El contexto

Mongolia está ubicado en el corazón de Asia central, entre la República Popular China y la Federación de Rusia. La agricultura, que representa alrededor del 15 % del PIB, produce gran parte del alimento que consume la población.

Durante el pasado decenio, e impulsada por el sector minero, la economía de Mongolia creció a una tasa promedio de 9 %, una de las más elevadas del mundo. No obstante, la excesiva dependencia de la economía en la minería la expone a las fluctuaciones en los precios mundiales. En 2015 el crecimiento anual del PIB se redujo drásticamente a 2,3 %, frente al 7,9 % y el 17,3 % alcanzados en 2014 y 2011, respectivamente. Esto se debió principalmente a la caída en la producción minera y a un declive en la inversión extranjera directa.
 
Si bien el sólido crecimiento económico del país ha permitido a muchas personas salir de la pobreza, una de cada cinco todavía vive por debajo del umbral nacional de la pobreza. Las tasas de pobreza son mucho más elevadas en las zonas rurales (35,5 %) que en las urbanas (23,2 %). Los pobres del medio rural se dedican a cuidar ganado y viven de forma aislada, dispersa y nómade, o se establecen en asentamientos llamados soums en los distritos rurales, compuestos por unos pocos cientos de familias. 

El terreno accidentado de Mongolia y los elevados costos de la construcción, aunados a la falta de fondos, explican las profundas carencias de infraestructura básica en el país, como los servicios sociales y las carreteras. Esto hace difícil la vida para las comunidades rurales aisladas, que tienen poco acceso a los mercados, no reciben servicios adecuados de educación y atención sanitaria y tienen pocas oportunidades de generar ingresos. 

Muchos pastores viven en situaciones de precariedad en las zonas de pastizales o en los subdistritos, donde casi no existen medios de subsistencia alternativos distintos al pastoreo.

La estrategia

Desde 1996, el FIDA ha ayudado a la población rural pobre Mongolia financiando proyectos de desarrollo relacionados con la agricultura y la ganadería, la gestión sostenible de las tierras de pastoreo y la adaptación al cambio climático.

Nuestra estrategia hace hincapié en ayudar a los pastores pobres a aprovechar plenamente la economía orientada al mercado y aumentar su resiliencia al cambio y los riesgos climáticos. También pone de relieve las actividades que generan ingresos en efectivo para las personas pobres del medio rural, en particular las mujeres. El FIDA promueve los servicios de apoyo técnico, la gestión participativa de las tierras de pastoreo, la adaptación al cambio climático y los servicios de financiación rural.
 
Sus proyectos han puesto en marcha varios sistemas de financiación dirigidos a ayudar a las personas pobres del medio rural a generar ingresos. Los nuevos emprendimientos, las pequeñas empresas y las cooperativas acceden a líneas de crédito gracias al apoyo que el FIDA brinda al Ministerio de Finanzas y mediante las instituciones financieras asociadas.  

A través de una línea de garantía para préstamos, se otorgan créditos para actividades rurales a empresarios pequeños y pobres y a los grupos respaldados por los proyectos. También se establecen fondos rotatorios para financiar la compra de equipos para grupos respaldados por los proyectos del FIDA.