Las altas tasas de desempleo entre la juventud rural desestabilizan a la región de Cercano Oriente y África del Norte

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Las altas tasas de desempleo entre la juventud rural desestabilizan a la región de Cercano Oriente y África del Norte

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©IFAD/Susan Beccio

El 18 de junio de 2019, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) publicó su Informe sobre el desarrollo rural 2019 (RDR), un documento fundamental sobre la creación de oportunidades para los jóvenes del medio rural en el mundo en desarrollo.

En el informe se llegó a una conclusión intuitiva, pero que a menudo se pasa por alto: Cuando las oportunidades económicas en una zona son limitadas, los programas y las políticas destinados a apoyar a los jóvenes del medio rural serán por lo general ineficaces. En otras palabras, no basta con introducir políticas y programas para los jóvenes de las zonas rurales; estas políticas y programas deben ser viables en estructuras locales donde las oportunidades son limitadas y deben ser coherentes con una agenda para el desarrollo rural más amplia. Esta conclusión tiene especial pertinencia para los responsables de la formulación de políticas en la región del Cercano Oriente y África del Norte, una región que durante más de 30 años ha sufrido las tasas de desempleo juvenil más altas del mundo.

Durante décadas, los Gobiernos de la región del Cercano Oriente y África del Norte y la comunidad internacional de desarrollo han creado una multitud de políticas y programas para hacer frente al desafío del empleo juvenil (enlace disponible solo en inglés), pero no han conseguido mejorar de manera tangible las condiciones económicas de los jóvenes en general, y de la población joven del medio rural, especialmente las mujeres. Como señala el Informe sobre el desarrollo rural 2019, las políticas y los programas para los jóvenes solo funcionarán si se combinan con políticas que aborden adecuadamente las limitaciones que afectan de manera más general a la transformación económica rural y al desarrollo económico en los países y las comunidades donde viven los jóvenes.

Los países de la región del Cercano Oriente y África del Norte se enfrentan a rígidas limitaciones institucionales al desarrollo del sector privado y la creación de empleo. Durante las décadas de 1960 y 1970, la mayoría de estos países siguieron un modelo gubernamental de desarrollo que brindó empleos, beneficios y servicios públicos a los ciudadanos, lo que les permitió realizar avances notables en materia de desarrollo humano. Sin embargo, este modelo no era sostenible. A finales de la década de 1980, los países de la región comenzaron a liberalizar sus economías, pero el sector privado que fue surgiendo siguió estando excesivamente regulado y benefició principalmente a aquellos que mantenían estrechos vínculos con los regímenes gobernantes (enlace disponible solo en inglés). En combinación con el elevado crecimiento demográfico, esta liberalización parcial hizo que el sector privado creara menos empleos de los necesarios, lo que se tradujo en menos oportunidades económicas para los jóvenes de la región. Con el tiempo, el sistema se vio sometido a una gran presión, que dio lugar a revueltas y malestar social (enlace disponible solo en inglés) en toda la región durante el último decenio.

En los países del Cercano Oriente y África del Norte de los que se tienen datos, las tasas de desempleo juvenil son más altas en las zonas urbanas. En Marruecos, por ejemplo, el desempleo juvenil en las zonas urbanas es cuatro veces superior al de las zonas rurales (véase el gráfico 1). El Informe sobre el desarrollo rural 2019 explica este fenómeno en el contexto del proceso de transformación rural. Cuando las transformaciones estructurales de la economía no agrícola se estancan, bloquean la capacidad de los jóvenes para pasar de la agricultura —un sector en el que pueden incorporarse más fácilmente a la fuerza de trabajo— a otros sectores como el manufacturero y de servicios. El resultado son tasas de subempleo más altas en las zonas rurales y tasas de desempleo mayores en las zonas urbanas.


Fuentes: base de datos de la Organización Internacional del Trabajo (ILOSTAT), consultada el 30 de junio de 2018; base de datos del Alto Comisionado para la Planificación (HCP), consultada el 28 de agosto de 2018.

El deslucido proceso de transformación estructural ha frustrado el proceso de transformación rural y ha menguado los incentivos encaminados a aumentar la productividad agrícola. Como resultado, la región del Cercano Oriente y África del Norte no produce alimentos suficientes para el consumo nacional. La región de Asia Occidental y África septentrional se encuentra entre los mayores importadores netos de alimentos del mundo. Además, la región del Cercano Oriente y África del Norte es la más aquejada por el estrés hídrico (enlace disponible solo en inglés) del mundo, con tan solo 550 metros cúbicos per cápita de recursos hídricos internos renovables (una séptima parte de los recursos hídricos que posee la siguiente región más afectada, África Subsahariana). Estos factores han contribuido a la inseguridad alimentaria y la inestabilidad social (enlace disponible solo en inglés), así como a la frustración, la radicalización y el malestar social.

Para hacer frente al desempleo elevado crónico entre los jóvenes de la región, los Gobiernos deben abordar las causas que subyacen a la falta de oportunidades económicas en sus países. Lo ideal sería que trajese consigo una reestructuración fundamental del contrato social para establecer un equilibrio entre servicios sociales y políticas económicas verdaderamente liberales (en lugar de la versión distorsionada de capitalismo de compadreo que ha ido surgiendo en toda la región). Como mínimo, los responsables de la formulación de políticas deberían crear un espacio bien definido donde las industrias y actividades económicas propias de los sectores privados de las zonas urbanas y rurales puedan crecer y prosperar sin la carga de una reglamentación excesiva o la interferencia de quienes cuentan con un acceso privilegiado.

Dicho esto, el Informe sobre el desarrollo rural 2019 señala que los responsables de la formulación de políticas deben tener en cuenta las circunstancias especiales de los jóvenes del medio rural (enlace disponible solo en inglés). Aparte de los escasos aumentos en la productividad como resultado de los deficientes procesos de transformación estructural y rural, los jóvenes de las zonas rurales están expuestos a múltiples situaciones de exclusión polifacéticas, entre ellas un acceso limitado a recursos como la educación y la formación profesional que les permitan mejorar la productividad, y menos oportunidades para acceder física y virtualmente a los mercados, la información y las redes sociales. Estos dos factores limitan la capacidad de los jóvenes del medio rural para decidir sobre su futuro. En consecuencia, el Informe sobre el desarrollo rural 2019 concluye que las inversiones y las políticas para la transformación rural centradas en los jóvenes deben basarse en el aumento de la productividad, la conectividad y la capacidad de acción de los jóvenes de las zonas rurales.


Este artículo se publicó por primera vez en Brookings (enlace disponible solo en inglés).