ANUAL
2022
DÓNDE TRABAJA EL FIDA
-
ASIA Y EL PACÍFICO
49
proyectos en marcha en 20 países USD 2 597,9 millones
de financiación del FIDA en curso -
ÁFRICA ORIENTAL Y MERIDIONAL
44
proyectos en marcha en 17 países USD 1 947,8 millones
de financiación del FIDA en curso -
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
25
proyectos en marcha en 16 países USD 454,1 millones
de financiación del FIDA en curso -
CERCANO ORIENTE, ÁFRICA DEL NORTE Y EUROPA
28
proyectos en marcha en 16 países y Gaza y la Ribera Occidental USD 845,6 millones de financiación del FIDA en curso
-
ÁFRICA OCCIDENTAL Y CENTRAL
52
proyectos en marcha en 23 países USD 2 139,4 millones
de financiación del FIDA en curso
EL AÑO 2022 FUE ESPECIALMENTE DIFÍCIL PARA LA POBLACIÓN RURAL EN TODO EL MUNDO.
Los conflictos, los efectos del cambio climático y las prolongadas tensiones de la pandemia pusieron en peligro a las personas y sus medios de vida. En las zonas rurales, las comunidades experimentaron con intensidad los efectos de esas tres crisis en sus sistemas alimentarios, que son una fuente importante de medios de vida y también de alimentos esenciales, tanto para ellas como para los millones de personas que dependen de esos sistemas.
Durante 2022, el mandato del FIDA cobró aún más importancia, y el Fondo estuvo a la altura del desafío.
Fue un honor iniciar mi mandato como Presidente del FIDA el 1 de octubre de 2022, plenamente consciente de los retos a los que nos enfrentamos en este difícil contexto mundial.
No obstante, sé que las crisis pueden servir de impulso para un cambio positivo. En el FIDA, con nuestro mandato singular y nuestro papel como depositario de financiación para el desarrollo, siempre nos esforzamos por lograr más y por atraer nuevas colaboraciones, tal como hicimos con la puesta en marcha de la Iniciativa para Hacer Frente a la Crisis en mayo. Un hito importante durante el año fue la emisión de las dos primeras operaciones de colocación privada por un valor total de USD 150 millones, la primera vez que el FIDA accede a los mercados financieros como emisor.
TENEMOS LA OPORTUNIDAD DE AYUDAR A IMPULSAR EL CAMBIO POSITIVO QUE EL MUNDO NECESITA Y DE SER UNO DE LOS PRINCIPALES CONTRIBUIDORES A LA TRANSFORMACIÓN DE LOS SISTEMAS ALIMENTARIOS.
Es decir, tenemos que ayudar a la población rural a hacer frente a las crisis actuales, pero también tenemos que invertir en la creación de sistemas alimentarios que les permitan mantener y nutrir a sus familias y comunidades, y ayudar a alimentar a la humanidad en el futuro.
Un elemento fundamental será resistir a los crecientes efectos del cambio climático. Por eso, más del 90 % de la financiación para el clima del FIDA se centra en el fomento de la adaptación y la resiliencia, razón por la cual nos hemos comprometido a priorizar las soluciones basadas en la naturaleza, que son cruciales para la adaptación al clima y para reducir las emisiones de carbono que lo causan.
También seguimos avanzando en nuestro Programa de Participación del Sector Privado en la Financiación, con nuevos proyectos financiados mediante operaciones sin garantía soberana. En los dos últimos años, diseñamos operaciones de ese tipo en el Estado Plurinacional de Bolivia, Madagascar, Mozambique, Nigeria y Uganda, y hay otras previstas para 2023.
A lo largo del año, nos presentamos ante públicos de todo el mundo para destacar la importancia de la labor que estamos llevando a cabo a fin de responder de manera estratégica a las diversas crisis, así como la necesidad de invertir a largo plazo para aumentar la resiliencia ante crisis futuras.
PARTICIPAMOS EN UNA GRAN VARIEDAD DE DEBATES CELEBRADOS EN ACTOS MUNDIALES DECISIVOS CON EL OBJETIVO DE EJERCER INFLUENCIA EN EL CONJUNTO DE PRIORIDADES Y DEFENDER UNA MAYOR INVERSIÓN EN LA POBLACIÓN RURAL.
