Los jóvenes de las zonas rurales infunden nueva vida a Sri Lanka

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Los jóvenes de las zonas rurales infunden nueva vida a Sri Lanka 

Tiempo estimado de lectura: 3 minutos
©IFAD/Ruvin de Silva

En todo el mundo, los jóvenes llevan sus aspiraciones de éxito a las comunidades rurales. Conozca a dos jóvenes empresarios del medio rural de Sri Lanka que están cambiando las cosas. 

Hongos mágicos 

Nadeeshani se hizo cargo del negocio familiar y lo amplió. © IFAD/Ruvin de Silva 

De niña, a Nadeeshani le fascinaba la granja de hongos que sus padres tenían en una pequeña choza de barro. Soñaba con hacerse cargo de ella y así lo hizo tras terminar sus estudios. 

“Me convertí en empresaria porque no quería trabajar para otros”, explica Nadeeshani. Con la ayuda del Proyecto de Reactivación del Cultivo de Té y Caucho en Pequeñas Explotaciones, financiado por el FIDA, ha podido mantener la independencia que tanto valora. 

Este proyecto permite a los empresarios rurales acceder a capacitación y financiación. Por ejemplo, gracias a los préstamos del Banco de Desarrollo Regional, de propiedad estatal, Nadeeshani ha podido duplicar y a veces incluso triplicar su producción. Tras acceder a las cadenas de distribución, ha ampliado sus ventas de pequeñas tiendas minoristas a supermercados nacionales. 

También ha ampliado su gama de productos. Antes vendía cuatro tipos de hongos, mientras que ahora también prepara encurtidos, chips y koki (una galleta con sabor a hongos). Gracias al valor añadido de estas actividades, está obteniendo mayores ganancias y espera poder comprar equipos para producir koki en mayores cantidades. 

Como consecuencia de las lluvias más intensas causadas por el cambio climático, la producción de hongos ha aumentado, por lo que a veces Nadeeshani cosecha más de los que puede vender. Para evitar perder estos hongos, ha invertido en un secadero que le permite conservarlos. 

En opinión de Nadeeshani, la lección está clara. “Las mujeres jóvenes deberían participar más en el negocio de la agricultura”, afirma. “Siempre habrá personas como yo cerca para ayudarlas a salir adelante.” 

Sus padres y hermanas la ayudan a gestionar su negocio en crecimiento y, aunque toda su vida gira en torno a los hongos, siguen disfrutando de los deliciosos y variados platos que pueden prepararse con ellos. 

Ánimo de triunfar 

Gracias a un préstamo, Supun gana el triple de lo que ganaba antes. © IFAD/Ruvin de Silva 

A sus 25 años, Supun Gamlath vive con sus padres, sus hermanas y una de sus abuelas en la pequeña granja familiar, en el sur de Sri Lanka. Su familia se dedica a la agricultura desde hace mucho tiempo, pero este joven licenciado quería dar un giro a su carrera sin tener que abandonar su hogar rural. 

Supun encontró trabajo pintando coches, pero no fue hasta que solicitó un préstamo por medio del Proyecto de Reactivación del Cultivo de Té y Caucho en Pequeñas Explotaciones cuando se convirtió en el orgulloso propietario de su propio taller, donde pinta coches y motos, dejándolos como nuevos.  

Gracias a este préstamo, invirtió en equipos, como un compresor y una pulidora, que le permiten ofrecer servicios de calidad a sus clientes y ampliar su negocio. 

Pero son las cosas sencillas las que han hecho crecer el negocio de Supun. “A nadie le gusta que su coche se moje cuando llueve”, explica. “Ahora que tengo un techo más grande, ¡eso ya no pasa! Tengo más trabajo y gano más dinero.” 

Actualmente, Supun gana hasta el triple de lo que ganaba antes del proyecto, y tiene planes para más. Quiere invertir en equipos para realizar él mismo las pequeñas reparaciones de los vehículos, en lugar de subcontratarlas.  

También se dedica a capacitar a otros jóvenes en su taller y a gestionar el perfil de su empresa en Facebook, y pasa su tiempo libre nadando en las famosas playas de Sri Lanka. Y cuando sus padres lo necesitan, está siempre dispuesto a echarles una mano en la granja. 

Los jóvenes dinámicos como Nadeeshani y Supun son vitales para la prosperidad de las comunidades rurales, que pueden alimentar al mundo de forma sostenible y contribuir a que sus familias sean resilientes a las crisis.