Ostras y miel: la combinación perfecta para el Delta del Saloum, en el Senegal

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Ostras y miel: la combinación perfecta para el Delta del Saloum, en el Senegal

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©IFAD/Ibrahima Kebe Diallo

Turistas de varios lugares vienen a conocer el famoso Delta del Saloum, en el Senegal. Este tramo de la costa sudoccidental del país es conocido por su ecosistema de manglares, un laberinto de cursos de agua y exuberante vegetación que da paso al mar abierto. Además de su popularidad entre los visitantes, sus numerosas reservas naturales albergan muchas especies terrestres y acuáticas.

Los manglares también dan sustento a las comunidades rurales de la zona. Hace siglos que estas comunidades dependen de la rica biodiversidad del delta, pero hasta hace poco tiempo, se dedicaban principalmente a la agricultura de subsistencia. Con la llegada del Proyecto de Apoyo a la Resiliencia de las Cadenas de Valor Agrícolas (PARFA), los manglares se han transformado en una fuente de riqueza para las personas de las zonas rurales.

El proyecto PARFA es fruto de la cooperación entre el FIDA, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y el Gobierno del Senegal. El proyecto busca apoyar los pequeños productores en varias regiones del Senegal promoviendo el desarrollo del sector agrícola. Mediante asociaciones y cooperativas de productores, el proyecto se centra especialmente en los jóvenes, a los que ofrece donaciones, capacitación y préstamos. Como parte de su labor en el Delta del Saloum, a través del PARFA también se financió una iniciativa de restauración a gran escala de los manglares de la zona. Esto sentó las bases para dos nuevos emprendimientos agrícolas basados en dos de los mejores productos locales de la zona: las ostras y la miel.

Miembros de AIVD inspeccionan sus redes de ostras. El cultivo de ostras es más que una fuente confiable de ingresos: contribuye directamente a restaurar el ecosistema de los manglares. ©FIDA/Ibrahima Kebe Diallo

Ostras: un lujo cotidiano

“Antes de dedicarme a este negocio, ni siquiera sabía que las ostras podían cultivarse”, dice Marianne Ndong.

Marianne es integrante de AIVD, una asociación local de productores que reúne a habitantes de las comunidades rurales de Dassilamé Sérère, Bani y Sourou en el municipio de Toubakouta. Mediante el proyecto PARFA, el AIVD recibió capacitación sobre el cultivo y el procesamiento de las ostras. Sus integrantes ahora cultivan ostras en criaderos especializados, y luego las hierven y las secan para su posterior envasado y comercialización.

“No se obtiene demasiado dinero con una tarrina llena de ostras secas”, dice Marianne. “Ahora hemos visto que si las procesamos y las envasamos, puede ganarse mucho más”.

Las ostras aportan numerosos beneficios a los productores rurales y a la economía regional. Una vez cocidas y secadas al sol o preparadas como guarnición, las ostras son un manjar aun para los chefs aficionados. Son una buena fuente de proteína animal, y es muy sencillo prepararlas como conserva. Según los cálculos de los participantes en el proyecto PARFA, podrían producirse más de tres toneladas de ostras por año, con un valor de mercado de varios millones de francos de África Central. El cultivo de ostras representa más de un 70 % de los empleos en la cadena de valor local, y es una de las principales fuentes de ingresos y empleo para las mujeres y los jóvenes, que pueden ganar hasta 7 500 francos de África Central (unos USD 13,40) por día.

Mamadou Bakhoum, coordinador de AIVD, conoce bien el asunto. Ha visto a las comunidades locales beneficiarse de las ostras por un largo tiempo, y le complace que la nueva industria del procesamiento haya añadido una nueva dimensión al sector.

“Por algún motivo, las personas siempre subestiman las posibilidades económicas de los manglares”, señala.

Las abejas melíferas que viven en los manglares cumplen una función de vital importancia: su trabajo contribuye a restaurar los bosques y a producir miel de alto valor. ©FIDA/Ibrahima Kebe Diallo

La miel de los manglares atrae turistas de todas las procedencias

Los mariscos son apenas una de las numerosas especies que prosperan en el ecosistema de los manglares. Las abejas melíferas son otra.

De hecho, la miel de los manglares es sumamente apreciada tanto por la población local como por los turistas que vienen de todos los rincones del mundo. Puede alcanzar un precio de venta de 4 000 francos (USD 7,14) por kilogramo. Con todo, pese a la producción récord de 800 kilogramos por año, en ocasiones es imposible satisfacer la enorme demanda del mercado.

Ante las posibilidades que ofrece la miel de los manglares como herramienta para desarrollar el sector local, a través del proyecto PARFA se brindó capacitación en apicultura a algunas agrupaciones de productores locales.

“El proyecto nos ha ayudado mucho”, destaca Bana Diouf, presidenta de Mbella Goroum, una de las agrupaciones de mujeres que recibió financiación del proyecto.

Al igual que con muchos otros grupos de la zona, mediante el proyecto PARFA las integrantes de Mbella Goroum recibieron todo lo necesario para comenzar: colmenas, equipos de protección y otros equipos. Pudieron comenzar a usarlos sin demora, y desde su primera cosecha de miel, no han mirado atrás.

Para Bana, la apicultura es una manera de contribuir a la economía familiar y costear la educación de sus hijos.

“Me gusta la apicultura porque es buena para mi familia y para mí”, cuenta. “Podemos compartir lo que ganamos y quedarnos con el resto para nosotros. Eso nos permite usar parte de nuestros ahorros para reforestar el manglar y protegerlo; sabemos que es sumamente importante que lo cuidemos”.

De hecho, la apicultura ofrece múltiples ventajas. Además de desempeñar un papel fundamental en los rendimientos de otros cultivos, las abejas también ayudan a preservar la biodiversidad y a restaurar la tierra.

Revitalizar la economía local

Mamadou señala que tanto el cultivo de ostras como la apicultura están redundando en enormes beneficios para las comunidades locales y el ecosistema de los manglares. Los empleos generados por estas nuevas industrias están ayudando a muchos jóvenes a no tener que emigrar en busca de trabajo, y las industrias están promoviendo la igualdad entre los hombres y las mujeres.

“Aun después de la venta, los beneficios son muchos”, dice Maimouna Camara, una apicultora. “Obtenemos mayores ganancias, y eso no solo me permite mandar a mis hijos a la escuela, sino también comprar provisiones y otras cosas”.

“Y si quiero ostras”, añade, “sé dónde encontrarlas”.

 

Obtenga más información sobre la labor del FIDA en el Senegal.