Entre los momentos más destacados de mi actividad cabe mencionar el discurso de apertura pronunciado en la primera Reunión Conjunta de Ministros de Finanzas y Agricultura del G20 en Washington D. C., y la intervención de alto nivel efectuada en la apertura del 50.º período de sesiones plenarias del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, ambas ocasiones poco tiempo después de que tomara posesión de mi cargo en octubre de 2022. La visibilidad que nos brindó la COP27, celebrada en Sharm el-Sheik (Egipto), constituye otro ejemplo de la participación del FIDA a nivel mundial en 2022.
Además de la organización de numerosos actos destinados a solicitar una mayor inversión en adaptación al clima para los pequeños agricultores y otras poblaciones rurales, firmamos un acuerdo por valor de miles de millones de dólares con el Gobierno anfitrión de Egipto, que servirá para impulsar el pilar de la alimentación y la agricultura de su primera estrategia nacional sobre el cambio climático.
Por otro lado, en 2022 iniciamos un debate preliminar con nuestros Estados Miembros sobre las prioridades para el ciclo de la FIDA13 (2025-2027).
NOS ALIENTA EL APOYO CONSTANTE AL PAPEL CRUCIAL DEL FIDA EN EL FORTALECIMIENTO DE LA RESILIENCIA A LARGO PLAZO DE LOS PEQUEÑOS AGRICULTORES Y LAS COMUNIDADES RURALES EN EL CONTEXTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO, LA FRAGILIDAD Y LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA.
Es fundamental que tratemos de conseguir más financiación, pero también que sigamos velando por que nuestras actividades beneficien a las personas que más lo necesitan. Ahí radica otra seña de identidad del FIDA: hemos mantenido nuestro compromiso de dedicar el 100 % de nuestros recursos básicos a los países más pobres. Más de la mitad de las personas a las que servimos son mujeres y niñas. Por otro lado, en 2022 comenzamos a aplicar nuestra nueva Política para la Inclusión de la Discapacidad a fin de garantizar que las personas con discapacidad del medio rural también formen parte de los proyectos respaldados por el Fondo.
El FIDA ha conseguido logros importantes, y hemos superado nuestros compromisos anteriores, como lo demuestran nuestros informes de evaluación del impacto.
POR EJEMPLO, ENTRE 2019 Y 2021, NUESTROS PROYECTOS PERMITIERON AUMENTAR LOS INGRESOS DE 77 MILLONES DE PERSONAS DEL MEDIO RURAL, SUPERANDO EL OBJETIVO
DE 44 MILLONES.
No obstante, en los próximos años tendremos que esforzarnos aún más para llegar a más personas, conseguir más financiación y lograr un mayor impacto.
Con el apoyo incesante de nuestros Estados Miembros, nuestros asociados para el desarrollo tanto nacionales como internacionales y las comunidades rurales con las que trabajamos, podemos encontrar soluciones a los retos más acuciantes a los que se enfrenta el mundo: el hambre, la pobreza, los conflictos, el cambio climático y la desigualdad. Podemos dar oportunidades y esperanza a la población rural mundial desatendida y ayudar a hacer realidad el cambio que necesitamos para crear un mundo más floreciente y sostenible, en el que las comunidades rurales prósperas ocupen un lugar central.
Álvaro Lario
Presidente del FIDA
OPERACIONES MUNDIALES POR REGIÓN
El Programa de Servicios Agrícolas para el Fomento de las Innovaciones, la Capacidad de Resistencia y la Extensión (ASPIRE) tiene como objetivo ayudar a los pequeños agricultores de Camboya a crear empresas agrícolas rentables y resilientes. Mediante una combinación de intervenciones, el programa ha puesto en marcha en el país un sistema de formación centrado en los agricultores y orientado a los mercados, que se ha integrado plenamente en la política nacional.
