El contexto

Durante el pasado decenio, la situación económica de Zambia ha mejorado gracias a las reformas económicas y del sector público iniciadas en la década de 1990 y al aumento en los precios del cobre. Entre 2005 y 2010, el crecimiento económico fue de alrededor de un 6 por ciento anual. Sin embargo, las tasas de pobreza siguen siendo elevadas, sobre todo en las zonas rurales. Más del 60 % de los zambianos viven por debajo del umbral de pobreza.  

En aras de fomentar un crecimiento económico más generalizado e inclusivo, el país ha buscado maneras de diversificar su economía. Dado que dos tercios de su población viven en zonas rurales y obtienen sus ingresos de la agricultura, Zambia ha definido al sector como prioritario en lo referido a la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria. 

La agricultura, que representa alrededor del 20 % del PIB, puede convertirse en uno de los principales motores del crecimiento económico, por cuanto el país cuenta con abundantes tierras fértiles y un buen nivel de precipitaciones. Frente a los parámetros mundiales, la productividad agrícola es sumamente baja. Acelerar el crecimiento de la agricultura también es fundamental para reducir la pobreza rural.  

Un 80 % de los hogares agrícolas se dedica a plantar maíz, el cultivo por excelencia del sector agrícola, si bien la yuca es el principal alimento básico en el norte. En el país hay alrededor de 1,5 millones de hogares de pequeños agricultores, de los cuales más del 20 % están encabezados por mujeres.

Según una encuesta de condiciones de vida realizada en 2010, un 78 % de los habitantes de las zonas rurales de Zambia son extremada o moderadamente pobres, frente a un 28 % en las zonas urbanas. Las causas de la pobreza más comúnmente aducidas fueron la incapacidad de adquirir insumos agrícolas (32 % de la población rural) y la falta de capital para establecer o ampliar las explotaciones agrícolas.  

El elevado costo de los insumos, las deficiencias de la infraestructura rural, la falta de bueyes para arar y la inexistencia de servicios de financiación rural (distintos a los limitados sistemas comunitarios) hacen que para los pequeños agricultores sea difícil acceder a los recursos que necesitan. 

Si bien el sector agrícola emplea a más de la mitad de la población activa, su contribución al PIB ha disminuido de forma sostenida, y alcanzó apenas un 12,2 % en 2008. Desde inicios del milenio, los rendimientos obtenidos por los pequeños agricultores han sido bajos, y el sector creció en promedio apenas un 2 % anual durante gran parte de este período.

La estrategia

En Zambia, los préstamos del FIDA promueven la comercialización de la agricultura en pequeña escala, en particular al mejorar la productividad agrícola y ganadera , por ejemplo, reduciendo las enfermedades del ganado. También establecen vínculos entre los pequeños agricultores y los proveedores y los intermediarios del mercado y mejoran el acceso de los agricultores en pequeña escala a los servicios de financiación rural.

El programa sobre oportunidades estratégicas nacionales del FIDA busca ayudar a los pequeños agricultores pobres en las zonas remotas a darle el mejor uso posible a los recursos naturales para mejorar la producción y la seguridad alimentarias.

Las actividades están dirigidas a las personas más pobres del medio rural, incluidos los hogares encabezados por mujeres y a los afectados por el VIH/SIDA. Las mujeres, principales responsables de la producción de alimentos y la generación de ingresos en el hogar, desempeñan un papel fundamental en los programas y proyectos del Fondo, que buscan generar ingresos para reducir la pobreza.

El FIDA también promueve el diálogo sobre políticas en lo referido a los servicios financieros rurales y al desarrollo de marcos reglamentarios, institucionales y de políticas para el control de las enfermedades del ganado.