Burundi
El contexto
Burundi es un pequeño país sin litoral situado en el corazón de la región de los Grandes Lagos de África. Esta nación densamente poblada ha sufrido los estragos de casi 12 años de guerra civil y conflicto desde 1993.
Dos tercios de los 10,6 millones de habitantes del país viven por debajo del umbral de pobreza y más del 90 % obtienen su sustento de la agricultura. La gran mayoría de los pobres del país son pequeños agricultores de subsistencia que luchan por reponerse del conflicto y sus consecuencias.
La proporción de tierras fértiles disponibles para la agricultura se está reduciendo debido al elevado índice de crecimiento demográfico del país. El largo período de conflicto repercutió negativamente en el sector agrícola, al igual que en el sector ganadero.
La inseguridad alimentaria y la malnutrición se están convirtiendo en un problema crónico. Con un índice global de hambre de 35,6 (2014), el 43 % de la población de Burundi padece inseguridad alimentaria y el 8 % sufre inseguridad alimentaria aguda y crónica, que afecta con especial dureza a las provincias más densamente pobladas (400 habitantes por km2). El cambio climático también está teniendo un efecto negativo. La tasa de prevalencia del retraso en el crecimiento entre los niños menores de 5 años es del 57,5 %, mientras que la prevalencia de la malnutrición es del 6,1 % y la insuficiencia ponderal, del 29,1 %.
La agricultura familiar proporciona el 95 % de la oferta de alimentos, pero no cubre las necesidades nutricionales. La producción agrícola se cultiva en parcelas de una superficie media de 0,50 hectáreas por hogar, pero solo permite satisfacer el 65 % de las necesidades alimentarias, por lo que el país depende de las importaciones de alimentos. Además, los cereales y las hortalizas representan menos del 50 % de la dieta de la población burundesa, que consume una gran cantidad de tubérculos. Esta dieta baja en proteínas y grasas está originando importantes carencias de micronutrientes.
La estrategia
El FIDA brinda asistencia a Burundi desde el año 1980. En el último decenio, el FIDA ha apoyado el desarrollo y la cohesión social de las comunidades rurales afectadas directa o indirectamente por las masacres y los conflictos. Para ello se ha centrado especialmente en la cadena de solidaridad animal, que se basa en que los productores pobres reciben animales y luego entregan parte de su descendencia a otros productores. Al haber proseguido su labor pese a la inseguridad y las dificultades derivadas de la suspensión de la ayuda, los proyectos del FIDA han ayudado a las comunidades rurales a mantener un sentimiento de normalidad.
En 2016 el FIDA aprobó el Programa sobre Oportunidades Estratégicas Nacionales (COSOP) para Burundi. Las actividades están orientadas a generar oportunidades económicas y mejorar la seguridad alimentaria y de ingresos de los hogares rurales, en especial de los más pobres.
La estrategia del FIDA en el país consiste en promover el sentido de apropiación de las comunidades rurales respecto de la reconstrucción del capital social y los procesos productivos, así como del empleo generado. La experiencia ha demostrado que, incluso en circunstancias adversas, los proyectos y programas de desarrollo que se diseñan en colaboración con las comunidades rurales pueden contribuir a mejorar la seguridad alimentaria y combatir la malnutrición aguda y crónica.
Las principales actividades están destinadas a:
- fomentar la resiliencia en las zonas rurales para poder hacer frente a los conflictos, las crisis políticas y el cambio climático;
- reconstruir medios de vida sostenibles para los hogares vulnerables;
- luchar contra la malnutrición aguda y crónica con actividades de sensibilización impulsadas por la comunidad;
- promover iniciativas planificadas y ejecutadas por la comunidad;
- mejorar la capacidad de las autoridades locales de planificar y supervisar la prestación de servicios, así como de rendir cuentas;
- ayudar a establecer instituciones rurales de microfinanciación que respondan a las realidades de un contexto de reconstrucción posconflicto y crisis política;
- promover la participación de las mujeres en los procesos de consolidación de la paz y reconstrucción posconflicto para que reciban una parte importante de sus beneficios, y
- promover el empleo juvenil, en especial de los jóvenes huérfanos, para mejorar la cohesión y la estabilidad social.
Datos del país
Burundi ha sufrido los estragos de casi 12 años de conflicto que han afectado profundamente a la agricultura desde 1993.
Nueve de cada 10 burundeses viven en zonas rurales y dependen casi exclusivamente de la agricultura de subsistencia y la ganadería para su sustento.
Desde 1980, el FIDA ha respaldado programas en Burundi que han beneficiado hogares pobres del medio rural.