CASI 150 000 HOGARES TIENEN NEGOCIOS AGRÍCOLAS MEJORADOS Y RESILIENTES
EL VALOR DE LOS ACTIVOS DE LOS HOGARES HA AUMENTADO MÁS DE UN 40 %
LOS INGRESOS NETOS DE LOS HOGARES PROCEDENTES DE LA AGRICULTURA SE HAN INCREMENTADO EN UN 18 %
MÁS DE 88 000 HOGARES HAN ADOPTADO PRÁCTICAS SOSTENIBLES Y RESILIENTES
AL CLIMA
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Megnath, joven agricultor participante en el Proyecto de Adaptación Orientada a los Pequeños Agricultores en las Zonas Montañosas
Clarita, participante en el proyecto FishCORAL
El Programa de Formación Profesional y Mejora de la Productividad Agrícola tiene como objetivo aumentar la productividad agrícola y, con ello, mejorar los medios de vida y la resiliencia de las zonas rurales, a través de la formación. El proyecto se centra en especial en los jóvenes con escasa formación y en las mujeres jóvenes. Se presta apoyo complementario para impulsar aún más la productividad y la comercialización mediante inversiones en infraestructuras agrícolas, de almacenamiento y de comercialización, así como apoyo para acceder a la financiación rural.
SE ESPERA QUE EL PROGRAMA ALCANCE A CERCA DE 500 000 PERSONAS
HASTA AHORA, EL 96 % DE LOS BENEFICIARIOS SON JÓVENES
MÁS DE 1 500 HECTÁREAS CUENTAN AHORA CON INFRAESTRUCTURAS HÍDRICAS MEJORADAS
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El Proyecto de Desarrollo Sostenible en el Semiárido del Estado de Piauí ha ayudado a las comunidades rurales a superar su vulnerabilidad ambiental mediante la mejora de su capacidad productiva en cadenas de valor fundamentales, como la miel, el anacardo, el ganado caprino y la artesanía. Al aumento de la capacidad productiva se sumó el desarrollo de competencias de los pequeños agricultores para ayudarles a acceder a los mercados y los servicios financieros, y a fortalecer sus organizaciones rurales.
EL NIVEL DE POBREZA EXTREMA SE REDUJO A LA MITAD
LOS INGRESOS DE LAS FAMILIAS PARTICIPANTES AUMENTARON EN UN 45 %
EL PROYECTO BENEFICIÓ A 36 111 FAMILIAS RURALES, MÁS DEL 40 % DE ELLAS ENCABEZADAS POR MUJERES
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Juana Morales, joven de 27 años que participa en el proyecto AGRIdigitalización
Iris Maribel Alberto, participante en el programa Rural Adelante
En Tayikistán, la segunda fase del Proyecto de Desarrollo Ganadero y de Pastizales se centró en mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de los ganaderos mediante el aumento de la productividad ganadera y la mejora de la capacidad productiva de los pastos. El proyecto amplió las asociaciones de usuarios de pastizales, mejoró la productividad animal y los servicios de sanidad animal y ofreció actividades generadoras de ingresos a los miembros de la comunidad, en especial a las mujeres.
LOS INGRESOS GANADEROS SE DUPLICARON CON CRECES
SE ADOPTARON PRÁCTICAS RESILIENTES AL CLIMA EN CASI 100 000 HECTÁREAS DE TIERRA
SE CONSTITUYERON Y REFORZARON 197 ASOCIACIONES DE USUARIOS DE LOS PASTIZALES
Dalia Mohamed Ismail, participante en el Programa de Fomento de la Capacidad de Resistencia y Comercialización de la Producción Ganadera
La segunda fase del Programa de Financiación Rural y Mejoramiento de los Servicios Comunitarios pretende reforzar y ampliar el acceso de los pequeños agricultores a la financiación rural. A través de una red de 76 instituciones financieras rurales, el programa ayuda a los agricultores a ampliar sus actividades empresariales.
MÁS DE 200 000 HOGARES RURALES PUEDEN ACCEDER A SERVICIOS FINANCIEROS
LA MITAD DE LOS CLIENTES DE SERVICIOS FINANCIEROS SON MUJERES
LOS INGRESOS MEDIOS DE LOS AGRICULTORES HAN AUMENTADO EN MÁS DE UNA CUARTA PARTE
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Emerson Dahn, beneficiario del Proyecto de Ampliación de los Cultivos Arbóreos
EN PRIMER PLANO
La población rural pobre vive y trabaja en algunos de los entornos más frágiles del mundo: desde zonas áridas y desérticas a praderas y bosques tropicales, pasando por franjas costeras bajas y zonas de alta montaña.
