El contexto

Un país sin salida al mar situado en Asia Central, en años recientes Uzbekistán ha tenido una de las economías con el mejor desempeño del mundo, con un crecimiento económico medio del 8 % en los últimos diez años.

Uzbekistán ha llevado a cabo importantes reformas encaminadas a construir una economía más abierta y orientada al mercado. El nuevo curso de la política abarca un mayor énfasis en la importancia del sector agrícola como motor de una economía orientada a la exportación, y un enfoque en la revitalización de las zonas rurales y el aprovechamiento del potencial productivo de las granjas dehkan (pequeños agricultores).

Con un PIB per cápita de USD 1 980 en 2017, Uzbekistán ha ingresado al grupo de los países de ingresos medianos bajos.

De los más de 32.9 millones de habitantes de Uzbekistán, el 49,5 % vive en zonas rurales, así como el 75 % de la población con menores ingresos De este último grupo, casi dos tercios viven de la agricultura. Si bien la pobreza rural ha disminuido paulatinamente hasta alcanzar el 13,7 % en 2015, sigue estando por encima del promedio nacional.

La agricultura representa alrededor del 17,5 % del PIB, y si bien da empleo a unas 15 millones de personas, muchas de ellas están subempleadas.

Las familias de pequeños agricultores enfrentan importantes desafíos, en particular el acceso limitado a la tierra y al agua de riego. La falta de activos productivos, de buena infraestructura, de energía, de tecnología moderna y de los conocimientos necesarios para hacer frente a los desastres naturales y a los desafíos que supone el cambio climático son otros factores que también explican la baja productividad rural.

La estrategia

En Uzbekistán, los préstamos del FIDA buscan posibilitar el crecimiento sostenible de los ingresos de la población rural a través de sistemas viables de producción agrícola en pequeña escala y empresas rurales.

Nuestro programa sobre oportunidades estratégicas nacionales para el período comprendido entre 2017 y 2022 en Uzbekistán persigue los siguientes objetivos:

• mejorar la capacidad y la habilidad de la población rural para beneficiarse de los sistemas agrícolas de alto valor;
• incrementar los activos productivos y la competitividad de las entidades productivas de menor escala en las zonas rurales a fin de aumentar su participación en los mercados, y
• potenciar la habilidad de los pequeños productores para utilizar los recursos naturales de una forma sostenible desde el punto de vista ambiental, y reforzar su aptitud para adaptarse a la variabilidad climática y las perturbaciones que afectan a sus actividades económicas.