Historias

Una cadena de valor agrícola bien engrasada permite a los pequeños agricultores sacar el máximo partido de sus productos. Por eso el FIDA trabaja con comunidades rurales de todo el mundo para fortalecer las cadenas de valor locales y superar los retos que surgen en el camino.

Las comunidades rurales necesitan energía para desarrollarse, pero en un mundo que se calienta rápidamente es crucial una transición ecológica. Las fuentes renovables, como la energía solar y el biogás, les permiten prosperar sin depender de combustibles fósiles y madereros contaminantes.

La pérdida de alimentos que se produce después de la cosecha y antes de la venta al por menor, también llamada pérdida poscosecha, es un problema fundamental en muchos países en desarrollo y que el FIDA se compromete a aminorar.

¿Qué comeremos en 2050? Con ocasión del Día Mundial de la Alimentación, reflexionamos sobre cómo será nuestra gastronomía en el futuro, y analizamos la forma en que los pequeños productores están revolucionando nuestra alimentación.

A lo largo de las comunidades costeras de Indonesia, muchos pescadores en pequeña escala luchan por ganarse la vida. Indonesia es el tercer productor mundial de pescado, pero muchas de esas comunidades han carecido históricamente de acceso a la tecnología y los recursos que necesitaban para preservar su captura hasta que llega a los mercados, que suelen estar lejos de sus calas costeras rurales.

Estamos viviendo tiempos difíciles. Debido a la COVID-19 y todas las consecuencias que ha tenido, nada es como antes, a menos que puedas hacerlo con un teléfono inteligente y una buena conexión a Internet. 

Saran Condé tiene 30 años y es una pequeña agricultora que vive en la aldea de Salya en la región de Faranah en Guinea. Sus competencias agrícolas han mejorado y su productividad ha aumentado desde que se incorporó a una huerta comunal respaldada por el FIDA.