Sus pequeñas explotaciones agrícolas dependen del clima y la meteorología locales, y pueden verse gravemente afectadas por las condiciones climáticas variables. Por eso, invertir para ayudar a la población rural a adaptarse al cambio climático y fortalecer su resiliencia es una prioridad para el FIDA. También trabajamos para mitigar la acumulación de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera, que están causando el cambio climático.
Nuestros programas de adaptación al clima se basan en los conocimientos locales y tradicionales de las poblaciones rurales e Indígenas, y el 30 % de la financiación para el clima del FIDA se destina a soluciones basadas en la naturaleza.
El FIDA, a lo largo de más de 40 años de operaciones, se ha centrado en ayudar a las comunidades rurales más pobres. Hemos reevaluado de manera continua el tipo de apoyo que necesitan y la mejor manera de proporcionárselo. Nuestros conocimientos técnicos en ámbitos como las finanzas rurales, los mercados y la biodiversidad nos ayudan a proporcionar a quienes ayudamos unos beneficios reales mediante un uso óptimo de los recursos.
Estamos siempre alerta en busca de nuevos modos de canalizar fondos hacia la población rural y de las formas en que las nuevas tecnologías pueden ayudarles a alcanzar el desarrollo que desean.
Por ejemplo, nuestro Fondo de Financiación para Remesas ayuda a los migrantes y a sus familias a canalizar las remesas hacia un desarrollo económico que beneficie a sus familias y comunidades de origen.
Por su parte, el programa de Seguros para el Fomento de la Resiliencia y el Desarrollo Económico de las Zonas Rurales (INSURED) está ayudando a crear un seguro agrícola pionero contra el riesgo climático para los pequeños agricultores.
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El FIDA es la única institución financiera internacional que examina de manera sistemática una parte importante de sus proyectos concluidos con el fin de medir su impacto y eficacia.
En 2022, el Fondo publicó el Informe de evaluación del impacto en el marco de la FIDA11, que muestra los resultados de nuestra labor entre 2019 y 2021. Pese a las dificultades que entrañó la COVID-19 para llevar a cabo la evaluación, el FIDA, según el estudio, superó sus objetivos ampliamente en la mayoría de los aspectos.
El informe destacaba las enseñanzas que podrían ayudar al FIDA a aumentar su eficacia en el futuro. Al respecto, recomendaba invertir más en la elaboración, transformación y comercialización de alimentos, y señalaba el valor de estrategias específicas para mejorar la nutrición y el empoderamiento de las mujeres.
La Oficina de Evaluación Independiente del FIDA (IOE) ha elaborado un nuevo manual y una nueva estrategia para mejorar aún más las evaluaciones durante 2022-2027.
También hemos trabajado para promover la cooperación Sur-Sur y triangular y el intercambio de conocimientos y experiencias en materia de desarrollo entre países y regiones con problemas similares, aunque estén muy alejados entre sí.
El mandato del FIDA, único entre los organismos de las Naciones Unidas, lo lleva a centrar su ayuda en las personas más vulnerables del mundo, aquellas cuyas necesidades son mayores. Nuestros proyectos buscan ayudar a la población rural a superar las causas de su pobreza y vulnerabilidad.
Nuestro enfoque se basa en escuchar a la población rural pobre y sus sugerencias sobre los cambios necesarios para mejorar su vida. Luego trabajamos con ellos para hacer realidad estos cambios, aportando conocimientos especializados y financiación, cuando procede.
Nuestro Mecanismo de Estímulo para la Población Rural Pobre (RPSF), creado con el fin de ayudar a las comunidades a recuperarse económicamente del impacto de la pandemia de COVID-19, es un perfecto ejemplo de ello.
