En las zonas rurales de China, los invernaderos dan nueva vida al desierto

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En las zonas rurales de China, los invernaderos dan nueva vida al desierto

Tiempo estimado de lectura: 3 minutos
© Qi Guochang

El cultivo de alimentos supone todo un desafío en los hostiles paisajes desérticos del noroeste de China. Sin embargo, a orillas del lago Yueya, existe una aldea rebosante de frutas, hortalizas y setas. 

En la aldea del lago Yueya, una nueva cooperativa está cambiando la vida de las personas con la construcción de invernaderos que permiten que los lugareños cultiven y vendan productos frescos durante todo el año. 

Gracias a la transformación de los medios de vida, esta aldea rural y remota está floreciendo y, a medida que prospera, comienzan a regresar los lugareños que en el pasado emigraron a otras ciudades cercanas. 

Las organizaciones de productores impulsan la prosperidad 

Hasta hace poco, en la zona aledaña al lago Yueya la pobreza era algo generalizado, y la mayor parte de los jóvenes sentían que no tenían más opción que marcharse en busca de una vida mejor. 

Sin embargo, en 2020 se estableció la Cooperativa Agrónoma de Yueya con el apoyo del Programa Innovador de Reducción de la Pobreza Rural, cofinanciado por el FIDA y el gobierno regional. 

Desde entonces, en la aldea se han construido más de 20 invernaderos, que han impulsado notablemente la producción agrícola y han proporcionado empleo a la población local. Además, al alquilar los terrenos de la aldea donde se construyen los invernaderos, la cooperativa está generando más ingresos para los residentes y, de ese modo, está estimulando todavía más la economía local. 

La cooperativa también facilita que sus más de 70 miembros compartan sus experiencias, intercambien conocimientos y participen en cursos de capacitación periódicos, entre otros temas, sobre la construcción de invernaderos y la aplicación de nuevos métodos agrícolas como la hidroponía

Aumento de las oportunidades para las mujeres rurales  

Dado que los hombres de la aldea trabajan principalmente en las ciudades cercanas, la fuerza de trabajo de los invernaderos está compuesta principalmente por mujeres. Para la mayoría de ellas, se trata de su primer empleo remunerado y, como trabajan en sus propias tierras, pueden seguir haciéndose cargo de las tareas domésticas. 

"Puedo trabajar en mis propias tierras y, al mismo tiempo, cobrar un alquiler, además de mi salario, esto es, al menos 120 yuanes (unos 17 dólares) al día", cuenta Yan Yingfang, de 60 años.  

"Apenas tardo unos minutos en volver a casa, de modo que puedo encontrar un equilibrio entre el tiempo que destino a las labores agrícolas y el que dedico a cuidar de mis nietos". 

Yan Yingfang es trabajadora contractual en uno de los invernaderos que financia el FIDA en la aldea del lago Yueya. © Qi Guochang

 

La transformación de una comunidad 

La dirección de la Cooperativa Agrónoma de Yueya corre a cargo de Su Zhiyu, un agricultor de 58 años que lleva decadas viviendo y trabajando en la aldea y ha visto cómo su hogar ha tenido una drástica transformación.  

"En esta zona solía haber un enorme desierto", recuerda. "Había tanta pobreza, que apenas disponíamos de utensilios de cocina básicos". 

Desde que comenzó el proyecto, los ingresos anuales per cápita han aumentado en casi un 7 %, con lo que se ha superado el promedio rural regional. 

De hecho, al día de hoy, la aldea del lago Yueya desempeña un papel central en la revitalización rural de la región de Ningxia, pues atrae a migrantes de toda China y actúa como uno de los principales centros agrícolas y de mitigación de la pobreza. 

Su Zhiyu, director de la Cooperativa Agrónoma de Yueya, vive y trabaja en la aldea del lago Yueya desde hace más de 30 años. © Qi Guochang

 

Construyendo un futuro en el medio rural 

Para los hombres y mujeres de la aldea del lago Yueya, los invernaderos no solo son una base productiva, sino una inversión de futuro. A través de la capacitación que se imparte a los nuevos agricultores, esperan animar a más jóvenes a regresar a sus orígenes rurales. 

"Espero poder convencer a mi hijo para que vuelva a la aldea y ocupe mi puesto", cuenta Zhiyu. "Gracias a la diligencia de las personas, podemos sacar provecho de estas tierras que, de otro modo, estarían baldías".