Desde Nigeria hasta Nepal, Internet está ayudando a las mujeres del medio rural a establecer nuevas empresas

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Desde Nigeria hasta Nepal, Internet está ayudando a las mujeres del medio rural a establecer nuevas empresas

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© Isaiah Muthui

Las conexiones digitales nos acercan. No obstante, si bien la tecnología ayuda a cerrar las brechas, también puede profundizar las divisiones, como la desigualdad de género. La noción de brecha digital implica que las mujeres, en particular en las zonas rurales pobres, enfrentan mayores obstáculos que los hombres para acceder a la tecnología y usarla.

El FIDA trabaja para cerrar esta brecha promoviendo la inclusión digital y financiando proyectos que empoderan a las mujeres mediante herramientas digitales que les permiten crear negocios de éxito y, de esa forma, fortalecer sus comunidades.

Vínculos con clientes en Nigeria y fuera del país

Con su teléfono, Watsaji se comunica con clientes en lugares tan lejanos como el Camerún. © Barnabas Wanapia

La harina de yuca es un ingrediente versátil que se fabrica a partir de la raíz de yuca y se utiliza en diversas recetas, desde galletas hasta pan. Con el teléfono móvil que recibió gracias al Programa de Desarrollo de las Cadenas de Valor, financiado por el FIDA, la empresaria rural Watsaji Angye vende este alimento básico de la zona nororiental de Nigeria.

Cuando el Programa de Desarrollo de las Cadenas de Valor se puso en marcha, en 2015, había una saturación de yuca en el mercado y para los agricultores era difícil vender su producción. Gracias al programa, distintas personas de las zonas rurales, como Watsaji, aprendieron a transformar la raíz en productos menos perecederos que podían vender a mayores precios.

La capacitación y las herramientas digitales ayudan a personas del medio rural a ampliar sus negocios. © Barnabas Wanapia

Watsaji estableció una fábrica de elaboración de harina de yuca para producir tentempiés nutritivos. Con su teléfono, se unió a varios grupos en línea integrados por otros agricultores, en los que se intercambian consejos sobre la mejor manera de cultivar el producto y venderlo.

A medida que su negocio crece, los beneficios para su comunidad se multiplican. En su fábrica trabajan 10 personas a jornada completa y otras 30 de forma temporal, entre ellos muchos jóvenes que habían tenido dificultades para encontrar trabajo. Watsaji transfiere sus conocimientos a otros y enseña a las mujeres a generar sus propios ingresos.

La banca móvil mantiene unidas a las familias en Nepal

Lilawati recibió la ayuda que necesitaba mediante la tarjeta de crédito Kisan. © FIDA/Kaushal Shrestha

Lilawati Marasini, criadora de ganado de leche, descubrió la tarjeta Kisan a principios de 2021, en su centro local de recogida de leche. Mientras la pandemia de COVID-19 sembraba el caos en todo el mundo, la tarjeta de crédito Kisan, creada en el marco del Mecanismo de Estímulo para la Población Rural Pobre (RPSF) del FIDA, se diseñó para ayudar a las personas de las zonas rurales a hacer frente a la pandemia.

En esa época, los ingresos que su familia obtenía por la venta de leche eran escasos e inestables. Su esposo estaba sopesando la posibilidad de dejar Nepal y convertirse en trabajador migrante, pero Lilawati estaba determinada a quedarse y establecer una empresa agrícola próspera.

Gracias a la tarjeta Kisan pudo aprovechar instrumentos financieros diseñados específicamente para personas como ella: agricultores en pequeña escala que necesitan préstamos subvencionados para establecer su negocio, pero que a menudo no pueden acceder a ellos. Con el préstamo, compró más búfalos y cabras, renovó el establo y construyó un pajar para guardar el forraje.

Los pagos por la leche van directamente a la cuenta de Lilawati, lo que le permite llevar el control de sus gastos.
© FIDA/Kaushal Shrestha

Gracias a esta inversión, los ingresos de la familia prácticamente se han triplicado, al pasar de 15 000 rupias por mes (113 dólares de los Estados Unidos) a 40 000 rupias (300 dólares). Los pagos del centro de recogida de leche van directamente a su cuenta bancaria, lo que le permite ahorrar y pagar las cuotas del préstamo puntualmente.

Lilawati está feliz de que su esposo haya podido quedarse. “Podemos vivir juntos, como una familia”, dice. “No todo es dinero; vivir juntos como familia también importa”.

Desde teléfonos móviles hasta la banca por Internet, las herramientas digitales aportan a mujeres como Lilawati y Watsaji la información y los instrumentos que necesitan para hacer crecer sus negocios y, de esa forma, establecer economías rurales sólidas.