El contexto

Camerún se ubica sobre el golfo de Guinea y limita con Nigeria al noroeste y Guinea Ecuatorial y Gabón al sur.

Con una población de 23,7 millones de personas, cuenta con importantes recursos naturales, entre otros, petróleo, gas, minerales y madera de construcción. Produce café, algodón, cacao y maíz.

Según el Banco Mundial, el crecimiento económico pasó de 3,2 % en 2010 a 15,7 % en 2015, si bien perdió dinamismo en 2016 tras la maduración de los yacimientos de petróleo y los efectos de una epidemia de gripe aviar que golpeó a la industria avícola en la región occidental.

La Comunidad Económica y Monetaria de África Central, de la cual Camerún es miembro, absorbe alrededor del 20 % de las exportaciones del país.

La agricultura, que emplea a la mitad de la fuerza laboral, es vital para la economía. Junto con las plantaciones agroindustriales y algunos establecimientos agropecuarios privados de gran tamaño, en Camerún hay unos dos millones de granjas familiares.

La pobreza, que según el Banco Mundial aumentó un 12 % entre 2007 y 2014 y terminó afectando a 8,1 millones de personas, es un fenómeno generalizado en las zonas rurales, con una incidencia cada vez mayor en las regiones septentrionales del país.

La falta de empleo, la falta de acceso al agua, la electricidad y las carreteras; la falta de centros educativos y de atención de la salud, y la corrupción y la mala gestión de los fondos públicos son factores que agravan la pobreza. Los jóvenes en las zonas rurales están entre los grupos más vulnerables.

Los minifundios familiares que predominan en el sector agropecuario en general recurren al trabajo manual y al personal ocasional y utilizan pocos insumos externos, o ninguno.

Dado el escaso desarrollo de la agricultura comercial, Camerún importa grandes cantidades de alimento. Con todo, el país tiene un gran potencial para satisfacer su demanda de alimentos y mejorar las condiciones de vida de la población rural.

La estrategia

En Camerún, los préstamos del FIDA buscan mejorar el bienestar de la población pobre de las zonas rurales.

Las actividades tienen por objeto mejorar los ingresos y la seguridad alimentaria y nutricional de dicha población, con especial hincapié en las mujeres y los jóvenes.

Entre las principales actividades, cabe señalar las siguientes:

• ayudar a las explotaciones agrícolas y a las pequeñas empresas rurales a usar sistemas más productivos y resilientes al cambio climático, y
• apoyar a los pequeños productores rurales y a los promotores de las empresas de agropastoreo que combinan la producción agrícola y la ganadera, y mejorar el acceso a servicios financieros y no financieros eficientes y a mercados rentables.