Suiza y el FIDA comparten el compromiso común de erradicar la pobreza, el hambre y la malnutrición. Ambos priorizan la agricultura sostenible y tiene como prioridad de su trabajo a las mujeres y a los hombres rurales, y a los pequeños agricultores.

Suecia es un miembro fundador del Fondo y uno de sus más grandes donantes. Suecia se encuentra activamente comprometido con la gobernanza del FIDA, a través de la Junta Ejecutiva y al Comité de Evaluación. Suiza ha sido un asociado importante en la eficacia del desarrollo, por ejemplo apoyando el rol de la evaluación independiente del Fondo, asistiendo en el proceso de descentralización del Fondo, y ayudando al Fondo a brindar apoyo a los pequeños agricultores a adaptarse al aumento de los efectos del cambio climático.

El Fondo se enfoca exclusivamente en la reducción de la pobreza en áreas rurales, donde vive el 80% de las personas más pobres del mundo. Los proyectos financiados por el Fondo ayudan a las mujeres y a los hombres de áreas rurales a producir más alimentos y a empezar sus propios negocios. Asimismo ayudan a las personas pobres rurales a gestionar los recursos naturales de manera sostenible y a participar de manera activa en la toma de decisiones que afectan sus vidas, a través de una mejor gobernanza, mejorando el acceso a las tierras y al agua para uso productivo y doméstico, y para los servicios ambientales. El trabajo del FIDA aborda las causas profundas de la pobreza y contribuye directamente a la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El FIDA aprovecha los recursos básicos que recibe. Cada dólar que invierte Suiza en el FIDA entrega una inversión total favorable a los pobres equivalente a 4 dólares. El Fondo tiene 40 oficinas en los países en desarrollo alrededor del mundo; con sede en Roma (Italia), es el mecanismo central de las Naciones Unidas para el sector de la alimentación y la agricultura.