El Día Internacional de las Remesas Familiares se celebra todos los años el 16 de junio y reconoce la contribución esencial de más de 200 millones de trabajadores migrantes que envían dinero a más de 800 millones de familiares que residen en países de ingreso bajo y mediano.  Sirve para poner de relieve la resiliencia que demuestran estos trabajadores ante la incertidumbre y promueve la reducción de los costos de transacción y una mayor inclusión financiera a través de las remesas.

Las remesas son vitales para los países en desarrollo y se utilizan para sufragar las necesidades básicas, la educación y las iniciativas comerciales de los hogares. Aunque las remesas que envía cada trabajador puedan ser relativamente pequeñas (la media es de USD 200 a 300 de los Estados Unidos mensuales), en conjunto, su volumen triplica el de la asistencia oficial para el desarrollo a escala mundial.

En los últimos 20 años, el volumen de las remesas se ha quintuplicado. Incluso en tiempos de recesión económica, los migrantes siguen enviando remesas a sus familias en sus países de origen, ya que es un compromiso que estos asumen para ayudarlas a salir adelante. En 2023, las remesas a los países de renta baja y media aumentaron casi un 4% hasta alcanzar los 669 000 millones de dólares.

Ha habido cambios en la conducta de los migrantes y la diáspora, como el envío de ahorros y la realización de transferencias mediante dispositivos móviles, que han estimulado aún más las remesas. La pandemia de COVID-19 fomentó el envío de remesas oficiales, y en 2021 solo las enviadas a través de dispositivos móviles aumentaron un 48 %. La digitalización reduce los costos de las transferencias de efectivo y ha promovido la inclusión financiera de los migrantes y sus familias.

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