Prestamos especial atención a los más vulnerables de las comunidades, en particular los Pueblos Indígenas, las mujeres, los jóvenes y las personas con discapacidad. En 2022 revisamos nuestras políticas relativas a los Pueblos Indígenas y las personas con discapacidad, y tratamos de garantizar en todos nuestros programas que no se deje a ningún grupo atrás.
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El mundo se ha alejado de su meta de acabar con la pobreza y el hambre para 2030, recogida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en 2015. El desafío de corregir esa tendencia se ha visto agravado por eventos turbulentos, como la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania.
En respuesta a esa situación, el FIDA está tratando de recaudar más dinero y aprovechar sus propios fondos de formas novedosas, para que podamos disponer de más recursos para ayudar a las comunidades rurales pobres.
El duodécimo ciclo de reposición de los recursos del FIDA, que ha de financiar su labor durante el trienio 2022-2024, ha conseguido promesas de 107 Estados Miembros por un total de USD 1 280 millones.
A finales de 2022, el FIDA había obtenido USD 675 millones, el 56 % del total de recursos tomados en préstamo necesarios. De esa cantidad, USD 150 millones se obtuvieron mediante las dos primeras colocaciones privadas de bonos a inversores del mercado de capitales, avaladas por una calificación AA+ con perspectiva estable de las agencias Fitch y S&P Global Ratings.
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Las poblaciones rurales más pobres del mundo dependen de que el FIDA las ayude a desarrollar sus empresas y comunidades y a mejorar su vida. Tenemos que asegurarnos de no defraudarlas.
Esto significa que debemos gestionar cada aspecto de nuestras operaciones de la mejor manera posible y garantizar que podamos adaptarnos a sucesos imprevistos, desde pandemias a conflictos y perturbaciones del mercado, y seguir ejecutando nuestros programas sobre el terreno. En eso consiste la gestión de riesgos.
Nuestro planteamiento es tratar de identificar qué podría ir mal y, a continuación, implantar políticas y procesos que minimicen esos riesgos. Por ejemplo, estamos descentralizando nuestras operaciones, y somos conscientes de que eso nos hace más vulnerables a los piratas informáticos y a los estafadores, tanto dentro como fuera de Internet. Por eso hemos puesto en marcha rigurosos controles y procesos para verificar los pagos y minimizar el riesgo de delitos financieros.
Estamos trabajando arduamente para construir una organización más eficiente en todos los sentidos, que además otorgue más poder de decisión y responsabilidad presupuestaria a nuestro personal sobre el terreno.
Hemos simplificado nuestros sistemas informáticos y la forma de desembolsar los fondos —al tiempo que hemos mejorado las auditorías— con el fin de agilizar los pagos, garantizar que nuestros proyectos dispongan de los fondos necesarios en el momento oportuno y pagar puntualmente a nuestros proveedores.
También estamos consiguiendo ahorrar costos en la manera de apoyar a nuestro personal sobre el terreno, y cada vez compartimos más servicios de ayuda en los países donde operamos con otros organismos de las Naciones Unidas.
A la vez, hemos revisado nuestras políticas de recursos humanos y contratación. En la actualidad, más del 42 % de nuestros directivos son mujeres, y más de la mitad de nuestro personal procede de países en desarrollo y países receptores.
El personal del FIDA es tan diverso como los países y las culturas de los que procede. Sin embargo, estamos decididos a que todos nuestros empleados y quienes trabajan para los asociados que ejecutan nuestros programas cumplan las estrictas normas éticas que se esperan de una organización de las Naciones Unidas.
Se ha puesto en marcha un programa de capacitación para asegurarnos de que nuestros empleados entiendan los conflictos de intereses y la importancia vital de la integridad en nuestro trabajo. Esto concuerda con nuestra determinación de garantizar que el FIDA ofrezca un entorno de trabajo en el que las personas puedan prosperar tanto profesional como personalmente.
A finales de 2022, el 39 % de nuestro personal trabajaba sobre el terreno, frente al 34 % de principios de año, y vamos camino de alcanzar el 45 % en 2024. Mientras proseguimos la descentralización de nuestro personal, estamos decididos a garantizar que este siga recibiendo el apoyo y la capacitación necesarios para hacer nuestro trabajo de manera eficaz y ética.
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