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Pese a tener un título universitario, Hayet, al igual que un tercio de las jóvenes rurales de Túnez, no encuentra trabajo y carece de medios para obtener ingresos.

Amina Sana tenía muy pocos ingresos y no tenía suficiente para comer. Pero su vida se ha transformado tras recibir ganado y formación del Programa de Formación Profesional y Mejora de la Productividad Agrícola (FORMAPROD), apoyado por el FIDA.

No será posible hacer frente al cambio climático sin las mujeres rurales. Es hora de invertir en ellas. Es hora de dejar que lideren el camino.