El contexto

Al tratarse de una pequeña economía insular de ingresos medianos, Granada se vio duramente afectada por la crisis financiera mundial de 2008. El producto interno bruto (PIB) real se contrajo más de un 8 % entre 2009 y 2012, y el porcentaje del PIB representando por el déficit fiscal se duplicó con creces. La recuperación económica de Granada se aceleró en 2014, gracias a los buenos resultados del turismo y la agricultura.

Pese a su elevado índice de desarrollo humano, Granada no ha logrado reducir la pobreza a niveles compatibles con su renta per cápita.

Existen zonas de extrema pobreza y los niveles de vida en el país son muy dispares. En la última evaluación de la pobreza en el país, un 38 % de la población fue clasificada como pobre y un 15 % como vulnerable (personas susceptibles de caer en la pobreza si ocurre un acontecimiento imprevisto).

En Granada, las causas de la pobreza son complejas y están ligadas a factores históricos y económicos, como la vulnerabilidad de la economía debido al reducido tamaño del país y su exposición a desastres naturales. El desempleo sigue siendo elevado, en especial entre las mujeres y los jóvenes. La falta de acceso a organizaciones productivas, a la educación, a los mercados y a servicios de apoyo financiero son otras de las causas de la pobreza rural.

Las frecuentes tormentas tropicales y los huracanes causan serios daños a la infraestructura y contribuyen al ciclo de pobreza. La topografía montañosa y volcánica de Granada podría provocar una fuerte erosión del suelo, y sus montañas crean una barrera física a través de la isla. 

La estrategia

En Granada, los préstamos del FIDA se guían por la estrategia de reducción de la pobreza del Gobierno y están orientados a aumentar los niveles de empleo e ingresos en las zonas rurales, con actividades tanto agrícolas como no agrícolas, y a respaldar la adopción de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes.

Las actividades se dirigen a los pobres de las zonas rurales, en especial a los jóvenes.

El enfoque y la estrategia del FIDA están en consonancia con el Plan Nacional de Agricultura 2015-2030.

Entre las principales actividades, cabe señalar las siguientes:

• aumentar la producción y las exportaciones agrícolas, reforzando los vínculos entre la agricultura y el turismo;
• mejorar la seguridad alimentaria reduciendo el costo de las importaciones de alimentos;
• fortalecer la resiliencia y mejorar la preparación ante los efectos del cambio climático y los fenómenos extremos provocados por este;
• invertir en infraestructuras y en el desarrollo de la capacidad de los recursos humanos e institucionales, y
• fomentar las asociaciones con las contrapartes regionales y los asociados para el desarrollo.