la economía sigue recuperándose.
Datos del país
En 2010, el 37 % de los 2,9 millones de habitantes de Armenia vivía en zonas rurales y un tercio en la capital, Ereván.
La agricultura representaba alrededor del 15 % del PIB en 2017 y es el medio de vida principal de las comunidades rurales.
La agricultura da empleo a más del 35 % de la fuerza de trabajo global de Armenia y al 65 % de la población activa de las zonas rurales.